Los intereses petroleros de Angola, Brasil y Portugal podrán obviar el incómodo tema de los derechos humanos y así dentro de dos años aceptar a la ex colonia española de Guinea Ecuatorial como el noveno miembro de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP).
Por ahora Guinea Ecuatorial, gobernada con mano de hierro por Teodoro Obiang Nguema, cuenta con estatuto de observador en la comunidad, cuyos miembros plenos son Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental.
En la cumbre de jefes de Estado y de gobiernos de la CPLP, en 2006, Obiang Nguema logró minimizar las acusaciones de organizaciones internacionales independientes sobre las sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
El dictador de este país de África occidental de 28.000 kilómetros cuadrados y poco más de un millón de habitantes, en el poder desde 1979, logró ser aceptado hace dos años como observador.
En la última cumbre de la CPLP, celebrada en julio en Lisboa, Obiang Nguema pidió la condición de miembro efectivo a partir de 2010, para lo cual prometió introducir el portugués como lengua oficial en su país, ya que es tan difundido como el español y el francés y esgrimió el argumento de que durante tres siglos su país fue colonia de Portugal.
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En efecto, el navegante luso Fernão do Pó, fue el primero en llegar a esos parajes en 1471 y en 1493, el rey Don João II de Portugal juntó a sus varios títulos reales el de "Señor de Guinea".
En 1778, Guinea Ecuatorial pasó a manos de España, que, a cambio, reconoció la soberanía de Lisboa sobre Colônia do Santissimo Sacramento, la disputada ciudad fundada por los portugueses en 1680 frente a Buenos Aires, Río de la Plata de por medio. Hoy Colonia del Sacramento es una de las más importantes urbes de Uruguay.
Sin embargo, no son los argumentos históricos y lingüísticos los que convencieron a los líderes de la CPLP, sino la apuesta de sus tres miembros fuertes, Angola, Brasil y Portugal en la participación en los vastos negocios del petróleo de Guinea Ecuatorial.
Según cálculos de las grandes compañía petroleras, tan solo en el estuario del río Muni podrían existir reservas de 450 millones de barriles.
La fiebre del llamado oro negro comenzó a inicios de la década del 90, cuando se descubrieron ricos yacimientos petrolíferos. A partir de entonces, Guinea Ecuatorial comenzó una discreta marcha hacia la exploración de los pozos, hasta situarse hoy como tercer productor del África subsahariana después de Nigeria y Angola.
La firma transnacional British Petroleum (BP) reveló en su informe de 2007 que la producción diaria de Guinea Ecuatorial se estima en 363.000 barriles, cinco veces más que hace 10 años.
El mismo documento indica que en la actualidad, sus reservas probadas de petróleo no superan 0,1 por ciento del total mundial, pero sólo debido a la falta de estudios geológicos, porque si estos revelan lo que se presume podrá llegar a 10 por ciento del total del planeta, debido a su extenso y rico yacimiento "off-shore" (submarino) en el golfo de Guinea.
Ante estas expectativas, portugueses, brasileños y angoleños se encuentran en plena actividad para tratar de conseguir la tajada más generosa posible.
Con la valiosa ayuda de Libia, autorizada por el líder Muammar Gaddafi, aliado histórico de Obiang Nguema, a inicios de este año una delegación portuguesa visitó Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. Angola celebró los primeros convenios hace cinco años y Brasil comienza a explotar un bloque promisorio en off-shore.
Los acuerdos con Angola, firmados en 2003, incluyen convenios de cooperación bilateral en los dominios de petróleo, electricidad y transportes, que permitió fundar Sonagesa, una compañía mixta de aviación que en Guinea Ecuatorial es administrada por la familia Obiang Nguema.
La firma petrolera estatal brasileña Petrobras consiguió 50 por ciento de participación en el Bloque L, en la desembocadura del río Muni, con la perspectiva de un localizar reservas de cerca de 450.000 barriles de petróleo.
A su vez, Portugal pretende no quedar rezagado en la carrera. Pero como país europeo y ex colonizador en África, prefiere alcanzar su meta a través de sus acuerdos preferenciales con Angola y con Libia.
Galp-Energía, la compañía petrolífera nacional lusa, cuenta entre sus principales accionistas con su equivalente de la ex colonia africana, la Sociedad Nacional de Petróleos de Angola (Sonangol), de fuerte implantación en Guinea Ecuatorial.
Al unísono, Galp pretende aplicar en todos sus términos su acuerdo de sociedad con LAP (Libya Africa Investment Portfolio) para explorar y producir petróleo y gas natural en el país árabe del norte de África, que también incluye a países vecinos, entre estos, Guinea Ecuatorial.
Para empezar a concretar acciones prácticas, el presidente da Galp Energia, Manuel Ferreira de Oliveira, viajó a Malabo en febrero, con el fin de identificar oportunidades de negocios, incluyendo la distribución de combustibles.
Sin embargo, en la carrera por la conquista del petróleo, los tres países no están solos ni menos aun la encabezan. Estados Unidos marca la mayor presencia extranjera, con 7.000 millones de dólares en nuevas inversiones tan solo en este año, motivado por intereses petrolíferos.
"El ambiente, es el más propicio para los negocios: apertura económica, crecimiento de 15,8 por ciento entre 2002 y 2006, pero manteniendo un régimen totalitario que garantiza la mano de obra disciplinada que suelen reclamar las trasnacionales", comentó a IPS el analista de asuntos internacionales Augusto Videla.
Mientras la economía crece a ritmo acelerado debido a las ventas de petróleo y de gas natural, que representan 90 por ciento del total de las exportaciones, "ese país es víctima de una inmensa corrupción, encabezada por Obiang Nguema y su familia, en la que firmas y bancos extranjeros están también comprometidos, mientras la inmensa mayoría de la población vive con menos de un dólar por día", añadió.
Consultado sobre los motivos para aceptar como observador y presumiblemente como miembro de la CPLP a partir de 2010 a una férrea dictadura, el secretario ejecutivo saliente de la organización, Luís Fonseca, dijo a IPS que la comunidad, "formada por ocho países democráticos, va a ejercer una influencia para mejorar la situación".
En cambio, Videla mantiene su escepticismo, "porque con Obiang Nguema en el poder, nada cambiará en Guinea Ecuatorial, que él considera su feudo personal, convertido en uno de los países más cerrados del mundo, que más violan los derechos humanos, donde la oposición no es consentida y la libertad de prensa una quimera" .