Un motor fabricado con chatarra, latas, viejas cañerías o discos de computadoras, y que funciona con cualquier fuente de calor, está destinado al uso de pequeños agricultores, dijo a Tierramérica su inventor, Aldemir Chaim, de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria. El motor puede funcionar con residuos de siembras o madera, alcohol o simplemente el sol.
“Simplificamos una tecnología antigua”, inventada por los hermanos escoceses Robert y James Stirling en 1816, para una infinidad de aplicaciones actuales, como cargar baterías, bombear agua e iluminar residencias, explicó Chaim. Es “muy barato y fácil de construir”, acotó el agrónomo que exhibió su producto en una feria agropecuaria a mediados de este mes.
La idea de rescatar ese viejo motor eficiente, aunque menos potente que los de gasolina o gasóleo, surgió para ayudar a agricultores pobres a recargar baterías de pulverizadores electrostáticos, también desarrollados por Chaim, que permiten reducir a la mitad el uso de agroquímicos.