AMBIENTE-ARGENTINA: Impenetrable olvido

El bosque El Impenetrable, que abarca casi cuatro millones de hectáreas en el norte de Argentina, puede encontrar en una flamante ley un arma de protección tras décadas de depredación que dejaron a los habitantes de la zona en «una grave crisis humanitaria».

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Tras una activa campaña que logró 1,5 millones de firmas y un largo proceso en el parlamento, se terminó por aprobar a fines del año pasado la llamada ley de Bosques, que incluye la suspensión de la tala de reservas nativas por un año.

La norma estipula que las autoridades nacionales y locales deberán diseñar, tras un relevamiento, un plan de explotación forestal, y cada nuevo permiso tendrá que pasar el examen de un estudio de impacto ambiental y audiencias públicas.

Las denuncias en torno a El Impenetrable señalan que ese tupido bosque de las septentrionales provincias de Chaco, Santiago del Estero y Salta, que se extendía por 8,2 millones de hectáreas hace 95 años, cedió terreno al cabo de los años al avance de la soja y la ganadería y dio paso a la corrupción, el narcotráfico y al contrabando de cigarrillos.

Este proceso se aceleró en la última década. La Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal de la estatal Secretaría de Medio Ambiente estimó que, entre 1998 y 2006, la Argentina perdió 1,11 millones de hectáreas de bosques nativos. De éstas, más de 60 por ciento corresponden a El Impenetrable, según organizaciones ecologistas.
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Un relevamiento forestal en 1982 señaló que el bosque chaqueño había descendido hasta 5,4 millones de hectáreas y otro más reciente, de 2005, cuestionado por diversas organizaciones, concluyó que la reserva ocupaba 4,8 millones.

Según la organización de derechos humanos y centro de estudios Nelson Mandela, con sede central en Resistencia, capital de la provincia de Chaco, la extensión real actual es de 3,5 millones

La misma organización sostiene que entre 1995 y 2007, el gobierno provincial, en manos del tradicional partido Unión Cívica Radical (UCR, centro), se desprendió de más de 3,3 millones de hectáreas fiscales, gran parte de ellas en El Impenetrable.

Rolando Nuñez, titular del Centro Mandela, describió ante IPS un esquema "de corrupción mediante el cual se simuló la venta de tierras para obtener créditos hipotecarios que resultó ruinoso para bancos estatales, porque el valor de la tierra a los dos años de comprada era muy inferior a lo prestado".

La mención de Nuñez refiere a las características ambientales que prevalecen en El Impenetrable, considerado un bosque seco poblado de algarrobos, quebrachos y chañares, con pocas precipitaciones y surcado sólo por un brazo del río Bermejo, el Bermejito. Allí, la temperatura ambiente llega a extremos cercanos a 45 grados en el extendido verano, y el rayo solar potencia aún más el calor sobre el suelo.

Es por ello que ese suelo arenoso que sucede a la deforestación apenas tolera dos campañas de soja, el cultivo estrella que desplazó a otras explotaciones. "Pero es tan bajo el valor de la tierra que con dos campañas, sobra", explicó a IPS el coordinador de la campaña de Bosques de la organización Greenpeace, Hernán Giardini.

La visita al lugar o la simple vista de un mapa satelital, comprueba que a segmentos desérticos donde antes había árboles se suman sorprendentes "picadas" (franjas taladas) que actúan como improvisadas pistas de aterrizaje y que manchan el bosque. Incluso, en algunas de ellas quedaron abandonadas naves que tuvieron algún desperfecto. Según pobladores del lugar, lo verdaderamente valioso era la carga, presumiblemente de droga o de cigarrillos contrabandeados.

No obstante, la destrucción del bosque tiene una contracara mucho más impactante, de acuerdo con lo informado por organismos de derechos humanos y por el propio gobierno de Jorge Capitanich, que asumió en diciembre pasado la gobernación y ordenó la emergencia sanitaria, alimentaria, educativa y ambiental.

El Impenetrable ocupa 35 por ciento del territorio de Chaco, que alberga el 80 por ciento del total del bosque. Es coincidentemente en Chaco donde se registran los picos más altos de pobreza (47 por ciento) e indigencia (23 por ciento) de toodo el país. Estos niveles, que casi duplican los porcentajes nacionales en el primer caso y triplican en el segundo, se ven potenciados en El Impenetrable.

Sobre un total oficial censado de 86 mil habitantes (120.000 según organizaciones privadas) en los departamentos chaqueños de Almirante Brown, Maipú y General Güemes, donde se asienta el bosque, 30.000 son indígenas, tobas en su mayoría pero también wichís, y representan el sector más crítico.

Dramáticas fotos de algunos de ellos en avanzado estado de desnutrición conmovieron al país en 2007, cuando murieron 22 personas por esa causa.

Afectados por enfermedades endémicas como el Mal de Chagas y otras como tuberculosis y leishmaniasis, y desprovistos de los recursos que les proveía el bosque, miles de indígenas de El Impenetrable pasaron a formar parte del cordón pauperizado de Resistencia. A las ciudades de Rosario (noreste) y Buenos Aires se trasladó un número de 30 mil tobas, whichis y mocovíes, la otra población originaria del sudeste chaqueño, según el Centro Mandela.

De los que permanecen en El Impenetrable, buena parte se trasladó a localidades como JJ Castelli, Tres Isletas o Villa Río Bermejito. En Misión Nueva Pompeya se encuentra la mayor población wichi, a 550 kilómetros de Resistencia y de muy difícil acceso. Todas las ciudades citadas registraron un crecimiento vertiginoso de habitantes en la última década. Consultado Núñez, del centro Mandela, acerca de la pertinencia de las normas para la emergencia humanitaria y ambiental, éste advirtió que si "su aplicación es transitoria y sin controles, no va a servir absolutamente de nada".

Núñez enfatizó la necesidad de que el estado provincial encare medidas humanitarias integrales y en diálogo con los pobladores originarios.

Por ejemplo, el titular del Centro Mandela citó que la asistencia con mercadería y medicamentos "está siendo realizada en parte por el Ejército, lo cual es un error porque el mundo indígena tiene temor al uniforme".

Acerca del abordaje interdisciplinario de la situación que afecta a tobas y wichis, Núñez enumeró que es necesario realizar in situ el control de Chagas para en tal caso fumigar y enseñar a realizar protecciones antivinchucas (insecto que transmite el parásito) en las viviendas.

"Hay que escuchar qué quieren los tobas y los wichis. Si el programa Hambre Cero se dedica sólo a lo alimentario y lo sanitario, está destinado al fracaso. Es necesario alambrar el monte y ayudar al mecanismo de autosubsistencia de los aborígenes", reclamó Núñez, que visita frecuentamente El Impenetrable.

El gobierno de Capitanich dispuso también un relevamiento topográfico que tendrá por fin otorgar títulos de propiedad a pobladores que ocupan el bosque desde hace siglos.

Por su parte, Giardini, de Greenpeace, estimó que la ley de Bosques "será eficaz porque en Chaco la mayor parte de la tala es legal, y ahora se cortan los permisos". "El hecho de que la ley prevea mil millones de pesos (315 millones de dólares) para fomento de actividades forestales sostenibles, es un atractivo muy interesante".

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