La discriminación de personas con VIH/Sida ocupó un lugar central en una conferencia de la ONU para analizar la respuesta global a la pandemia, realizada esta semana en la sede del foro mundial.
Es irónico, según organizaciones de la sociedad civil, que los delegados portadores del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) que quisieron participar en la conferencia realizada el martes y el miércoles en esta ciudad estadounidense debieron solicitar una "exoneración de visa" por la enfermedad.
El proceso puede llevar tres meses o más, requiere de una entrevista personal con un funcionario de la embajada de Estados Unidos y deja una marca permanente en el pasaporte de la persona.
Desde 1987, los ciudadanos no estadounidenses infectados con el virus del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), no pueden ingresar ni transitar en territorio estadounidense, ni para participar en conferencias, hacer negocios o visitar familiares, a menos que tengan ese documento.
El presidente estadounidense George W. Bush prometió implementar una exoneración permanente con motivo de la conmemoración del día mundial de la lucha contra el sida en 2006, pero no se hizo nada en ese sentido.
[related_articles]
Gracia Violeta Ross Quiroga, integrante boliviana de la Delegación de Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones en Desarrollo ante el Fondo Global de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, dijo a IPS que más de 30 países tienen restricciones de viaje casi absolutas para personas portadores del virus.
"Más de 70 países tienen restricciones de viaje a largo plazo. La gente no puede emigrar a países como Estados Unidos y China", apuntó.
"En el caso de Estados Unidos lo que sucede es que ni siquiera es posible organizar conferencias internacionales sobre sida en la que participen personas infectadas con el virus", añadió.
Esta semana, 345 organizaciones de todo el mundo suscribieron una carta dirigida a jefes de Estado y misiones de la ONU en la que piden a los gobiernos levantar públicamente dichas restricciones, descritas como "cada vez más obsoletas y discriminatorias en un mundo con más acceso a tratamientos y mayor movilidad".
IPS entrevistó a Ross, cofundadora de la primera organización boliviana para personas con VIH, en las oficinas de la ONU en Nueva York.
IPS: ¿Cómo se planteó el asunto de las restricciones de viaje para personas con VIH/sida en el ámbito internacional?
GRACIA VIOLETA ROSS QUIROGA: Son discusiones existentes entre la sociedad civil y el sistema internacional. Esos métodos de negar acceso a un país o el derecho a trabajar o casarse en algunos países son una clara violación a los derechos humanos.
La gente no quiere saber de esas restricciones ni de asumirlas. Algunas naciones prohíben el casamiento. Otras, viajar o trabajar. En otros países, las madres pueden ir a prisión porque sus hijos se infectaron en el parto. Ese tipo de criminalización no nos ayuda.
Las personas que luchan por reformas en materia de derechos humanos arguyen que no hay pruebas que sugieran que habrá un aumento de la prevalencia del VIH/sida. Al contrario, el impacto será mayor porque la gente se inclinará por viajar sin medicación, lo que repercutirá en su salud.
Además, dos tercios de las personas con VIH/sida no saben que están infectadas, por lo que sólo los registrados con el virus sufren las consecuencias negativas. Es una respuesta irracional.
También se criticó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque no fue lo suficientemente firme para criticar la política de restringir los viajes.
Algunas organizaciones de la sociedad civil critican lo que consideran una argumentación circular, que no hay pruebas de que no dejar viajar a personas con VIH/sida no tenga consecuencias negativas.
Y por su parte, las organizaciones replican que no existen pruebas de que permitir que viajen personas con VIH/sida lleve a un aumento de las infecciones.
El debate volvió a empezar por algunas discusiones iniciadas por el Fondo Global. Aunque no es la primera vez que tratamos el tema.
El Alto Comisionado de los Derechos Humanos trabaja para elaborar recomendaciones. Mi miedo es que las discusiones terminen ahí.
También hay que centrarse en algunas de las convenciones sobre migración. Yo siento que la mayoría de esas políticas negativas se basan en la xenofobia. La voluntad de los países apunta a cerrar las fronteras. El VIH/sida es sólo una de las excusas. Es tan ingenuo cerrar las fronteras en un mundo global está cada vez más conectado. La gente quedará tirada por esas enfermedades.
— ¿Usted prevé que las organizaciones de la sociedad civil responsabilicen a los países ante las agencias de la ONU y entre otras instituciones internacionales por la violación de derechos humanos de personas con VIH/sida?
— Tenemos que hablar más entre nosotros. Le piden a la sociedad civil que haga mucho. Desconocemos muchos de los retos que conlleva el VIH/sida. Muchos países quizá ni siquiera sepan que los inmigrantes son tan vulnerables.
Atacaremos el problema por varios frentes. Trabajaremos con organizaciones de derechos humanos y otras más que brindan asistencia a inmigrantes en las fronteras.
El trabajo del Grupo de Acción por Tratamiento y otras organizaciones hacen un muy buen trabajo, pero no de forma coordinada. No impulsamos esto de forma consistente con derechos humanos, migración, acceso a tratamiento. Tenemos que involucrarnos con los países y otras organizaciones que puedan impulsar este asunto.
— Usted explica que el enemigo es el virus y no la persona con VIH/sida. ¿Qué otros desafíos existen?
— La gente tiene derecho a desplazarse, a vivir su vida. Para Estados Unidos, se puede solicitar una exoneración de viaje, pero no conseguir una visa. La persona quedará marcada por su estatus en cada puerto que pise. Eso atenta contra los estándares de derechos humanos básicos, independiente del estatus.
Los políticos se inclinan por aprobar ese tipo de políticas y asumir que cruzamos las fronteras con la intención de propagar el VIH/sida. La gente no emigra con ese fin, busca trabajo. La consecuencia de ello es que aumenta la estigmatización de la enfermedad, se entierra el asunto y se exacerba el problema.
— ¿Quieres comentar algo más?
— Sólo quería añadir que tres por ciento de la población mundial se desplaza de un lugar a otro en busca de empleo o por un breve lapso, la mitad de ellos son jóvenes o mujeres.
El asunto del estatus y los derechos es una cuestión de mayor relevancia si eres inmigrante. Los países deben comenzar por no negar nuestra realidad y mirar el asunto con honestidad y coraje. Migración y desplazamiento son elementos inherentes a nuestra condición humana. Tenemos que tener el valor de hablar de estos asuntos.
Los trabajadores inmigrantes van a otro país y, después de un tiempo, los echan, los deportan. ¿Quién es responsable en este caso? Hay cierta negación de su estatus y rechazo a asumir las responsabilidades correspondientes.