Los partidos políticos «se han vuelto cada vez menos inclusivos y son cada vez más mecanismos de poder y autorreferencia», advirtió, entrevistado por IPS, Roberto Savio, miembro del Comité Internacional del Foro Social Mundial (FSM).
Savio integra ese organismo desde su creación en 2001, y desde 2003 es coordinador del área de "Medios, cultura y contrahegemonía".
El periodista fundó en 1964 la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), de la que hoy es presidente emérito, así como otras organizaciones informativas, siempre con un énfasis en el mundo en desarrollo.
También es cofundador de Media Watch Global, con sede en París, y presidente del Consejo de la Alianza para una Nueva Humanidad, una fundación que promueve la cultura de la paz.
Savio habló con IPS sobre el futuro del FSM.
IPS: — El FSM es un movimiento antiglobalización, utilizando el término "globalización" en un sentido doctrinario, no literal. Pero, al mismo tiempo, el FSM es un fenómeno global.
ROBERTO SAVIO: — El FSM no es un movimiento contra la globalización, sino contra la clase de globalización que se basa solamente sobre el mercado. Ésta es una globalización generada por el Consenso de Washington, el llamado a un Nuevo Orden Internacional diseñado a fines de los años 80 por las instituciones financieras internacionales y el Departamento del Tesoro (ministerio de hacienda) de Estados Unidos.
También coincidió con el colapso del Muro de Berlín (1989), y un regreso sin precedentes al unilateralismo en las relaciones internacionales, basado sobre la hegemonía, el poderío militar y la idea de que los intereses de Estados Unidos eran automáticamente los intereses de la humanidad, como declaró varias veces el ex presidente (George) Bush (1989-1993).
El resultado de esta clase de globalización fue marginar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al derecho internacional y al llamado a la justicia social, el desarrollo sustentable y otros valores que están consagrados en la constitución de prácticamente todos los países.
Quienes se identifican con el FSM quieren otra globalización, en la cual la justicia social, la participación, la democracia y la gente también sean valores.
Es significativo que cuando comenzamos, en 2001, éramos considerados un movimiento marginal. Ahora, siete años después, ya nadie defiende el Consenso de Washington.
El próximo presidente de Estados Unidos, sea quien sea, suscribirá el Protocolo de Kyoto (contra el recalentamiento planetario, firmado en 1997). Me parece importante que el papa Benedicto XVI haya hablado, en su discurso por la Epifanía, sobre los peligros de esta globalización.
— El FSM suele realizarse en enero, cuando su 'rival', el Foro Económico Mundial (FEM), se reúne en Davos, Suiza. La fecha fue elegida para intentar ensombrecer al FEM. ¿Hasta qué punto cree usted que el FSM impuso temas en la agenda del FEM?
— La coincidencia con la fecha del FEM no fue para ensombrecerlo. En Davos se reúnen unos pocos miles de personas muy poderosas, y nadie puede ensombrecer esa concentración de poder. Simplemente queremos expresar nuestro profundo desacuerdo con la legitimación de decisiones tomadas en un lugar donde la gente se reúne a causa de su poder, no porque haya sido delegada por nadie. Y dejar en claro que hay cientos de miles de personas, sin esa clase de poder pero que son ciudadanos reales, que quieren un mundo diferente.
Si se revisan las varias agendas del FEM, se puede ver claramente cómo, tras el establecimiento del FSM, Davos incluyó temas que antes no aparecían allí, temas sociales, de ambiente, sustentabilidad en el crecimiento económico. También han sido invitadas varias organizaciones no gubernamentales, pero básicamente por razones cosméticas. Nada cambió realmente en su interpretación del mundo.
— ¿Qué quedó del primer FSM, que hizo posible que gente de todo el mundo se reuniera y expresara sus puntos de vista?
— Lo que quedó es que quienes van a un Foro salen fortalecidas en sus puntos de vista y valores, se reúnen con decenas de miles de personas que creen que un mundo diferente es posible y vuelven a sus actividades y campañas con la sensación de que no son un esfuerzo local, sino parte de un movimiento muy grande.
— El segundo FSM y el tercero también se realizaron en Porto Alegre. El cuarto, sin embargo, fue en Mumbai (ex Bombay, India). Luego, en 2005, volvió a Porto Alegre. ¿Fue una buena idea cambiar de sede?
— Ésta es una pregunta compleja. Seguir en Porto Alegre habría hecho todo más fácil, por el gran apoyo de miles de voluntarios locales. También habría aportado un nombre más consistente, como Davos para el FEM. Pero también habría limitado la participación internacional.
— En 2006, por primera vez, el FSM se realizó en tres ciudades diferentes: Caracas (Venezuela), Bamako (Malí) y Karachi (Pakistán). Y en 2007 se celebró en Nairobi (Kenia). Este año, las "acciones" del 26 de enero no serán organizadas en un lugar en particular. ¿Diluye esto el impacto mundial del Foro?
— El FSM es un gran laboratorio de experiencias. La necesidad de lograr la mayor participación posible nos hizo pensar en diferentes fórmulas. Este año convocamos a una ola de movilizaciones locales, para que durante todo el día los ciudadanos se reúnan pacíficamente con el objetivo de debatir, compartir y reclamar un mundo diferente.
Este acontecimiento sin precedentes tiene un problema: la visibilidad. Ya hemos sido informados de casi 400 reuniones en todo el mundo. No tenemos el poder mediático para mostrarlas, para demostrar que éste es un movimiento mundial, que somos muchos y diferentes, y que estamos en todas partes. Intentaremos hacerlo, con medios muy limitados.
Nuestro presupuesto total en materia de comunicación para el FSM 2008 ronda los 100.000 dólares; no es suficiente para abrir una carnicería.
— El sitio web del FSM dice que es "no confesional, no gubernamental y no partidario". En Porto Alegre, sin embargo, fue patrocinado por el gobierno local, liderado por el Partido de los Trabajadores. ¿Qué piensa usted del involucramiento de los partidos políticos en el FSM?
— Nuestra carta de principios excluye deliberadamente a los partidos políticos de los foros. En efecto, es una cuestión muy compleja. Los partidos políticos juegan un rol decisivo en el proceso de moldear las sociedades. Para nosotros lo primordial ha sido no aceptar financiamiento de partidos y excluir a oradores que hablen en nombre de un partido.
En Porto Alegre fue el apoyo ciudadano el que hizo que las autoridades locales dieran apoyo logístico, no financiero. En Mumbai y Nairobi, por ejemplo, fuimos a dos pueblos gobernados por partidos de centroderecha, e incluso ellos cooperaron, de nuevo por el apoyo de los ciudadanos. Pero nunca recibimos contribuciones financieras de un partido como tal, y espero que continúe siendo así.
El caso menos claro fue Caracas, donde el gobierno, a través de una organización no gubernamental local, dio mucho apoyo al Foro. Pero, de modo significativo, el Foro ignoró los pedidos de politización del movimiento formulados por el presidente Hugo Chávez.
— El sitio del FSM dice que éste no es una organización. Por otro lado, algunos dentro del movimiento lo han criticado por intentos de convertirse en un punto central de toma de decisiones para grupos disidentes, una suerte de sustituto de las Internacionales Comunistas.
— Creo que no necesitamos crear una especie de viejo sistema partidario. Pero necesitamos estructurarnos más, establecer reglas de gobernanza, y especialmente llegar al mundo exterior para presentar nuestros puntos de vista y los resultados de nuestros debates y propuestas.
Hay temas en los que hay unanimidad, como la estupidez de la guerra, la necesidad de justicia social, la defensa del ambiente, la necesidad de una agenda de género más fuerte, el respeto por los pueblos indígenas y muchos otros. Y sería de gran impacto si el movimiento hiciera campaña para la creación de plataformas para influir a gobiernos e instituciones.
Pero muchos consideran que las instituciones políticas son parte del problema, pues se han vuelto cada vez menos inclusivas y son cada vez más mecanismos de poder y autorreferencia.
Este debate no fue resuelto. Y nos acompañará durante mucho tiempo. Creo que el hecho de que no podamos presionar por plataformas, porque debemos seguir siendo sólo un espacio abierto, diluye nuestro poder de implementación en un mundo donde se necesita un cambio urgente.
Hagamos lo que hagamos, lo impresionante sigue siendo que, cuando nos reunimos, todos dejan el Foro más felices, más sabios y más fuertes. Tal vez ésta sea la esencia del FSM y no deberíamos esperar más.