Es necesaria una alianza mundial entre activistas por los derechos humanos, ambientalistas y pequeñas empresas administradas éticamente para salvar al planeta de la autodestrucción, sostuvo la estadounidense Susan George, del Instituto Transnacional en Amsterdam.
Esa institución, cuya junta planificadora preside, trabaja "para contribuir a la justicia social".
George, autora de varios libros sobre desarrollo, ahora se concentra en la globalización neoliberal reflejada en las conversaciones de la Organización Mundial del Comercio, las instituciones financieras internacionales y las relaciones Norte-Sur.
"Aun comprometidos con los desafíos sociales y ambientales, ninguno de estos grupos será capaz individualmente de salvar nuestro futuro, dominado por poderosas fuerzas económicas que tienen una mirada cortoplacista y, si se lo permiten, continuarán explotando y destruyendo el planeta", dijo George.
Debemos reconocer que el cambio no ocurre a nivel individual, sostuvo. "Yo puedo cambiar mis lámparas eléctricas o reducir mi huella de carbono, pero necesitamos una revolución radical que no puede lograrse individualmente", planteó.
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IPS dialogó con Susan George en Florencia, en ocasión de Terra Futura, una exhibición de "buenas prácticas" en materia de sustentabilidad social, económica y ambiental que se realiza desde hace cinco años en esa ciudad italiana.
En la edición 2008, Terra Futura estuvo dedicada a fortalecer las alianzas sociales y a intentar algunas audaces, por ejemplo entre ciudadanos particulares e instituciones financieras.
IPS: — El sistema político-económico, ¿realmente permitirá que ocurran estas alianzas?
Susan George: — La ideología del mercado trabaja para separar a las personas en base a la competencia. El contacto social es la única respuesta a la economía que trabaja todo el tiempo para impedir esto.
La gente no tiene que abandonar su propia área y compromiso, pero se acostumbra a trabajar junta. Somos agentes libres, y si comprendemos que hay un interés, que la vasta mayoría de las personas a menudo ya no pueden ver dónde radican sus intereses —y ésa es parte de nuestra lucha política—, entonces es posible.
Si se les muestra a las personas que tienen un interés en las alianzas, y esto es verdadero para los agricultores, sindicalistas, pequeñas y medianas empresas, entonces sí, pienso que es posible hacer esas alianzas.
— ¿Y quién establece las reglas?
— Es difícil obtener reglas vinculantes, sería más fácil en los ámbitos regionales. En muchos lugares esto no es posible a causa de la corrupción, o porque la voluntad del gobierno es impedir esta clase de cosas y permitir que las corporaciones transnacionales hagan lo que les plazca. Yo diría que es para eso que la Comisión Europea está allí: para permitir que capitales financieros y transnacionales operen tan libremente como sea posible.
— ¿Puede el argumento ético por sí solo convencer a las empresas?
— No, en absoluto. Ellas dicen cuán verdes son, cómo se preocupan, pero es basura creerles. Las corporaciones y las organizaciones transnacionales predican la autorregulación verde. "Nosotros traeremos la solución adecuada", dicen, pero eso es totalmente ilusorio.
— Entonces, ¿qué argumento puede ser convincente?
— Los argumentos correctos son los de la fuerza, con los que uno no puede discutir y uno no dice "por favor". Es cuando usted está en una posición en la que es capaz de imponer.
— ¿Cómo?
— A través de alianzas. A una escala más grande. Las alianzas deben ser lo más amplias posibles. El poder económico está a un largo trecho de nosotros, así que, para mí, el problema es si podemos ir suficientemente rápido y volvernos lo suficientemente importantes para ponerle un freno a eso, para escapar del actual estancamiento.
— La política, ¿cumple un rol en eso?
— Si se tratara sólo de política yo no estaría tan preocupada, dado que las cosas pendientes durante siglos se arreglan solas. Pero con el ambiente no tenemos esa clase de tiempo. No lo digo a menudo en público porque no quiero que la gente se desespere, pero yo me desespero con frecuencia.
— ¿Es usted totalmente pesimista?
— Tengo esperanzas. Lo único en lo que se puede trabajar es en la esperanza. Generalmente, los políticos son los últimos en moverse, pero necesitamos hacer alianzas con ellos.
Cuando los políticos tienen interés en algo, muestran que son capaces de escuchar. Mire lo que ocurre con los precios y la escasez. Los políticos y las empresas sí escuchan el precio del petróleo. Generan las soluciones equivocadas, pero escuchan las señales de los precios.
— ¿Puede el petróleo ser reemplazado por los agrocombustibles?
— Eso es criminal. Se habla mucho sobre usar plantas que sean "bio", pero cualquier planta es bio. Acabo de leer que algunas de las especies que ellos intentan usar son invasoras, se expanden y sacan toda el agua del suelo, y así sucesivamente.
Así que es siempre lo mismo: uno no puede simplemente tener una solución tecnológica porque tiene que considerar a todo el ambiente. Yo no soy agrónoma, pero me negaría a la introducción de cualquier cultivo hasta que su impacto sobre el resto del ambiente haya sido estudiado. No se puede simplemente decir: "Esto es bueno, lo cosecharemos y haremos etanol a partir de esto", porque uno no sabe.
Es también eso lo que está mal con las semillas de organismos genéticamente modificados. Solamente miran la planta y qué se supone que debe hacer ésta, repeler insectos o lo que sea, pero no miran el ambiente completo, no es su tarea.
Los científicos son perfectamente capaces de fabricar una planta que pueda repeler insectos, pero no tienen conocimiento en absoluto sobre cómo reaccionarán las aves, las mariposas, los gusanos o las bacterias.