La ruta migratoria abierta desde Cuba hacia Estados Unidos a través de territorio mexicano, por la cual han llegado a transitar entre 10.000 y 15.000 personas al año, podría empezar a cerrarse este año con la firma de un acuerdo.
Una reunión del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Migratorios y Consulares Cuba-México finalizó en La Habana con el anuncio de una nueva ronda en agosto y de avances hacia un acuerdo que podría firmarse durante la visita del canciller cubano Felipe Pérez Roque a México, en septiembre próximo.
"Vamos a encontrar un campo común", aseguró a la prensa Gerónimo Gutiérrez, subsecretario para América Latina y el Caribe de la cancillería mexicana, al término el jueves de la segunda parte de la cuarta reunión del grupo de trabajo bilateral sobre asuntos migratorios y consulares.
Uno de los temas más polémicos, el de la repatriación de personas indocumentadas procedentes de Cuba, se trató "a plenitud". "Hemos discutido todas sus aristas y hemos encontrado receptividad en esa materia a los planteamientos de México", añadió Gutiérrez tras destacar el "optimismo" de la delegación de su país.
"Estamos precisando las condiciones bajo las cuales estas devoluciones podrían llevarse a cabo", precisó el funcionario visitante.
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Por cada cubano que arriba a Estados Unidos por mar, llegan otros tres a través de México, según informes del consulado estadounidense en La Habana. La ruta, que según diversas fuentes es usada por 10.000 o 15.000 personas anualmente, se ha convertido en la más "popular" vía de acceso cubana al llamado "sueño norteamericano".
Estudios especializados cubanos aseguran que en los últimos años se ha registrado una diversificación del patrón emigratorio de la isla, con un aumento de los países escogidos como destino y de la salida temporal, pero, así y todo, Miami se mantiene como el destino ideal.
Fuentes de la Oficina Nacional de Estadísticas indican que la población cubana descendió en 32.811 personas el pasado año debido a la emigración.
Con saldos migratorios negativos desde 1930, la tendencia sólo cambió a positivo en 1959 con el regreso a la isla de la masa exiliada durante la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958).
Después del triunfo de la Revolución, en enero de 1959, la politización de la emigración cubana marcó este proceso como definitivo durante décadas. Hasta comienzos de los años 90, cuando Cuba aprobó la salida temporal, toda persona que optaba emigrar se iba del país "para siempre".
El sello del no retorno sigue marcando el éxodo a Estados Unidos, aunque según el especialista Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, está por estudiar una discreta pero creciente tendencia al regreso al país de origen, incluso desde el país norteamericano.
Entre 2000 y 2007 han llegado a suelo estadounidense 191.000 personas procedentes de esta isla caribeña, un flujo migratorio superior al de las décadas del 80 y del 90, asegura un análisis del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos, de la Universidad de Miami, publicado a fines del pasado año.
Como alternativa para evadir a los guardacostas estadounidenses que vigilan el estrecho de Florida en busca de embarcaciones procedentes de Cuba, México se convirtió hace unos cinco años en una vía de tráfico humano que, por una tarifa superior a los 10.000 dólares, suele incluir la conexión terrestre rumbo a la frontera norte.
"La política migratoria estadounidense con respecto a los nacionales cubanos incide, sin duda", reconoció Gutiérrez en clara alusión a la llamada ley de Ajuste Cubano, de 1966, que garantiza el asilo político y, por ende, la residencia y otros derechos a todo ciudadano procedente de la isla que ingrese en territorio de Estados Unidos.
Según el funcionario mexicano, la delegación de su país transmitió "con toda claridad" a Cuba que su país "no se prestará ni será nunca vía para que, a través del fenómeno migratorio, cualquier gobierno, incluido Estados Unidos, pueda dañar a Cuba o a su gobierno".
Pero, al mismo tiempo y "con esa misma claridad", aseguró, transmitió a La Habana que México mantiene y mantendrá "una actitud constructiva en esta materia con el gobierno de los Estados Unidos".
Como el punto más álgido de las negociaciones aparece el hecho de que, hasta el momento, Cuba sólo acepta la devolución de "balseros" capturados en el mar y rechaza el retorno de inmigrantes que entran a México por tierra de modo irregular, sobre todo por la frontera sur de ese país, desde Guatemala o Belice.
El gobierno cubano sostiene que no recibe a esos otros emigrantes, porque considera que entre ellos puede haber potenciales ejecutores de atentados. Como una respuesta a esta negativa cubana, en 2007 el Instituto Nacional de Migración (INM) de México incluyó a la nacionalidad cubana entre las "inelegibles" para la repatriación.
Cecilia Romero, comisionada del INM, aseguró que este año no se han producido devoluciones de cubanos, porque el plazo de 15 días establecido para definir la situación de un asegurado (detenido sin imputación penal), se vence regularmente sin que la embajada de La Habana reconozca la nacionalidad de los interesados.
Las personas en esta situación terminan pagando una multa en México y recibiendo un "oficio de salida" que les permite cruzar la frontera con Estados Unidos, declararse cubanos y acogerse a la Ley de Ajuste que les garantiza la residencia y derechos como seguridad social, educación y permiso de trabajo. Un reporte del diario mexicano La Jornada aseguró que en la mesa de negociaciones en La Habana se trató un mecanismo de cooperación sistemática entre las Tropas Guardafronteras de Cuba y la Armada de México, que podría incluir la intercepción de embarcaciones dedicadas al tráfico humano.
Asimismo, añade, ambos gobiernos partirían de la cooperación en materia de tráfico de migrantes para avanzar en la definición de un esquema que facilite el intercambio de información de inteligencia sobre la operación de la delincuencia organizada y las acciones judiciales correspondientes que ha emprendido cada parte.
El potencial acuerdo migratorio entre ambos países incluiría también la revisión y actualización de instrumentos jurídicos vigentes, como los tratados bilaterales de Extradición y de Asistencia Jurídica Mutua en Materia Penal.
Ese podría ser sólo uno de los puntos de la visita del canciller cubano a México, prevista para los días 11 y 12 de septiembre. Pérez Roque será portador de una invitación personal del presidente de Cuba, Raúl Castro, a su par mexicano, Felipe Calderón, para que visite la isla.
"Se supone que todos los temas pendientes deben estar saldados cuando ese viaje presidencial se concrete", aseguró el embajador de México en La Habana, Gabriel Jiménez Remus.