SALUD: Cambio climático desafía a la especie humana

El Día Mundial de la Salud, que se celebra este 7 de abril, es una buena oportunidad para «llamar la atención de que está en juego la supervivencia de la humanidad» a raíz del cambio climático, dijo la directora de la OPS, Mirta Roses.

Directora de la OPS, Mirta Roses. Crédito: Organización Panamericana de la Salud
Directora de la OPS, Mirta Roses. Crédito: Organización Panamericana de la Salud
Autoridades y comunidades deben "asumir la responsabilidad que a todos nos cabe para contribuir a un ambiente más estable", reducir la fragilidad de las poblaciones en zonas de riesgo y en la pobreza, como los indígenas, destacó la cirujana argentina, especialista en enfermedades infecciosas, en conversación telefónica con Tierramérica desde Washington.

Tierramérica: — ¿Cuáles son las principales amenazas para la salud que entraña el cambio climático en nuestro continente?

Mirta Roses: — Uno de los efectos más conocidos, al alterarse los patrones tradicionales de temperatura, presión atmosférica, humedad, etcétera, se da en la distribución de enfermedades, así como de vectores, que en general son insectos. Con estos cambios se modifican, por ejemplo, los ciclos estacionales que antes evitaban la diseminación de enfermedades. Así aparecen nuevas o se expanden otras, como los males respiratorios, la fiebre amarilla, el paludismo o el dengue, que ya cubre todo el continente. El cambio climático da mayor frecuencia a fenómenos como huracanes y a periodos de sequía seguidos de lluvias excesivas, que afectan en especial a los más vulnerables, a las comunidades que viven en zonas de riesgo y en la pobreza.

— ¿Qué medidas concretas aplica la OPS?
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— Tratamos de impulsar medidas individuales y comunitarias para no agravar los factores que influyen sobre el cambio climático. La salud es un sector de alto consumo de energía, a través de hospitales y de otros servicios, por eso todos debemos contribuir a un mejor manejo del medio, de técnicas y de pautas de consumo. También se trabaja sobre la disposición final de desechos sanitarios peligrosos.

— ¿Cómo se llevan a la práctica esas recomendaciones?

— Para predicar con el ejemplo, desarrollamos un plan que llamamos la "OPS verde", para aprender desde el hábito y la cultura institucional y de los trabajadores de la organización. Pero nuestro trabajo habitual es con los ministerios de Salud, así ampliamos el círculo de convencidos y practicantes de una forma más sostenible de vivir y desempeñarse. Ya hicimos una experiencia con el hábito de fumar: comenzamos por casa, declarando a la OPS espacio libre de humo y así luego convencimos a los gobiernos. Actuamos sobre el manejo de los servicios de salud y, por supuesto, con áreas muy vinculadas como el manejo del agua, saneamiento y tratamiento de desechos. Cooperamos con los países en sistemas de alerta temprana y en planes de contingencia, no sólo para afrontar los efectos del cambio climático y el incremento de los desastres naturales, sino en la disponibilidad de agua potable y de alimentos. — ¿Cómo aborda la OPS el problema del saneamiento, a veces relegado?

— En América alrededor de 150 millones de personas no tienen acceso a agua segura y unas 130 millones no cuentan con alcantarillado básico. En este año internacional del saneamiento destacamos mucho esta exclusión de tanta población. Esto lo vivió la región de manera muy dolorosa cuando en 1991 se reintrodujo el cólera, con impacto en las personas y en el propio desarrollo económico, porque las enfermedades de transmisión hídrica motivo de muchas barreras sanitarias al comercio.

— ¿Cómo influye la OPS en la obtención de financiación para extender la red de saneamiento?

— Ha sido fundamental mostrar la evidencia. Hemos tenido que convertirnos en expertos para hacer estudios económicos de los impactos, mostrar cómo se relacionan estos determinantes con la nutrición, la mortalidad materno-infantil y el desarrollo. Hemos desarrollado muchos instrumentos de análisis, estudios sectoriales para identificar las necesidades y los planes de inversión y lograr así la atención de los bancos de desarrollo para asistir obras de infraestructura de alta financiación. Por otro lado, se ha laborado mucho sobre el mejoramiento de la gestión de las empresas públicas de agua y saneamiento y la formación del recurso humano.

— ¿Cómo es la respuesta a esa acción en los municipios y las comunidades?

— Llevamos adelante desde hace casi 20 años el plan Municipio Saludable, que encara la promoción de salud y disminución de enfermedades con un enfoque de desarrollo local y fortalecimiento de las autoridades y de la acción intersectorial centrada en líderes políticos, juntas de vecinos, etcétera. En la mayoría de los casos comienza precisamente con las reivindicaciones de acceso al agua y al saneamiento. También con mucha sensibilidad hacia el desarrollo de tecnología simplificada y apropiada a la cultura local. Hemos tenido mucho apoyo y trabajo con poblaciones indígenas, que tienen sus propias concepciones de relación armónica con la naturaleza y de búsqueda de recursos naturales.

— Cuéntenos una de esas experiencias.

— Trabajamos de modo sostenido con indígenas del área andina y en Paraguay, con el rescate y fortalecimiento de tecnología sencilla y de inversiones en sistemas comunitarios de prospección de agua y de desinfección del recurso en viviendas. Eso ayudó a controlar el cólera, que en 10 años se pudo eliminar nuevamente de la región. Se han rescatado prácticas tradicionales como las juntas de agua para administrar y encontrar un equilibrio entre uso doméstico y agrícola.

* El autor es subeditor regional de IPS para América Latina. Este artículo fue publicado originalmente el 5 de abril por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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