ESTADOS UNIDOS: Renuncia de Fallon satisface a Bush

Al pedir que lo relevaran del mando militar de Estados Unidos en Medio Oriente y el pase a retiro, el almirante William Fallon, contrario a las propuestas de ataque contra Irán, cedió a las presiones del gobierno de George W. Bush.

Al anunciar su alejamiento, el secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates, dijo considerar que era la decisión "correcta". De esa forma, indicaba que la renuncia coincidía con el deseo del gobierno.

Antes de la renuncia, los periodistas le preguntaron el lunes al portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, si Gates aún tenía plena confianza en Fallon. Morrell se limitó a señalar que existía entre ambos una "buena relación de trabajo" y agregó que el almirante prestaba servicios "a disposición del presidente".

El desenlace se produjo pocos días después de la publicación en la revista Esquire de un perfil de Fallon, según el cual el máximo jefe militar de Estados Unidos en Medio Oriente "estaba en la sartén" por sus declaraciones públicas en contra de un ataque a Irán, opción que Bush se ha negado sistemáticamente a descartar.

La repercusión que alcanzó ese artículo elevó la presión para que Fallon renunciara, pero es casi seguro que el almirante sabía que sería removido cuando aceptó cooperar en la realización del perfil que publicaría Esquire.
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El martes, Fallon difundió una declaración. "Informes en la prensa, que sugieren una desconexión entre mis puntos de vista y las políticas del presidente, se han convertido en una distracción en un momento crítico y obstaculizan los esfuerzos" en la región a su comando, que incluye Medio Oriente y países de Asia como Afganistán y Pakistán.

El militar tuvo en el último año choques con la Casa Blanca por la política de Bush hacia Irán. También cuestionó que Iraq continuara siendo la prioridad militar de Washington en lugar de Afganistán y Pakistán, lo que le deparó conflictos con el presidente y con el general David Petraeous, máximo comandante estadounidense en Bagdad.

La mayor preocupación de Fallon parece haber sido evitar una guerra con Irán. El almirante, al igual que la mayoría de los miembros del Estado Mayor Conjunto y muchos altos oficiales, se sintieron alarmados a fines de 2006 y principios de 2007 por los indicios de que Bush y el vicepresidente Dick Cheney contemplaban un ataque contra Teherán.

Gates nombró a Fallon como máximo jefe militar para Medio Oriente poco después de una reunión entre Bush y los miembros del Estado Mayor Conjunto, el 13 de diciembre de 2006, en la que les solicitó sus opiniones sobre un posible ataque a Irán.

Según el coronel Patrick Lang, ex miembro de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Fallon dijo en privado, cuando se lo confirmó para el cargo, que no habría guerra con Irán mientras él fuera comandante.

Cuando se le preguntó cómo haría para evitarla, respondió: "Tengo mis opciones". Lang interpretó ese comentario en el sentido de que estaba dispuesto a renunciar antes que obedecer la orden de ataque.

Fallon también habría dicho en privado: "Varios de nosotros estamos tratando de poner a los locos nuevamente dentro de su caja", en aparente referencia a la oposición del Estado Mayor a un enfrentamiento militar con Teherán.

Incluso antes de ser nombrado comandante para Medio Oriente, el almirante expresó una fuerte oposición al envío de un tercer portaaviones al Golfo Pérsico (o Arábigo) con la intención de intimidar a Teherán y sugerir que se estaba preparando un ataque. El plan fue abandonado por este motivo.

Al parecer, Fallon comunicó a Bush su reticencia a una guerra con Irán poco tiempo después de ser designado.

Pero más que su oposición a un ataque militar contra Irán, la mayor fuente de fricción con el gobierno fue el papel de Fallon en el terreno diplomático, a través de sus contactos personales con líderes políticos y militares de Medio Oriente.

Este verano (boreal), mientras Cheney promovía un ataque a bases en Irán supuestamente conectadas con los insurgentes iraquíes, Fallon declaró en una entrevista que Estados Unidos debía "encontrar la forma de llegar a un acuerdo" con el régimen islamista.

La relación empeoró cuando el militar, entre septiembre y noviembre de 2007, descartó en tres oportunidades la posibilidad de un ataque contra Irán, para calmar la inquietud de varios gobiernos de Medio Oriente aliados de Washington.

Fallon también entró en conflicto con funcionarios del gobierno al reclamar una retirada de tropas de Iraq mucho más rápida que la contemplada por Bush y Petraeous, por quien el almirante sentía un desagrado visceral.

Cuando se reunieron por primera vez en Bagdad, en marzo de 2007, Fallon lo llamó "pequeña mierda de gallina lameculos", según fuentes familiarizadas con los informes sobre ese encuentro.

Su enfrentamiento con Petraeous se debía a la insistencia de este último en mantener tropas estadounidenses en Iraq, aunque la posición de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se estaba volviendo más precaria en Afganistán.

Fallon siempre consideró que este país y Pakistán constituían los mayores desafíos a la seguridad de Estados Unidos.

Asimismo, ordenó a sus subordinados que dejaran de emplear para referirse a Iraq el término "guerra prolongada", caracterización empleada por los funcionarios del gobierno de Bush. Se comentó que lo preocupaba que el uso de ese concepto sugiriera que Estados Unidos tenía la intención de dejar tropas en países musulmanes por tiempo indefinido.

Las posiciones de Fallon lo hicieron impopular entre los neoconservadores que integran el gobierno de Bush.

El almirante decidió embarcarse en un complejo juego político al oponerse a la política de la Casa Blanca. Sabía que era políticamente vulnerable, pero en lugar de optar por un papel discreto decidió doblar la apuesta, prestándose a cooperar abiertamente con Esquire en el perfil que la revista estaba preparando.

Probablemente ya sabía en ese momento que sus días como comandante para Medio Oriente estaban contados.

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.

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