DERECHOS HUMANOS: Tiempo de definiciones en la ONU

Expectativa e incertidumbre genera la elección de los 15 integrantes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se celebrará este miércoles.

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Cuando Estados Unidos fue destituido en 2001 de la Comisión de Derechos Humanos (antecesora del Consejo), el congresista Dana Rohrabacher, del gobernante Partido Republicano, se mostró furioso porque "uno de los mayores defensores mundiales de los derechos humanos" no tuviera un asiento en un organismo dominado por países como Cuba, China, Libia y Sudán.

Entonces, el congresista criticó la elección de "algunos de los peores violadores de los derechos humanos del mundo" para la Comisión.

"Cuando los lunáticos gobiernan, la gente responsable tiene que actuar. No pienso darle a los lunáticos para que jueguen ningún dólar más procedente de los impuestos estadounidenses", afirmó, amenazando con cancelar los fondos destinados a la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Sobre la ignominiosa derrota de Estados Unidos, los medios de comunicación nacionales publicaron fuertes títulos. "Revuelta en la ONU", fue el del editorial de The New York Times. "Los tiranos asumen", vociferó The Wall Street Journal. "Comisión de díscolos", señaló The Washington Times.
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Pero desde hace siete años, Estados Unidos se mantuvo diplomáticamente apartado de las elecciones al Consejo de Derechos Humanos.

Según algunos diplomáticos en Washington, Estados Unidos teme que se repita su derrota de aquel momento, particularmente en el contexto de sus propios antecedentes en materia de derechos humanos en Iraq y Afganistán, donde las fuerzas militares estadounidenses son acusadas de cometer torturas y abusos en prisión.

El gobierno del presidente George W. Bush también fue blanco de críticas por transgredir derechos civiles y humanos en su "guerra contra el terrorismo", tanto dentro como fuera del país.

En las últimas elecciones, Estados Unidos se presentó ante la Asamblea General de la ONU con "43 sólidas garantías escritas" de votos prometidos.

Pero al contar los votos terminó con apenas 29, mientras que tres miembros de la Unión Europea —Francia con 52 votos, Austria con 41 y Suecia con 32— derrotaron a Washington en la pugna por obtener asientos en la Comisión de Derechos Humanos ese año.

Como la votación siempre se efectuó de modo secreto, era prácticamente imposible rastrear a los estados miembros que renegaban de sus promesas y compromisos escritos ante Estados Unidos.

Consultado sobre la credibilidad de los compromisos, el representante permanente de Sri Lanka ante la ONU, Prasad Kariyawasam, dijo a IPS que aunque confiaba en la reelección de su país, siempre había un factor de más o menos 10 por ciento en los votos y compromisos confirmados por los estados miembro.

Kariyawasam señaló que las elecciones para el Consejo de Derechos Humanos estaban basadas en las capitales, en el sentido de que las decisiones son tomadas por los propios gobiernos de los países, y no por sus delegaciones en la ONU.

También hay otra incertidumbre a tener en cuenta: la preferencia de embajadores individuales (que pueden o no desobedecer instrucciones de sus capitales).

Dado que la votación es secreta, la realidad de los sufragios individuales ejercidos por embajadores también es un factor a considerar.

Un ex embajador asiático confesó una vez que, sin importarle las instrucciones que recibía de su gobierno, a veces decidía por su cuenta y sufragaba puramente en base a su propia opinión.

"Cómo vote en una elección de la ONU dependerá en amplio grado de las amistades que he construido con otros embajadores", dijo a IPS.

Todo esto será puesto a prueba el 21 de este mes, cuando la Asamblea General, de 192 miembros, elija 15 integrantes del Consejo de Derechos Humanos, de 47 naciones. Los asientos fueron asignados en base al concepto de "distribución geográfica equitativa".

Los únicos países que tienen garantizados sus escaños pertenecen a los dos grupos regionales —África y América Latina y el Caribe— porque tienen el número de candidatos requeridos para los asientos destinados a las dos regiones. En jerga de la ONU, son llamados "borrón y cuenta nueva".

África tiene cuatro candidatos —Burkina Faso, Gabón, Ghana y Zambia— para los cuatro asientos asignados a esa región.

El grupo de América Latina y el Caribe posee tres candidatos —Argentina, Brasil y Chile— para los tres escaños vacantes.

Como resultado, se espera que los siete sean electos. De todos modos, cada uno de estos siete países tiene que recibir los 96 votos obligatorios, de los 192 de la Asamblea General, a fin de ser electos para integrar el Consejo.

Pero las tres regiones restantes —categorizadas como estados asiáticos, estados de Europa oriental y Europa occidental y otros estados— están divididas, porque hay más candidatos que asientos disponibles.

Seis países compiten por los cuatro escaños de la región asiática: Bahrein, Corea del Sur, Japón, Pakistán, Sri Lanka y Timor Oriental.

Los dos lugares vacantes en la región de Europa oriental son disputados por cuatro países: Eslovaquia, República Checa, Serbia y Ucrania. Y quienes compiten por los dos escaños asignados a Europa occidental y otros estados son España, Francia y Gran Bretaña.

En un informe dado a conocer semanas atrás, las organizaciones no gubernamentales UN Watch y Freedom House dijeron que la cuarta parte de los países que rivalizan por obtener asientos en el Consejo de Derechos Humanos poseen "pésimos antecedentes en materia de derechos humanos, que deberían descalificarlos de la membresía".

Según el estudio, cinco países no estaban calificados, a juzgar por sus antecedentes en este sentido: Bahrain, Gabón, Pakistán, Sri Lanka y Zambia. Todos estos países, excepto Bahrein, son candidatos en carrera para la reelección.

Además, el informe cuestionó que sean aptos para postularse Brasil, Burkina Faso y Timor Oriental, "cuyos antecedentes de derechos humanos están mezclados".

La directora de defensa de Freedom House, Paula Schriefer, dijo la semana pasada que la membresía del Consejo ya incluía a tres países —Arabia Saudita, China y Cuba— listados en el informe sobre derechos humanos "Lo peor de lo peor", de Freedom House.

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