POBREZA-ARGENTINA: Angustias a la hora de comer

La carestía de los alimentos impacta en especial en la población pobre y abarrota los comedores populares en Argentina. La oferta es insuficiente, con centros que instauraron listas de espera y otros que deben cerrar los ojos a la necesidad para mejor administrar lo poco que tienen.

"Se me parte el alma porque sé que son chicos (niños) que no tienen para comer, pero no puedo recibir más gente", dice a IPS Estela Esquivel respecto de niños que se quedan sin entrar de noche al comedor llamado La Casita de la Virgen, en La Cava, un gran asentamiento irregular de la localidad de San Isidro ubicado entre barrios pudientes al norte próximo de Buenos Aires.

En ese centro no gubernamental cenan cada día 160 niños y niñas con sus madres en tandas de 35 porque el espacio es pequeño. "Hace dos años teníamos el doble de gente y no es que ahora haya menos necesidad, es que recibimos muchos menos alimentos", remarcó. "Casi nadie dona ya y lo que el municipio nos da para un mes se consume en 15 días", justificó.

El desequilibrio entre la demanda y la oferta de alimentos en comedores populares, con matices, se multiplica en los distintos locales y muestra el impacto de la carestía de los productos básicos entre los más pobres, tengan o no empleo. "Algunos trabajan, pero vienen al comedor porque no les alcanza", sigue Esquivel.

En la provincia de Buenos Aires, la más populosa del país, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, admitió que los precios en alza de los alimentos obligaron a aumentar el presupuesto para comedores. "Desde marzo está creciendo la demanda alimentaria", admitió el funcionario en entrevista otorgada a un matutino local.
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Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) indican que la pobreza en Argentina bajó de afectar a 54 por ciento de la población en 2002, el récord histórico que llegó tras el colapso político derivado de la crisis socio-económica de fines de la década del 90, hasta ubicarse en 20,6 por ciento de los 38 millones de habitantes en marzo pasado.

Sin embargo, consultores privados descreen de las cifras del organismo de medición estatal.

Preguntado por IPS, el sociólogo Ernesto Kritz, de Sel Consultores, señaló que la pobreza volvió a crecer a partir de 2007, y en el primer semestre de este año alcanzó ya a 31,6 por ciento de la población. El Indec está intervenido desde hace 20 meses y sus datos están bajo sospecha de manipulación.

También están cuestionados los números oficiales de la inflación. Según el Indec, este indicador fue en el último año de 9,1 por ciento y de tres por ciento el alza de los alimentos. En cambio, estudios privados afirman que los precios subieron, en promedio, entre 25 y 30 por ciento en el último año.

En algunos alimentos de consumo masivo, como la harina o el aceite, el alza fue aún superior al promedio. Esos valores dificultan el acceso a los productos, pero no por problemas de oferta. Argentina produce alimentos diversos como carnes, cereales, aceites y frutas como para una población 10 veces mayor a la que tiene.

Un informe emitido en agosto por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indicó que el alza de los precios de los alimentos, un fenómeno mundial, amenaza los avances económicos y sociales logrados en América Latina en los últimos años, como el crecimiento económico, el ordenamiento de las cuentas fiscales y la merma del desempleo y la pobreza.

"Un empeoramiento de una ya muy desigual distribución del ingreso es el principal impacto esperable del alza de precios de los alimentos, lo cual pone en riesgo avances de varios países de la región en los Objetivos de Desarrollo para el Milenio", reza el estudio de la FAO titulado "Aumento en los precios de los alimentos en América latina y el Caribe".

En toda la región, el promedio de precios de los alimentos se duplicó en el último año finalizado en julio, según la FAO. "Mientras en 2007, la inflación regional fue de 6,3 por ciento promedio, a julio de este año ya había alcanzado 8,7 por ciento y en varios países está en dos dígitos", advierte el informe.

Para la Comisión Económica para América latina y el Caribe, que este mes emitió su habitual estudio económico de tendencias, 15 por ciento de alza en el precio de los alimentos, que es lo que se viene registrando, derivará en 2,8 por ciento de aumento de la indigencia regional, o sea unas 15 millones de personas. "Nosotros tenemos un número fijo de 350 comensales cada día entre bebés, niños, niñas, adolescentes y adultos y les damos desayuno y almuerzo", contó a IPS María Rosa Rodríguez, del comedor "Casa del Niño", de la Fundación Padre Farinello, en la localidad de Quilmas, al sur de la ciudad de Buenos Aires.

"El número de gente fluctúa un poco, pero por suerte tenemos muchas donaciones. El padre (Luis) Farinello es muy conocido y recibimos además becas (asistencia financiera) del gobierno de la provincia de Buenos Aires", indicó. No obstante, la ayuda no sirve para mejorar la situación de las familias más pobres, dice.

"Hace muchos años que trabajo acá y lo que veo es que la gente que está en situación de riesgo no logra cambiar su vida", lamentó.

"Hay muchas mujeres y hombres casi sin fuerzas para buscar un empleo y si lo consiguen es tan poco lo que les pagan que no alcanzan a mejorar su situación", remarcó la activista del centro liderado por el sacerdote católico Farinello, de vasta trayectoria en atención social en asentamientos irregulares y con personas indigentes.

Rodríguez asegura que en el comedor hay raciones para todos los que se acercan a almorzar, pero no saben qué pasa de noche, cuando las familias deben conseguir su sustento. "Quizás no cenan. Yo noto que los chicos (niños) toman el desayuno con más ganan que nunca. Muchos piden dos tazas de leche y más pan", dijo.

La mujer, que se encarga de la coordinación pedagógica de la guardería, expresó su preocupación por otro síntoma de necesidades en aumento. El ‘cirujeo’ (recolección informal de residuos), que antes empezaba a los 12 años, ahora arranca antes. "Los chicos empiezan a salir con su carro a los 10 y ya no vuelven a la escuela", afirmó.

En otros lados, los encargados de brindar asistencia alimenticia a los más pobres acusan el aumento de la demanda. La Asociación de Comedores Comunitarios de Corrientes, una de las provincias más pobres del país, alertó este mes que la concurrencia aumentó 30 por ciento desde abril y exigió más raciones.

En algunos casos, luego de incrementar hasta el límite el número de comensales, los comedores resuelven abrir listas de espera para no tener que achicar las raciones.

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