LITERATURA-AMÉRICA LATINA: ¡Alto! poetas leyendo

«Ya dije/ no sé quién inventa el olor de las casas,/ no sé./ Más aún si lo que te gusta es mirar desde arriba/ la vista ruinosa de los tejados/ y la pared deslucida/ y los muros/ y las sucias puertas de las casas viejas de aquí./ Más aún,/ si ya no recuerdas que/ no es el olor/ sino la bondad de las cosas/ al exhibir su derrota».

El texto es "Lección única sobre cosas viejas" y pertenece a la joven escritora colombiana Andrea Cote Botero, una de las invitadas al Festival Latinoamericano de Poesía "Salida al mar", que inauguró su quinta edición el miércoles en Buenos Aires y finalizará este domingo en Rosario, en la oriental provincia de Santa Fe.

"El objetivo del encuentro es recomponer el valor público de la poesía, conocer lo que se está escribiendo en América latina y escuchar nuevos proyectos de difusión", sintetizó para IPS Cristian De Nápoli, uno de los organizadores del festival que se realiza sin auspicios, sólo con los poetas, que no es poco.

A partir de esas ideas, se buscaron sitios amplios, como para albergar a 200 o 300 personas y en el centro y algunos barrios de la capital argentina, donde los autores leen sus poesías sin otros comentarios.

"Aparte de la lectura hay charlas, debates, pero básicamente queremos escuchar qué se está haciendo", definió De Nápoli, también poeta.

Para cumplir con el rito del encuentro, que comenzó en 2004 y se repitió desde entonces casi milagrosamente cada año, llegaron a Buenos Aires poetas de Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y Paraguay, que se sumarán a más de una veintena de argentinos, tanto de la capital como del resto del país.

Además de Cote Botero, son de la partida la paraguaya Montserrat Álvarez, los chilenos Ernesto González Barnert, Pablo Paredes, Malú Urriola y Begoña Ugalde, los brasileños Carlito Azevedo y Marília García, el uruguayo Roberto Appratto, y los argentinos Barbara Belloc, Darío Cantón, Alicia Genovese y Tamara Kamenszain.

También participarán de Argentina Washington Cucurto, Florencia Castellano, Manuel Alemián, Verónica Viola, Mariano Blatt, Carolina Esses y Geraldo Jorge, Fernando Noy y Sol Prieto. En el tramo de Rosario se acoplarán otros autores, como la consagrada poeta argentina Juana Bignozzi y el francés Alain Le Saux.

"Nos interesa mucho también escuchar a quienes tienen propuestas de difusión, por ejemplo pequeñas editoriales, blogs, revistas, portales de Internet. Esto es importantísimo para nosotros, porque otros espacios no hay", remarcó. Las revistas de poesía son pocas y la mayoría ahora se editan en versiones electrónicas, comentó.

Para la organización del festival, los autores no cuentan con subsidios. "Somos independientes y autónomos", explicó De Nápoli. Los invitados llegan porque muchos trabajan en universidades que les pueden financiar el viaje. Los demás gastos, pocos, se cubren con las "ferias de publicaciones".

Junto a cada salón de lectura se instaló una feria en la que se comercializan libros de los poetas que participan del festival y de otros. "Con lo que se vende, se financia buena parte. Si se vende más, el festival sigue otro año. Queremos hacer uno en Mar del Plata", sueña De Nápoli, aludiendo a la principal ciudad turística del país ubicada al sur de Buenos Aires.

Sería un buen punto de llegada para un festival que buscaba un nombre ("Salida al Mar") y se topó con una identidad, según ellos cuentan. Por la falta de apoyos, algunos poetas no vienen y otros llegarán pero a destiempo. No importa, pues habrá una edición para rezagados: "Salida al bar", la nombra De Nápoli.

Los organizadores creen que en la edición de este año, que le hayan entregado el premio Cervantes al poeta argentino Juan Gelman y la exhortación a leer poesía hecha por el escritor Ricardo Piglia en la apertura de la última Feria del Libro de Buenos Aires, podrían ser una buena promoción para este género relegado.

Pero saben que no alcanza con seguir las huellas de escritores laureados ni con apelaciones a la voluntad de leer esto y no aquello. Por eso, quieren presentar en voz alta sus composiciones y pretenden también escuchar lo que expresan otros.

"Escribimos para no hablar. Más de lo mismo, para cambiar el ritmo, volcar el ritmo. Escribimos para olvidar", dice Cote Botero en "Poética". "Escribir es nuestra manera de insistir. Lo hacemos para no hablar más de lo mismo, para restituir. Escribir es nuestra manera de creer".

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