ARQUEOLOGÍA-VENEZUELA: La isla del tesoro

Las arenas de Cubagua, una isla de 24 kilómetros cuadrados en el Caribe venezolano, están ahora deshabitadas, pero guardan el testimonio de tres pasos formadores de la población americana.

"Los primeros yacimientos arqueológicos encontrados datan de 3.000 a 3.500 años, restos del paso de grupos paleoindígenas, nómadas, exploradores, recolectores de crustáceos y moluscos, quizá en camino a poblar otras zonas de Sudamérica o el Caribe", señaló a IPS el antropólogo Carlos Martín. Sobre su escritorio, en la coordinación de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela, el especialista desparrama algunas conchas marinas colectadas en Cubagua, de apariencia corriente para el lego pero que, con una segunda y más atenta mirada, se ven cortadas o talladas para servir de herramienta. "Lo que parece basura arqueológica en realidad corresponde a gubias o herramientas usadas para abrir moluscos, procurarse alimento o trabajar rudimentariamente la madera", empleada en balsas o primitivos botes con los que exploraban la región del Caribe. Cubagua, unos 300 kilómetros al nordeste de Caracas, está a mitad de camino entre la costa firme del oriente venezolano y la más grande y turística isla de Margarita. Carece de agua dulce en la superficie y su paisaje es de arena, piedras y algunos matorrales. "Un segundo grupo de objetos tallados corresponde a grupos, esos sí pueblos indígenas de lengua caribe o arawac, que actuaron como nómadas en Cubagua desde hace por lo menos 2.000 o 1.500 años. Son de quienes en tierra firme o en Margarita ya empleaban cuchillos y otras herramientas de piedra, conchas y madera", explicó Martín. El historiador de origen alemán Enrique Otte registró rastros de alfarería y lo que pudieron ser fogones para cocción de alimentos o actividades rituales de tipo religioso. De estos pueblos eran los indígenas que encontraron los españoles a fines del siglo XV cuando llegaron a esas costas. Durante su tercer viaje, en agosto de 1498, el navegante Cristóbal Colón se encontró con Cubagua y la riqueza que despertó el apetito europeo: las perlas. Fue el turno de la tercera ola pobladora de Cubagua: los españoles, que llevaron indígenas guaiqueríes desde Margarita para forzarlos a sumergirse hasta morir en los ostrales y para ello establecieron, en 1500, el primer asentamiento de lo que ahora es América del Sur. Nueva Cádiz se llamó el poblado que evolucionó en el norte de Cubagua con pretensiones de ciudad, lo que consiguió formalmente en 1528, cuando llegó a tener 1.000 habitantes de origen europeo, junto a una cantidad desconocida de indígenas y, luego, grupos de esclavos negros. El agua dulce se llevaba desde la boca del río Manzanares, en la cercana tierra firme. En 1537 ya se extinguían los ostrales y los indígenas, por la salvaje explotación, la ciudad fue abandonada como asentamiento permanente en 1539 y un maremoto la destruyó en 1541. Sus restos fueron quemados por piratas franceses en 1543. Nueva Cádiz "fue una ciudad amurallada en forma de ele (L), para protegerse de los piratas, y tuvo calles, casas, dos iglesias, un ayuntamiento, un convento y un cementerio. Afuera, en bohíos o barracas muy rudimentarias vivían los indios y negros", narró a IPS el arqueólogo Jorge Armand, quien conduce excavaciones sobre el terreno. Armand y su equipo encontraron y despejaron el área de una de las iglesias, la Ermita de Nuestra Señora, de unos 30 metros de largo por ocho de ancho, con paredes frisadas de un metro de espesor y piso de losas de piedra. "Las ruinas coinciden con las investigaciones de Otte y el registro de un viejo mapa francés", señaló el arqueólogo. La ermita "es el primer templo católico en América del Sur, el primero donde se veneró la Virgen del Valle —patrona de marineros y pescadores en Venezuela— y muestra la importancia que los españoles dieron a Nueva Cádiz", dijo Armand. El estatal Instituto del Patrimonio Cultural estudia la posibilidad de erigir en Cubagua un museo que sirva de base a estudios de arqueología e historia, y al turismo. La isla tradicionalmente es usada como apostadero por pescadores de la zona. "Lo primordial es la conservación. Un museo in situ es una idea magnífica, pero el turismo debe acompañarse de educación y controles que lo hagan muy responsable, pues no sólo estamos ante tesoros arqueológicos sino ante una isla ambientalmente frágil", comentó Martín. Cubagua "representa tres momentos clave del desarrollo humano en América. Primero el paso de las bandas (en sentido arqueológico) primitivas, que podrían ser antepasados de los caribes, luego los indígenas ya organizados que habitaban tierra firme e iban a Cubagua por temporadas para pescar y posiblemente hacer sus rituales", señaló el arqueólogo. Y, finalmente, "los españoles que fundaron la primera ciudad colonial insular hace más de 500 años", hasta la extinción por obra de las fuerzas de la naturaleza y de la codicia, apuntó. "A veces se tiende a menospreciar el patrimonio prehispánico de Venezuela, porque se compara con el de México, Perú o América Central, que es un patrimonio de carácter monumental.

Pero sus raíces pudieron gestarse aquí, en esta isla, hace milenios, con algo tan básico y maravilloso como los primeros pobladores del nuevo mundo tallando una piedra que servía para abrir una concha de mar y cortar madera", concluyó Martín.

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