Las organizaciones indígenas de Perú impulsan un proyecto político propio, que les permita acceder al poder en las elecciones presidenciales de 2011 y defender así sus derechos colectivos.
"Queremos un instrumento político distinto al de los partidos convencionales. Buscamos un Estado plurinacional que nos incluya", señaló a IPS el dirigente indígena Miguel Palacín, quien cargó sobre sus hombros la organización de la Cumbre de los Pueblos que se realizó en Lima entre el 13 y 16 de mayo.
Ese encuentro, que se realizó en forma paralela a la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europa, coincidió también con la Segunda Cumbre Indígena.
En Perú viven 8,9 millones de indígenas, que constituyen la tercera parte de la población nacional.
El presidente de la Coordinadora Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería (Conacami), Mario Palacios, informó a IPS que entre julio y agosto se realizará un congreso de líderes indígenas. La intención es "elegir al próximo Evo Morales peruano", dijo en alusión al presidente de Bolivia, convertido en paradigma para las organizaciones aborígenes de la región.
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Morales clausuró la Cumbre de los Pueblos en un concurrido acto público.
La conformación de un brazo político es una de las principales líneas de acción aprobadas por seis organizaciones, entre ellas la Conacami, al término de la Segunda Cumbre Indígena, que reunió a representantes de Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
La estrategia, señala la declaración de ese encuentro, es consolidar un proyecto político nacional "en alianza con otros sectores sociales".
Palacín, quien preside la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, explicó que entre esos aliados figura el movimiento de productores cocaleros (cultivadores de coca), encabezado por Nelson Palomino.
Palomino es el fundador de la Confederación de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras en el Perú y cuenta con una agrupación política: Kuska (unidos, en lengua quechua). Su bastión es el sureño Valle de los ríos Apurímac y Ene, donde triunfó en las elecciones para alcaldes en siete municipios.
El objetivo de los impulsores de este proyecto es la creación de un Estado plurinacional que incluya a todos los sectores sociales, pueblos y comunidades indígenas, para lo cual se propone convocar a una Asamblea Constituyente que elabore una nueva carta fundamental, siguiendo el camino de Bolivia y Ecuador.
Ese texto, afirman, deberá recoger los principios de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas, adoptada en 2007, y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que entró en vigor en 1991 y establece un sistema de protección especial para las etnias autóctonas, así como mecanismos de consulta sobre leyes, proyectos productivos y políticas que las afecten en su desarrollo y su hábitat.
Además, se proponen impulsar una gestión territorial y de los recursos naturales que convoque a la participación de las comunidades y considere su autonomía a la hora de otorgar concesiones mineras, petroleras o forestales.
Otro punto planteado por las organizaciones indígenas es revisar las negociaciones de tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, pues generan graves impactos sociales, al convertir a Perú "en proveedor de materias primas y receptor de capitales trasnacionales para la extracción sin límites de los recursos naturales".
Palacín enfatizó la necesidad de la organización política del movimiento indígena siguiendo el camino de países andinos vecinos. "Nosotros somos una fuerza importante en la región. En Perú, Ecuador y Bolivia se concentra 50 por ciento de la población indígena del mundo", señaló.
El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, quien participó como expositor en la cumbre indígena, afirmó que "la plurinacionalidad, como proyecto político, es la lucha más importante de los pueblos indígenas de la región".
De Sousa dijo que "lo plurinacional representa otra concepción del derecho y de la democracia, conocida bajo tres formas: representativa, participativa y comunitaria (que defienden los pueblos indígenas). Esto último equivale a democratizar la democracia".
Un país como Perú, que tiene poblaciones diversas desde el punto de vista social y cultural, agregó, debe contar con "instituciones apropiadas para las diferencias".
La dirigente indígena ecuatoriana Blanca Chancosa, coordinadora de la Escuela de Formación Política Dolores Cacuango, opinó que es necesario que los pueblos indígenas busquen "estrategias de incidencia y de apertura de espacios", aunque resaltó que también es importante elaborar una agenda amplia que incluya otras voces.
"Hay que incorporar a otros sectores para pensar como país y conseguir la refundación de los Estados", dijo a IPS.
Esa visión amplia, señaló Chancosa, permitió la creación en su país del movimiento político Pachakuti. Los indígenas ecuatorianos comenzaron a ganar espacios en los gobiernos locales y, finalmente, en el parlamento nacional y en la Asamblea Constituyente.
Es el esquema que se busca aplicar en Perú. Las organizaciones indígenas nacionales plantean establecer un sistema de cupos para garantizar la representación de las comunidades en el legislativo nacional.
La herramienta propuesta es "la creación de una circunscripción electoral nacional especial, para asegurar la participación política de los pueblos indígenas y comunidades en la Asamblea Constituyente y el Congreso de la República, mediante la cual se debe elegir 30 por ciento de la representación parlamentaria nacional", afirma la declaración del movimiento peruano.
Asimismo, reclaman, "se debe crear una circunscripción regional especial para los pueblos y comunidades, mediante la cual se elegirá 30 por ciento de la representación del Consejo de los Gobiernos Regionales. Similar tratamiento se aplicaría para la representación en los consejos municipales, provinciales y distritales".
Es el camino iniciado en los años 80 por los indígenas en Bolivia, que comenzaron obteniendo representación en los gobiernos locales hasta ganar las elecciones presidenciales de 2005 con Morales como candidato del izquierdista Movimiento al Socialismo.
Sin embargo, algunos sectores indígenas bolivianos no consideran a Morales como auténtico líder, porque representa fundamentalmente al movimiento cocalero.
Tomás Huanacu, jefe de Relaciones Internacionales del Consejo Nacional de Ayllus y Mártires del Coyasuyo, afirma que "los verdaderos indígenas defienden su autonomía y no están realmente convencidos de ingresar a la estructura política del Estado porque son antisistema". El ayllu es una comunidad familiar extensa, propia de los pueblos andinos.
Chancosa cree que es hora de que el movimiento indígena de la región evalúe cuáles son los logros obtenidos para replantear su organización en términos políticos.
"Bolivia, por ejemplo, avanzó a paso lento y consiguió la representación, pero ahora el reto es mantenerse y consolidar el proyecto desde el poder. No es suficiente ganar los espacios de gobierno si no estamos organizados y no tenemos el suficiente respaldo del pueblo y otros sectores", señaló.
El desafío, advirtió, es alcanzar el poder político sin sacrificar la esencia del movimiento indígena. "No podemos diluirnos. Hay que resaltar la firmeza de nuestras propuestas", enfatizó Chancosa.