MUJERES-TURQUÍA: Con velo a la universidad

La Asamblea Nacional de Turquía aprobó el levantamiento de la prohibición de usar el tradicional velo islámico en la universidad gracias a la alianza del gobernante Partido por la Justicia y el Desarrollo (AKP) y la Acción Nacionalista (AH).

La medida, aprobada por 411 votos a 103 el sábado, era esperada desde que Abdullah Gul, con antecedentes islamistas, fue elegido presidente en agosto de 2007.

Pero la iniciativa comenzó a materializarse recién a fines del año pasado cuando Gul colocó al mando del Consejo de Educación Superior a Yusuf Ziya Özcan, públicamente conocido por ser partidario del levantamiento de la prohibición.

El asunto puede parecer trivial, pero divide profundamente a la sociedad turca.

En un país que optó por ser laico hace nueve décadas, todo intento de revivir simbolismos religiosos en la vida pública es considerado por muchos como un alejamiento de los valores republicanos y un regreso a la época oscura de superstición y subdesarrollo que precedió el fin del Imperio Otomano.

Casi 99 por ciento de la población turca se dice musulmana y casi la mitad dice practicar la religión, pero muchos suscriben a la doctrina laica de Mustafa Kemal Ataturk, fundador de la república. Por ello respaldan una clara división entre religión y Estado, muy similar al modelo francés.

El AKP, sucesor del Partido de Bienestar, prohibido a fines del siglo pasado por reaccionario a causa de su carácter islamista, ganó 47 por ciento de los votos emitidos en las elecciones parlamentarias de julio de 2007. La agrupación se ha mostrado abiertamente a favor de la libertad de expresión de las creencias religiosas en ámbitos públicos.

Contra la creencia popular, la prohibición del velo no fue impuesta por Ataturk. Él promulgó en 1925 la "ley del sombrero", que obligó a los hombres a reemplazar su tradicional fez oriental por el sombrero en forma de hongo, símbolo de la modernidad.

Al promover mejores derechos para las mujeres turcas, a fin de que alcanzaran los estándares de sus pares europeas, Mustafa Kemal no tocó su atuendo.

La mayoría de ellas, en especial en las provincias orientales, siguen utilizando el velo para cubrirse el cabello.

El uso del velo en establecimientos públicos se convirtió en un asunto político en los 80, cuando jóvenes de provincia y áreas rurales llegaron a la universidad. Hasta ese momento, la educación era un privilegio de la clase media laica urbana, que por voluntad propia se vestía a la moda occidental.

Pero el ingreso gradual de jóvenes con esa prenda a las universidades instaló una polémica que llevó a los rectores a prohibirles el ingreso.

A fin de preservar la paz social, el parlamento aprobó en 1989 una ley que permite a las estudiantes usar velo en dependencias universitarias. Se le suele llamar turbante, aunque los puristas insisten en que el término es inadecuado.

El ambiente académico no aceptó la derrota. El caso fue llevado ante el Tribunal Constitucional que repelió la ley arguyendo que violaba los principios constitucionales de la república. La decisión se utilizó como sustento legal para prohibir el velo en todos los centros de enseñanza.

El opositor Partido Popular Republicano (CH) sostiene que el levantamiento de la prohibición no puede ser reglamentado por un simple procedimiento legislativo y requiere de una nueva Constitución.

El gobierno trató de encontrar una forma fácil y rápida de solucionar el asunto con la modificación en el parlamento de dos artículos relevantes de la Constitución.

Los cambios incluyen añadir al artículo 10 la frase: "En todas sus acciones, las instituciones estatales y órganos administrativos deben observar el principio de equidad ante la ley".

Asimismo, se agregará al artículo 42: "Nadie debe ser privado del derecho a la educación por su atavío".

Pero los líderes del Partido Popular Republicano y varios constitucionalistas insisten en que los cambios no son válidos ante la ley porque contradicen los principios fundamentales de la Constitución.

El artículo 2 estipula que "La República de Turquía es un Estado democrático, laico y social gobernado por la ley, fiel al nacionalismo de Ataturk y basado en los principios fundamentales expuestos en el Preámbulo", que subraya la laicidad como uno de los preceptos centrales.

Incluso, el artículo 4 estipula que "las disposiciones del artículo 2 acerca de las características de la República de Turquía no deben enmendarse ni proponerse sus enmiendas".

El sistema judicial parece contrario a todo intento de atentar contra la laicidad.

El nuevo jefe de la Corte Suprema de Apelaciones, Hasan Gerçeker, advirtió al parlamento de "no socavar el orden secular" de Turquía y prometió una visión laica durante su periodo.

La mayoría de las personas encuestadas sobre el asunto minimizan el alarmismo de la oposición acerca del uso del velo en los ambientes universitarios y sostienen que en democracia no debe impedirse la expresión de las creencias religiosas.

Pero el Partido Popular Republicano considera que el velo en la universidad es el caballo de Troya que se propone socavar la laicidad.

Esa agrupación considera que ese es el primer paso de una agenda oculta del gobierno para transformar de forma gradual el sistema político turco en un régimen islamista gobernado por la shariá (ley islámica), a imagen de Malasia, en el mejor de los casos, o de Irán, en el peor.

Un reciente incidente parece justificar esas preocupaciones.

A fines de enero, Husnu Tuna, legislador del AKP, admitió en público que el objetivo de largo plazo de su partido era levantar la prohibición del uso del velo también en las escuelas y en otros ámbitos académicos y estatales.

El primer ministro y presidente del AKP, Recep Tayyip Erdogan, ordenó al grupo parlamentario de su partido una investigación del "disidente" Tuna.

Casi con seguridad, el Partido Popular Republicano se opondrá a toda enmienda en el Tribunal Constitucional. Sin embargo, la cuestión es saber qué harán las Fuerzas Armadas.

Cuando en abril de 2007 se especulaba con la llegada de un islamista a la presidencia del país, el jefe del Estado Mayor, general Yasar Buyukanit, emitió una declaración en la que se insinuaba que en ese contexto no se descartaba un golpe de Estado.

Más de 100.000 personas manifestaron el fin de semana en Antikabir, el mausoleo de Ataturk de Ankara, contra la decisión del parlamento. Otras protestas similares ocurrieron en otras 13 provincias.

El ámbito académico está dividido.

Unos 1.300 profesores e instructores firmaron una declaración pública a favor de levantar la prohibición. Pero todos los rectores y otros funcionarios se opusieron o se abstuvieron.

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