POBREZA-PERÚ: Números de satisfacción… y desconfianza

El gobierno afirmó que la pobreza en Perú cayó 5,2 puntos porcentuales y que esa tendencia seguirá, por lo cual en 2015 menos de 10 por ciento de la población estará en esa situación. Pero expertos y gobernantes regionales dudan de esos datos ante la carestía y las carencias que sufre el campesinado.

"Estas cifras de pobreza explican que el modelo económico peruano funciona", señaló este miércoles el ministro de Economía, Luis Carranza, tras indicar que, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la cantidad de pobres pasó de representar 44,5 por ciento de los habitantes del país en 2006 a 39,3 por ciento al año siguiente.

Esa merma indica que casi 1,4 millones de peruanos dejaron de ser pobres, lo cual vulnera la barrera de 42 por ciento proyectada por las autoridades, un resultado que el presidente Alan García se encargó de celebrar señalando que no había pecado de optimista al prometer que al final de su mandato, en 2011, lograría que la pobreza se redujera hasta 30 por ciento.

"Puedo decirle al país que mis ambiciones van más allá y que en 2015 vamos a tener una pobreza menor a 10 por ciento de la población, lo que va a significar que Perú deje de ser un país del Tercer Mundo", apuntó el mandatario, una vez más con pronósticos que sobrepasan sus cinco años de mandato.

En tanto, la indigencia pasó de 16,1 a 13,7 por ciento de la población. Sin embargo, la sierra rural sigue siendo la más golpeada por albergar al 67,5 por ciento de personas que viven en condición de mendicidad.

Pero sólo el 9 de junio se conocerán los resultados del censo de población y vivienda realizado en 2007. Entonces, dijo el propio jefe del INEI, Renán Quispe, podrá saberse con mayor precisión cuántas personas dejaron de ser pobres en el país y señalar proyecciones.

El presidente García no considera en sus cálculos el crecimiento poblacional que se produce a razón de 1,3 por ciento anual. Según las últimas cifras oficiales viven en el país 27,2 millones de personas.

Farid Matuk, ex jefe del INEI, fue más contundente al señalar que las cifras divulgadas por las autoridades son inverosímiles.

"No es posible que, pese al crecimiento de nueve por ciento del producto interno bruto en 2007, en dos años el gobierno de García haya logrado reducir la pobreza en casi 10 puntos porcentuales, cuando la administración anterior, de Alejandro Toledo, consiguió sólo una caída de seis puntos en cinco años", dijo a IPS Matuk.

No sólo eso, el especialista asegura que el gobierno actual manipula los números al haber aumentado en cuatro puntos la tasa de pobreza de 2005, de 44,5 a 48 por ciento de la población, debido a un cambio en la metodología de medición.

"Esos resultados escapan a toda lógica. Lo que yo sospecho es que han inflado los ingresos urbanos para mostrar esa reducción de la pobreza", sugirió.

De esta manera no sorprende que en las zonas urbanas sea donde más se ha reducido la pobreza de 31,2 a 25,7 por ciento.

Pero las mejoras también se observan aparentemente en las zonas rurales. Mientras que entre 2005 y 2006 sólo se logró bajar la pobreza en estos lugares en 1,6 por ciento, en 2007 la caída llegó a 4,7 por ciento. Incluso en las áreas costeras contrajo la pobreza hasta en 11 puntos porcentuales.

La sierra, empero, es la que menos avance manifiesta en la lucha contra la pobreza en las zonas rurales, con una reducción total de sólo 3,2 puntos.

Para Matuk esto se debe a que los técnicos del INEI podrían haber sobrevaluado el precio de los alimentos generados por las familias en el campo, debido a que la metodología empleada en esta medición consiste en establecer el valor monetario de estos productos y otros bienes básicos para cumplir con el requerimiento mínimo nutricional.

Debido a que muchas familias, principalmente en las áreas rurales, producen sus propios alimentos o servicios vitales como el agua, el INEI le asigna un valor que para Matuk debe ser público para analizar cuán confiable son los números.

A partir de este método, el INEI construyó la línea de pobreza, considerando por debajo a los que consumen menos de 229,4 soles (82 dólares) al mes por persona e indigentes a los que están por debajo de 121,2 soles al mes (43 dólares).

"Es necesario saber qué precio se le puso a algunos alimentos como huevos y papas. También, por ejemplo, cuál fue el valor del ‘autoalquiler’ que se estableció para las áreas urbano-marginales. Hasta ahora nada de eso se conoce… es como si fuera una caja negra", enfatizó.

Ante las críticas, el INEI publicó el martes la información en su página en Internet, la cual aún está siendo analizada por los expertos, y destacó que su informe contó con el asesoramiento del Banco Mundial y varios centros de investigación.

"Los resultados cumplen con los parámetros internacionales, y lo más importante, son transparentes", dijo el director regional del Banco Mundial, Felipe Jaramillo.

Matuk señaló que una manera de demostrar que el crecimiento económico logrado entre 2006 y 2007 tuvo un impacto nulo en las condiciones de vida de la población es que en ese mismo lapso el hambre sólo disminuyó en poco más de un punto porcentual. "O sea casi nada", agregó.

Por su parte, Pedro Francke, economista de la Pontificia Universidad Católica, entiende que el INEI no consideró en su metodología el incremento de los precios de los alimentos y que sólo muestra una cara de la pobreza, por lo cual esa entidad debería implementar una medición mucho más integral y no sólo monetaria.

"Es necesario medir la calidad de los servicios que se brinda a la población en salud y educación si cuentan con documentación o no, qué acceso tienen a la democracia por ejemplo", señaló Francke.

Varios presidentes de regiones en que se divide Perú dudan que la reducción se haya conseguido en tan altos porcentajes, sobre todo en los departamentos donde históricamente más de 70 por ciento de sus pobladores son considerados pobres.

"Esas cifras son manipuladas porque la gente sigue protestando en las calles al no sentir los beneficios del crecimiento económico. El INEI no llega a medir la pobreza en los centros poblados de las zonas rurales donde se concentran los pobres extremos", dijo a IPS Hernán Fuentes, presidente regional de Puno.

En ese distrito del sur andino la pobreza cayó de 76,3 a 67,2 por ciento.

En la región surandina de Ayacucho también se habla de una disminución de 78,4 a 68,3 por ciento. "Estábamos convencidos que íbamos a reducir la pobreza en tres o cuatro por ciento, pero no en esa magnitud. Ojalá sea cierto", dijo el presidente regional de Ayacucho, Ernesto Molina.

Loreto, en el nororiente, es el que habría logrado mejores avances con una merma espectacular de 11,7 puntos porcentuales. Al respecto, su presidente, Iván Vásquez, dijo que si es posible esta caída, pero principalmente en las grandes ciudades como Iquitos, capital de la región, en donde se concentra más de 50 por ciento de los loretanos.

En Cusco, sin embargo, la pobreza creció de 49.9 a 57.4 por ciento de los habitantes. "Los programas sociales no funcionan, porque de cada 10 soles que el gobierno destina para desnutrición o pobreza, seis se quedan en trámite burocrático", señaló el presidente regional Hugo González.

Huancavelica sigue siendo el departamento más postergado del país, con 85,7 por ciento de sus habitantes en situación de pobreza. Aquí la cifra cayó apenas en tres puntos porcentuales.

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