El director de la Campaña del Milenio, Salil Shetty, debió enfrentarse con el cambio climático en 2007. Ahora le toca el turno a la crisis alimentaria mundial.
«El año pasado la gente decía que el cambio climático obstaculizaría el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio. Ahora dicen lo mismo sobre la crisis alimentaria», dijo Shetty, entrevistado por TerraViva/IPS .
"Creo que si los gobiernos hubieran invertido en los Objetivos, no estaríamos discutiendo eso", agregó Shetty, mientras transcurría en Glasgow la octava Asamblea Mundial de la Alianza Mundial para la Participación Ciudadana (Civicus), realizada la semana pasada en Glasgow.
Entre los objetivos figura reducir a la mitad la proporción de la población mundial que sufre pobreza y hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la mortalidad materna en tres cuartos, todo eso para 2015 respecto de las estadísticas de 1990.
El compromiso se completa con el combate contra la expansión del VIH/sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
Este año, la ONU evaluará el cumplimiento de los Objetivos en una reunión convocada para el 25 de septiembre, que se realizará en paralelo a la sesión de la Asamblea General y definirá el curso de la segunda mitad de la campaña.
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Además de los jefes de Estado y de gobierno y de representantes de la sociedad civil, asistirán altos empresarios.
IPS: — ¿Cuál es la solución a la crisis alimentaria?
SALIL SHETTY: — El mundo se está concentrando en hallar soluciones de alta tecnología a problemas de baja tecnología, y ésa es una razón por la que la crisis alimentaria mundial constituye una interpelación a los gobiernos.
Los expertos habían pronosticado la crisis, aunque surgió más pronto de lo esperado. ¿Por qué? Porque los gobiernos estaban ocupados desarrollando infraestructura y sectores de moda, como la industria y los servicios.
— ¿Qué avances se hicieron hacia los Objetivos del Milenio y cuáles se han perdido?
— Hacer cualquier comentario al respecto es generalizar. Si dijera que África tiene resultados contradictorios, no significaría mucho. Un vistazo a algunos de los países más pobres, como Tanzania, Zambia, Malawi, Burkina Faso y Malí revela que están en camino a lograr al menos seis de los Objetivos.
Para comprender el avance hacia esas metas, tenemos que limitarnos realmente y pasar a lo local. En cinco años Tanzania redujo 30 por ciento su mortalidad infantil, lo que es muy elogiable.
Una de las lecciones importantes de la evaluación del año pasado fue que los objetivos pueden alcanzarse. Los países donde la dirigencia se toma en serio los asuntos de desarrollo y asigna sus recursos —como Vietnam— tienen más probabilidades de cumplirlos.
Los Objetivos también están en marcha allí donde los fondos del gobierno llegan a la gente. Vietnam ha sido un éxito espectacular y el crédito también va hacia el compromiso de su pueblo.
— ¿Cuál es su prioridad ahora, como director de la Campaña del Milenio?
— Aumentar la movilización y el activismo. Programamos audiencias nacionales sobre los Objetivos en 20 países para hacer oír la voz de la gente, aparte de debates en los medios de comunicación.
También intentamos involucrar a los parlamentarios en estos debates y presionamos para que haya un control y una observación independientes por parte de las organizaciones no gubernamentales.
Al final, detectamos los problemas en la implementación. La gobernanza y la corrupción realmente obstaculizan el desarrollo y el crecimiento. Otro problema importante es la exclusión de personas y comunidades.
De los ocho Objetivos del Milenio, siete están relacionados, en su mayor parte, con los países del Sur, mientras que el octavo habla sobre una asociación mundial para el desarrollo. La comunidad internacional necesita esforzarse.
El volumen de asistencia creció, pero la calidad de esa ayuda todavía es errática. Por otro lado, el comercio atraviesa un gran caos. Pero la cancelación de deudas ha ayudado mucho.