CLIMA-CUBA: Pronóstico ciclónico reservado

Aunque por segundo año consecutivo se abstuvo de publicar sus pronósticos, Cuba aceitó su plan de prevención de desastres provocados por huracanes, ante el comienzo este 1 de junio de una temporada ciclónica que, según algunos meteorólogos, podría ser «muy activa» en la cuenca atlántica.

Maritza Ballester, investigadora del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, confirmó a IPS que las previsiones que anualmente emite esa entidad no serán dadas a conocer, siguiendo la misma conducta de 2007, una reserva que no guardan instituciones similares de la región.

La Oficina Nacional de Meteorología de República Dominicana dijo esta semana que la temporada ciclónica podría ser intensa en la cuenca atlántica, con la formación de 13 tormentas tropicales con nombre propio, siete de las cuales podrían alcanzar la categoría de huracán.

William Gray y Philip Klotzbach, de la estadounidense Universidad del Estado de Colorado, anunciaron a su vez 15 tormentas nombradas, de las cuales ocho serían huracanes, cuatro moderados (categorías 1 y 2 en la escala de Saffir-Simpson) y cuatro intensos (categorías 3, 4 y 5).

No obstante, este pronóstico podría cambiar en los primeros días de junio, cuando se espera una nueva previsión de los investigadores estadounidenses. La temporada ciclónica se extiende hasta noviembre, y los meses de mayor riesgo para Cuba, en cuanto a la frecuencia de tormentas, suelen ser octubre, septiembre y agosto, en ese orden. Gracias a su sistema de protección y mitigación de desastres naturales, que las autoridades revisan y practican cada año en simulacros con la población, este país ha logrado reducir al mínimo la pérdida de vidas humanas, aunque su economía suele sufrir graves daños, especialmente en viviendas y agricultura.

La protección de personas y recursos en situaciones de desastres está a cargo de la Defensa Civil, adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas, bajo cuya dirección se ponen a punto los planes de prevención en cuanto se avizora la formación de una depresión tropical en el área.

Las fases que se establecen ante la amenaza de un ciclón —informativa, alerta, emergencia y recuperativa— permiten poner en marcha una serie de medidas, como la masiva evacuación de familias residentes de zonas en peligro de inundaciones u otros riesgos.

A su vez, el Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba emite avisos de alerta temprana de la posibilidad o peligro potencial de que algún ciclón tropical pueda afectar el territorio nacional, lo que permite a las autoridades adoptar medidas con una antelación de 72 a 120 horas.

El ejercicio Meteoro 2008, realizado en todo el país el 24 y el 25 de mayo, incluyó desde prácticas de salvamento y evacuación de zonas bajas, edificios en mal estado y otras áreas vulnerables, hasta la limpieza de zanjas, alcantarillas y azoteas.

La experiencia cubana en materia de prevención es considerada un ejemplo por organismos internacionales, pues este país caribeño es el que tiene menos víctimas fatales en toda la cuenca atlántica, que comprende el mar Caribe, el Golfo de México y el océano Atlántico.

En la cuenca atlántica se forman un promedio de 10 tormentas tropicales en cada temporada, de las cuales seis llegan a huracanes y uno de éstos alcanza gran intensidad.

En 2007, el área sufrió el embate de seis huracanes, dos de ellos con categoría cinco: Dean, que penetró en tierra por la Península de Yucatán, y Félix, que ingresó en el noreste de Nicaragua, causando más de 100 muertos, cientos de desaparecidos y enormes pérdidas económicas. Otros dos, Noel y Olga, resultaron ciclones extremadamente lluviosos.

Esos fenómenos, junto a varias tormentas tropicales, ocasionaron cuantiosos daños materiales y 370 muertes, sobre todo en países caribeños, según un análisis de esa temporada publicado por Ballester y José Rubiera, director del centro de pronósticos del Instituto Cubano de Meteorología.

Cuba fue afectada, entre otros, por Noel en su fase de tormenta tropical, con intensas y persistentes lluvias en la región oriental, cobrando una vida humana y cuantiosos daños materiales. A su vez, en su avance sobre el Caribe, el huracán Dean produjo inundaciones costeras en zonas bajas del litoral sur de este país.

En 2006, en el Atlántico se formaron nueve tormentas y cinco huracanes, incluidos dos intensos. Esa temporada se consideró "cercana a lo normal", a diferencia de las de 2005 y 2004, cuando en el estado de Florida, Estados Unidos, y en la costa del Golfo de México cuatro huracanes por cada año dejaron una estela de destrucción y muerte. Ciclón tropical es un término genérico. Cada sistema se clasifica de acuerdo con la intensidad de sus vientos máximos sostenidos. Así, se llama depresión tropical cuando los vientos llegan hasta 62 kilómetros por hora, tormenta tropical, entre 63 y 117 kilómetros por hora, y huracán cuando los vientos alcanzan o superan los 118 kilómetros por hora.

A su vez, los huracanes de categoría 1 tienen vientos máximos sostenidos de una velocidad de entre 119 y 153 kilómetros por hora, los de categoría 2, de entre 154 y 177, y los de categoría 3, de entre 178 y 209, la categoría 4 va entre 210 y 249 kilómetros por hora, y aquéllos que alcanzan más de 250 kilómetros por hora pertenecen a la categoría 5.

El nombre propio se asigna a partir de la fase de tormenta tropical. La Organización Meteorológica Mundial y el Comité Regional de Huracanes asignaron 21 nombres, por orden alfabético, para los fenómenos atmosféricos que se formen en la actual temporada atlántica de huracanes, el primero se llamará Arthur y el último Wilfred.

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