Las protestas en Venezuela de hace un año parecieron por un momento iluminadas por el resplandor de la revuelta estudiantil global de Mayo del 68, pero han devenido en certificación de las abismales diferencias de tiempo y circunstancias.
Cuando hace exactamente un año el gobierno no renovó la concesión de la señal abierta que usaba desde 1956 Radio Caracas Televisión (RCTV), la más popular y de línea opositora, decenas de miles de jóvenes fueron a las calles desde las universidades para estrenarse como manifestantes.
Durante semanas fueron noticia, con su reclamo de derechos civiles, sus manos pintadas de blanco y su militancia por la no-violencia. Pusieron en jaque al presidente Hugo Chávez y la propuesta de reforma constitucional socialista que éste presentó fue derrotada por estrecho margen en el referendo del pasado diciembre.
"Mayo del 68 fue un movimiento contracultural, con críticas demoledoras a la sociedad, desde cómo vestirse o la vida en pareja hasta el poder del Estado y el porqué de la guerra", destacó a IPS el sociólogo Carlos Eduardo Febres, quien fue activista estudiantil hace cuatro décadas.
Por ello, sostuvo Febres, "es muy difícil establecer una analogía con movimientos como el de los estudiantes en Venezuela hoy. Los jóvenes se han quedado hasta ahora en lo meramente reactivo y estudiantil, sin ir al encuentro de sectores trabajadores como hicieron otras generaciones nuestras al abrazar la política".
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"No existe en la actualidad, en ningún país del continente (americano), nada que se parezca al movimiento estudiantil de los años 60, tanto el del Mayo Francés como la fuerza juvenil que acompañó la lucha armada de la izquierda radical", apunta el también sociólogo Rigoberto Lanz, conductor de un foro sobre asuntos universitarios.
Más allá de la obvia diferencia de circunstancias, Lanz se refiere "principalmente, a la calidad del pensamiento que era portado por las vanguardias estudiantiles, es decir, un discurso radical que estaba en condiciones de desmontar intelectualmente las patrañas del poder, tanto en el espacio académico como en el mundo de la política".
Las manifestaciones estudiantiles de mayo de 1968 con epicentro en París, con réplicas en muchos otros países, parieron consignas como "La imaginación al poder", "El aburrimiento es contrarrevolucionario" o "La barricada cierra la calle pero abre la vida", antes de su metástasis en las huelgas obreras que involucraron a unos diez millones de trabajadores en Francia.
"Un punto de partida para Mayo del 68 pudo ser la oposición a la Guerra de Vietnam (que llevaba adelante Estados Unidos), y esa revuelta caminó a la par de una revolución entonces en marcha sobre el estilo de vida, marcada por la provocación, el humor, la droga, el cabello largo, la música rock o la vivienda comunitaria", comentó a IPS Georg Dick, actual embajador de Alemania en Venezuela y activo participante en las protestas europeas de hace 40 años.
En Alemania, rememoró Dick, esas protestas comenzaron en junio de 1967, tras la muerte en Berlín del joven manifestante Benno Ohnesorg, durante una protesta contra la visita a esa urbe del Sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi.
"Fue un acontecimiento global. Mayo del 68 no fue una forma de organizar las luchas de la izquierda sino el sentimiento compartido de romper el silencio sobre las estructuras de la sociedad", opinó Dick.
Febres recordó que hubo en 1968 otras luchas, como las expresiones del llamado Poder Negro estadounidense, la de la contracultura comunitaria que anidó en su universidad de Berkeley, y el enfrentamiento de los estudiantes mexicanos al presidente Gustavo Díaz Ordaz, saldado con la masacre de Tlatelolco o de la Plaza de las Tres Culturas, donde murieron decenas o centenas de personas.
También fue el año de la apertura política en Checoslovaquia, conocida como la Primavera de Praga, clausurada en agosto con la invasión de fuerzas militares de la hoy disuelta Unión Soviética y de países entonces bajo su órbita en el llamado Pacto de Varsovia, que desató protestas alrededor del mundo.
En Venezuela, las ideas del Mayo Francés prendieron en estudiantes de su Universidad Central, que iniciaron un proceso de "renovación", con sometimiento de los conceptos académicos vigentes a "questionamiento" y con ocupaciones dentro del campus y exigencias de un "gobierno paritario" de docentes, alumnos y trabajadores.
Los sucesos de Praga trajeron una ruptura dentro del mundo marxista. Si el francés Roger Garaudy escribió "Ya no es posible callar", sobre las desviaciones en el llamado "socialismo real", el venezolano Teodoro Petkoff, entonces militante comunista, hizo lo propio con "Checoeslovaquia, el socialismo como problema".
Quienes así se apartaron de la ortodoxia recibieron anatemas del entonces líder soviético Leonid Brézhnev (1906-1982) y dieron paso a nuevos movimientos políticos por la división o cambio de rumbo de los partidos comunistas, como el llamado "eurocomunismo".
A la distancia de esas llamaradas, palidecen protestas como las de los estudiantes secundarios de Chile hace dos años o las de los universitarios de Venezuela en 2007. En este último caso, incluso, sus dos principales líderes descuellan por cómo buscan integrarse a la institucionalidad en vez de desafiarla desde alguna barricada.
Stalin González, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Central, se ha inscrito como aspirante opositor a la alcaldía del municipio Libertador (Caracas oeste) para las elecciones regionales y locales del próximo noviembre.
Yon Goicoechea, de la Universidad Católica, recibió este mes el premio Milton Friedman por la Libertad que otorga el estadounidense Instituto Cato, y dedicará parte de los 500.000 dólares recibidos a crear una fundación que capacite a líderes jóvenes.
"Hemos sido un agregado del proceso político venezolano", comentó a IPS Alejandro Narváez, dirigente de relevo en la Universidad Central.
"Es verdad que fuimos reactivos y nos movió el sentimiento de frustración al ver que, con el cierre de RCTV, nos arrebataban libertades. Pero ahora de lo que se trata es de seguir adelante y ver no lo que podemos hacer los estudiantes, sino lo que podemos hacer todos en este país", concluyó.