Mientras el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, conversaba este jueves con el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, simpatizantes del islamista movimiento Hamas advertían en las calles de Gaza que su participación es ineludible para lograr la paz.
Estados Unidos declaró "organización terrorista" a Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), que triunfó en las elecciones de enero de 2006 y domina la Franja de Gaza mediante las armas desde junio de 2007. Por lo tanto, Bush no se reunirá con sus representantes en su visita a Palestina.
Hamas —que expulsó de Gaza a la dirigencia del partido de Abbas, Fatah, moderado y secular— considera que el diálogo entre Abbas y Bush no tienen valor alguno si se mantiene a su partido al margen.
El mismo criterio es válido para las negociaciones entre el presidente de la Autoridad Nacional Palestina y el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, que se concretaron poco antes de la llegada de Bush.
La visita "no es más que un intento de Bush de mejorar su imagen antes de finalizar su mandato" en enero de 2009, dijo a IPS Salah al-Bardawil, portavoz del bloque Cambio y Reforma, asociado a Hamas, en el Consejo Legislativo palestino.
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En una entrevista con la televisión israelí Bush dijo el domingo que, antes de finalizar su carrera política, quería alcanzar un acuerdo de paz árabe-israelí definitivo que contemple la creación de un Estado palestino independiente.
"Bush no puede hablar sinceramente al respecto, pues Israel se ha rehusado sistemáticamente a definir una frontera clara y a reconocer un Estado palestino viable", dijo Bardawil.
"Uno debe preguntarse de qué clase de país está hablando Bush cuando los israelíes insisten —y Estados Unidos tolera— en la expansión de los asentamientos judíos ilegales, en la construcción de un muro y en privar a Gaza de su agua y sus recursos económicos", agregó.
La visita de Bush resaltó las divisiones entre Hamas, que controla Gaza, y Fatah, que ejerce su autoridad en Cisjordania.
"Bush no es bienvenido por Hamas ni por la mayoría de los palestinos", afirmó Bardawil.
Por su parte, Saeb Erekat, un dirigente de Fatah, dijo que Abbas y el primer ministro Salam Fayyad pedirían a Bush que presione a Israel para que detenga la expansión de los asentamientos y sus operaciones militares en Cisjordania y Gaza.
Negociadores israelíes y de la Autoridad Nacional Palestina mantuvieron dos rondas de conversaciones luego de la cumbre de Annapolis, Estados Unidos, que relanzó en diciembre el proceso de paz.
Pero no realizaron grandes avances, fundamentalmente a causa de la expansión de los asentamientos judíos.
La radicación de colonos en tierras árabes que Israel capturó en la Guerra de los Seis Días de 1967 ha sido desde entonces uno de los puntos de negociación más conflictivos.
"Aunque no somos optimistas respecto de las intenciones de Bush, tenemos la esperanza de que influya sobre los israelíes para que pongan fin a sus prácticas y ataques militares, la construcción del muro de segregación y la expansión de los centenares de asentamientos ilegales", dijo a IPS Zakaria al-Agha, uno de los pocos dirigentes importantes de Fatah que permanecen en Gaza.
"Las prácticas ilegales de Tel Aviv contradicen la visión que Bush dice tener sobre la paz", agregó.
A los ojos de muchos palestinos, Hamas ha ganado legitimidad al ser excluido de las conversaciones entre Bush y Abbas, quien ha perdido prestigio, junto con Fatah, por participar en ese diálogo.
Bardawil señaló que "la visita busca fortalecer a Abbas contra Hamas y su gobierno en Gaza, pero Bush sabe que no existe solución sin su participación".
El presidente estadounidense, agregó, "quiere dar más poder a lo que él llama 'tendencia moderada' para usar a la gente en sus planes de atacar a Irán en el futuro".
"Bush dice que está trabajando para la creación de un Estado palestino independiente, pero queremos ver acción, no sólo palabras bonitas", señaló Agha.