ELECCIONES-CAMBOYA: Cuidado con los sueños, que pueden cumplirse

El Partido Popular Camboyano (PPC) logró una contundente victoria electoral el domingo, pero aún está por verse si tiene el poder necesario para cumplir con su programa.

Un partidario de Sam Rainy en las elecciones del domingo Crédito: Andrew Nette/IPS El PPC "tiene ahora libertad de conducir sus asuntos como mejor le plazca", pero "la cuestión es qué hará" con ella, dijo a IPS un analista camboyano que pidió reserva de su identidad.

Instalado por los vietnamitas que invadieron Camboya para poner fin al sangriento régimen del Jemer Rojo (1975-1979) en la entonces denominada República Democrática de Kampuchea, el PPC se mantuvo en el poder durante los años 80 hasta la disolución de la Unión Soviética.

La coyuntura económica lo obligó a aceptar un acuerdo internacional que pacificara el país y a realizar elecciones multipartidarias, supervisadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1993.

El PPC perdió entonces los comicios con el monárquico partido Funcinpec, liderado por el príncipe Norodom Ranariddh, uno de los hijos de ex rey Sihanouk, pero negoció con éxito un acuerdo que lo integró a la coalición gobernante hasta estas elecciones.
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Sihanouk había sido designado por los franceses rey de Camboya en 1941, cuando era un joven príncipe de 18 años, pero abdicó en 1955 en favor de su padre para participar en la vida política.

Al proclamarse una nueva Constitución en 1993, que creó una monarquía parlamentaria, el ex rey volvió al trono. Pero en 2004, a los 81 años, abdicó nuevamente en favor de su hijo Sihamani.

"Antes, los dirigentes del PPC podían acusar a otros de los problemas. Ahora no tendrán a nadie a quien culpar más que a sí mismos", dijo el analista camboyano.

Opositores denunciaron irregularidades durante el acto electoral, en especial en Phnom Penh, alegando que muchos no pudieron votar por problemas con los padrones.

Sin embargo, 75 por ciento de los ocho millones de camboyanos habilitados para sufragar concurrieron a las urnas el domingo.

Cuando aún resta conocer el escrutinio oficial definitivo, se sabe que el PPC obtuvo una mayoría suficiente para gobernar solo, como ya lo hizo saber el primer ministro Hun Sen, en el cargo desde hace 25 años.

Esa posibilidad existe a raíz de una reforma constitucional según la cual puede formarse gobierno con mayoría simple de los votos en el parlamento, cuando en el pasado se requerían dos tercios.

El liberal Partido Sam Rainsy, así llamado por el nombre de su líder, creció un poco, pero la cantidad de escaños de la oposición en la Asamblea Nacional de 123 miembros puede llegar a disminuir respecto de los comicios de 2003.

Casi todos los analistas locales e internacionales esperaban un gran triunfo del PPC.

El aparato nacional del partido, que mantiene la misma estructura de los años 80, los bolsillos llenos y un control sobre los medios de comunicación electrónicos, permitió que el resultado electoral nunca estuviera en duda.

Además, la oposición y algunas organizaciones de derechos humanos acusaron al PPC de orquestar una campaña de intimidación, mediante la compra de votos y trucos sucios, en los días previos a los comicios del domingo.

Este país sigue acuciado de problemas, pero muchos camboyanos creen que va en la dirección correcta tras décadas de inestabilidad.

La guerra civil ya quedó en el recuerdo y la economía crece con rapidez.

En los meses previos a los comicios, el PPC se adjudicó el acelerado crecimiento económico, en tanto atribuyó la disparada de los precios de combustibles y alimentos a la coyuntura internacional, fuera de su control.

La comunidad empresarial, tanto nacional como inversores extranjeros, estuvieron a favor de la continuidad del PPC en el gobierno.

La debilidad y las divisiones de la oposición favorecieron al PPC.

Una encuesta del Comité de Elecciones Libres y Justas en Camboya estimó que la oposición obtendría poco menos de 40 por ciento de los sufragios, pero esa cantidad debió repartirse entre 10 partidos.

El monárquico Funcinpec, creado a principios de los 80 como parte de la resistencia contra los vietnamitas y que luego se alió al PPC para las primeras elecciones de 1993, quedó diezmado.

"La oposición tendrá que formular una nueva estrategia que incluya más personas jóvenes y que no se concentre en ataques políticos", sostuvo el analista. "También tendrá que pensar seriamente en forjar alianzas si no quiere quedar más marginada".

El PPC tiene fracciones internas, pero sus divisiones no salieron a la luz pública gracias a una rigurosa disciplina partidaria.

Algunos analistas señalan que las diferencias podrían emerger dado el incuestionable poder del PPC, pero otros arguyen que su larga historia le aporta madurez para manejar la situación y compartir el poder.

"Sólo puedo decir que el PPC tienen una inmensa tarea por delante. Si se mantiene unido, o no, dependerá de la capacidad de Hun Sen para mantener el control sobre su partido", señaló Benny Widyono, ex representante del secretario general de la ONU en Camboya durante el proceso de paz de principios de los años 90.

Hijo de campesinos, Hun Sen, de 57 años, es objeto de burla en la prensa occidental por su discurso combativo y sus antecedentes como ex miembro del Jemer Rojo, antes de escapar a Vietnam para unirse a la resistencia contra Pol Pot (1925-1998).

Hun Sen llegó al poder en 1985 al frente del régimen respaldado por los vietnamitas.

"Siempre está tres o cuatro pasos delante de la oposición porque es inteligente, trabaja hasta las dos de la mañana y sabe elegir a sus colaboradores", remarcó Widyono.

También desempeñó un papel decisivo en la conducción del PPC hacia una economía de mercado a fines de los años 80 y desde entonces, se alió, eliminó y burló a todos sus rivales.

"Una persona que se sienta en la cabeza de un tigre no puede caerse", señaló la experta en asuntos políticos camboyanos Chea Vannath. "Tienes que quedarte ahí. Es igual para el PPC, sienten que deben permanecer en el poder para estabilizar la situación".

Los asuntos clave que surgen del resultado de las elecciones es cuánto poder tiene realmente Hun Sen y si podrá hacer frente a los intereses creados que obstaculizan una reforma.

Además de tener que negociar un acuerdo ante la controversia suscitada con Tailandia por la soberanía sobre el templo de Preah Vihear, el país debe hacer frente a los desafíos económicos.

Camboya logró atraer miles de millones de dólares en inversiones extranjeras, pero su frágil marco legal y regulatorio, la corrupción endémica y la debilidad del sistema jurídico son barreras significativas para un crecimiento de largo plazo.

"El PPC es bueno en muchas cosas, pero su debilidad clave es que no es bueno en economía", señaló Vannath.

Camboya vive un auge de recursos, con exploraciones en curso en sus aguas jurisdiccionales para determinar la cantidad de reservas petroleras existentes, las que se estima son significativas.

"A menos que el PPC fortalezca su liderazgo sobre la economía, los problemas que padecemos aumentarán", señaló Vannath.

Otro desafío es alcanzar el crecimiento económico al tiempo que se garantiza una mejor distribución de la riqueza.

"Tenemos dos opciones", señaló el analista camboyano. "Podemos seguir así, construyendo un país para el cinco o 10 por ciento de los ricos o apuntar a un crecimiento más equitativo donde éstos se sigan enriqueciendo, pero a un ritmo más lento", indicó.

Hay preocupación por que la gran victoria del PPC resulte en una disminución del ya reducido espacio político para la oposición y las organizaciones de derechos humanos.

"Una oposición débil significa problemas más graves para el país y eso puede significar una disminución del espacio para las organizaciones de derechos humanos", indicó Kek Galabru, director de la organización Licadho.

Algunos analistas se preguntan si el regreso a una dinámica de partido único, similar a la de los años 80, sería posible. Pero la realidad es que Camboya cambió tanto en los últimos dos decenios, que una medida de ese tipo, aún si el gobierno se lo propusiera, sería imposible de alcanzar.

Camboya tiene una pequeña clase media que crece y una abrumadora población joven que está abierta al mundo y que, a medida que el país se desarrolla, comenzará a reclamar la salvaguarda de sus intereses.

"¿Un regreso a la situación política de 1979? Definitivamente no", señaló Widyono.

"Ese año, Camboya estuvo totalmente aislada, ahora hay periodistas, empresarios extranjeros y trabajadores humanitarios aquí. El país se abrió totalmente y ya no puede volver atrás", afirmó.

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