Cuando falta un mes para la ceremonia inaugural de los 29 Juegos Olímpicos en China, sigue en duda si el gobierno de ese país respetará los derechos humanos básicos y la libertad de prensa durante el acontecimiento deportivo.
Para asegurarse de ser el anfitrión de estos Juegos, Beijing se comprometió a realizar reformas importantes, como permitir que relatores internacionales tengan acceso sin restricciones a todo el país.
En julio de 2001, en su presentación final para ganar la apuesta por los Juegos Olímpicos en la votación de Moscú, el alcalde de Beijing y presidente del Comité, Liu Qi, aseguró que la competencia en Beijing beneficiaría "al mayor desarrollo de nuestra causa por los derechos humanos".
IPS dialogó con Minky Worden, editora de "China's Great Leap: The Beijing Games and Olympian Human Rights Challenges" ("El gran salto de China: los Juegos de Beijing y los desafíos olímpicos de los derechos humanos", Seven Stories Press) y directora de medios de Human Rights Watch (HRW), organización con sede en Nueva York.
En la entrevista, Worden señaló que aunque la mayor parte del mundo piensa en los Juegos Olímpicos en el contexto del deporte, dentro de China cumplen un rol principalmente político para el gobierno: impulsar su legitimidad en el plano nacional e internacional.
[related_articles]
El título de su libro alude al potencial progreso de China, pero también es un recordatorio de la política del "gran salto adelante", implementada por Mao Zedong a fines de los años 50 y principios de los 60.
"El año 2008 también señala el 30 aniversario de las reformas y la política de apertura de Deng Xiaoping, que transformó al país dando libertades económicas, pero no permitiendo la libertad política o, básicamente, los derechos humanos", dijo Worden a IPS.
"Así que podría decirse que el próximo salto adelante para China tiene que ser en el área de la libertad de prensa, el régimen de derecho y los derechos humanos básicos", agregó.
IPS: — En este contexto, ¿los líderes mundiales deberían boicotear la ceremonia inaugural?
Minky Worden: — HRW no respalda un boicot de los Juegos, que son muy importantes para el pueblo chino, pero hemos pedido a líderes extranjeros que condicionen su asistencia a la muy política ceremonia de apertura a una mejora específica en los derechos humanos. El gobierno chino invitó a más de 100 jefes de Estado, y Beijing está ansiosa por obtener un sello de aprobación de los líderes mundiales, entre ellos el presidente (de Estados Unidos, George W.) Bush, quien ha dicho que asistirá a los Juegos como "fanático de los deportes".
— ¿Cómo es posible que el presidente de Estados Unidos asista a título personal?
— Esto plantea un problema fundamental, porque Bush es el líder elegido de un país que alega centrar su política exterior en los derechos humanos. Aunque el gobierno chino no cumplió la mayor parte de sus compromisos de mejorar los derechos humanos, e incluso las condiciones se deterioraron en China como resultado directo de los Juegos Olímpicos. Como mínimo, Bush tiene la obligación de buscar la liberación de prisión de valientes defensores de los derechos humanos como Hu Jia.
— Los funcionarios del gobierno chino se han comprometido a acometer un plan de reformas en diferentes áreas. ¿Hasta qué punto han mantenido sus promesas?
— Hubo algunos esfuerzos en el área de la libertad de los medios. En 2001, Wang Wei, quien era el vicepresidente del Comité de Beijing, dijo: "Daremos a los medios la completa libertad de informar cuando vengan a China".
El gobierno chino siguió parcialmente este compromiso y levantó algunas restricciones a la actividad de los periodistas extranjeros. Pero esta flexibilización no alcanzó a los periodistas chinos, creando un sistema discriminatorio en dos niveles donde los periodistas occidentales tienen mucha más libertad que los chinos.
El otro problema es que las regulaciones simplemente no fueron implementadas. Los periodistas todavía son acosados o detenidos, y los ciudadanos chinos comunes que son entrevistados enfrentan riesgos.
Además, seis semanas antes de comenzar los Juegos, muchos periodistas nos informaron que sus visas no estaban y que no habían obtenido sus conexiones satelitales y otros elementos esenciales para la cobertura.
— ¿Se trata de un asunto de mala administración o de una decisión organizada y consciente?
— Es un asunto de que Beijing no está tomando las decisiones correctas, así que se podría decir que es una forma de parálisis política. Ése es un gran problema, porque se estima que 25.000 periodistas van a ir a China a cubrir los Juegos. Muchos son periodistas deportivos que han cubierto seis, ocho y hasta 10 acontecimientos olímpicos, y saben cómo funciona el sistema y saben que no funciona en China. Los periodistas deportivos en particular saben que alrededor de un mes antes de los Juegos se espera que hayan obtenido todos sus permisos y hayan hecho todos los arreglos necesarios. Estos periodistas serán muy duros con el gobierno chino cuando no obtengan lo que les prometieron.
— ¿Cuántas violaciones contra los derechos humanos de periodistas han ocurrido en el periodo previo a los Juegos Olímpicos?
— El Club del Corresponsal Extranjero en China publicó una "encuesta de condiciones laborales" en enero. Según ese estudio, ellos creen que sólo en 2007 se produjeron cerca de 200 incidentes de violencia física, acoso y detenciones, y eso fue luego de implementarse las nuevas leyes sobre actividades periodísticas.
— ¿Existe la posibilidad de que durante los Juegos aumente la cantidad de disturbios y protestas contra el gobierno chino?
— Los Juegos se están convirtiendo en una importante prueba pública de cuán capaz es el gobierno chino de seguir sus propios compromisos voluntarios. Un área clave para observar son las protestas. Los Juegos Olímpicos son el último acontecimiento predecible, y muchos grupos e individuos planean protestar desde 2001. La pregunta es cómo manejará las protestas el gobierno chino. ¿Permitirá una mayor libertad para las protestas absolutamente inevitables y permitirá a los periodistas cubrirlas, o tomará medidas enérgicas contra los manifestantes y desenchufará las cámaras? Ésa es la gran pregunta abierta. Un mes antes de los Juegos, no conocemos la respuesta.
— Tanto el gobierno de México como el de Corea del Sur arremetió contra los críticos durante los Juegos Olímpicos de 1964 en México y los de 1988 en Seúl. ¿Hay preocupación en cuanto a que la historia se repita en China?
— Sí. Hay decenas de miles de protestas documentadas en China cada año, según cifras del propio gobierno chino. Muchos manifestantes tienen la mira puesta en corruptos funcionarios partidarios locales que actúan por encima de la ley. Otras protestas tienen que ver con desastres ambientales o catástrofes que afectan a aldeas enteras, o con temas como los desalojos forzados.
Aunque hubo algunas mejoras en el sistema legal de China, los abogados que tomaron estos casos a menudo fueron sometidos a golpizas, y sobre muchos de esos casos ni siquiera se oyó hablar. Cuando se cierran las avenidas legales el resultado son las protestas.
— ¿Podrían los Juegos Olímpicos tener un impacto positivo sobre el cambio político en China que sea similar al de Corea del Sur en 1988?
— China está en un nivel de desarrollo político que es diferente al de Corea del Sur, pero hay razones para esperar que la presión internacional para que Beijing cumpla sus compromisos en materia de derechos humanos —si es que hay alguno— combinado con las presiones internas preexistentes para realizar una reforma, podrían resultar en que haya más espacio para que la sociedad civil opere y para que se produzcan mejoras verdaderamente perdurables a propósito de los derechos humanos en China.