La alianza de la sociedad civil que mantiene relación consultiva con la ONU ha ganado relieve en sus esfuerzos por compartir papeles protagónicos en la escena internacional, pero en muchos aspectos el foro mundial todavía la relega a un plano secundario.
Esa es la sensación dominante entre los representantes de la sociedad civil que participan esta semana en Ginebra de la 23 asamblea general de la Conferencia de las Organizaciones No Gubernamentales con Estatus Consultivo ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas), más conocida por sus siglas en inglés Congo.
La única vez que la sociedad civil participó del reparto estelar fue durante la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, una puesta en escena de la ONU destinada a reducir la brecha digital entre países ricos y pobres, que fue montada en dos tiempos, la primera fase en Ginebra, en 2003, y la segunda en Túnez, en 2005.
Esa experiencia estuvo muy cerca del modelo de protagonismo tripartito, pues creó una plataforma de intercambio entre gobiernos, sociedad civil y sector privado, admitió a IPS la presidenta de Congo, Renate Bloem, que en la presente asamblea concluye siete años al frente de la institución.
En cambio, durante varias reuniones de la sesión sustantiva que el Consejo Económico y Social de la ONU (Ecosoc) sostuvo en julio en Ginebra, ese enfoque tripartito estuvo lejos de ser la regla dominante en las relaciones entre el foro mundial y el bloque de organizaciones no gubernamentales, se quejó Bloem.
En esa reunión del Ecosoc, las organizaciones no gubernamentales censuraron que dos de los cuatro fondos y programas principales de la ONU ignoraran a la sociedad civil en sus declaraciones políticas.
Cada año se suman unas 100 ó 150 organizaciones no gubernamentales a las cerca de 3.000 que tienen relación consultiva con el Ecosoc. Pero una de las mayores preocupaciones de Congo es la distribución geográfica de esas entidades.
Alrededor de dos terceras partes tienen sedes en América del Norte y Europa, lo cual constituye un grueso desequilibrio, dijo Bloem. Por ese motivo, las organizaciones no gubernamentales del Sur afrontan problemas, en particular las que pretenden acoger a las generaciones jóvenes.
La aspiración de la sociedad civil es pasar del papel consultivo a integrante del elenco de participantes genuinos y de esa forma reflejar la tendencia que se observa en la comunidad internacional a través de foros con múltiples actores.
En el examen de la ubicación de la sociedad civil dentro del sistema de la ONU, Bloem recordó que se abrió un espacio importante cuando la Asamblea General estableció en 2005 que la paz, junto con la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos, eran los pilares donde se asienta el foro mundial.
Pero los intentos de reformar el órgano que rige los asuntos de paz y seguridad, el Consejo de Seguridad de la ONU, continúan bloqueados. En cambio, el Ecosoc ha introducido modificaciones que favorecen una participación creciente de la sociedad civil.
La sustitución en 2006 de la Comisión de Derechos Humanos por el actual Consejo de Derechos Humanos ofrece a la sociedad civil una posibilidad de influir en el proceso de toma de decisiones del sistema, aunque "no sin tener que superar obstáculos ocasionales hábilmente diseminados", ironizó Bloem.
Una de las principales preocupaciones de la sociedad civil es la atención que la ONU presta a la cuestión de género. Luego de algunos éxitos iniciales dentro del sistema y de la visión y la acción de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales deben ahora controlar que ese asunto "no se convierta en el entenado de una reforma continua", estiman los activistas.
Por ejemplo, el documento sobre los resultados de la conferencia de 2005 que evaluó el cumplimiento de la declaración aprobada por la Cumbre del Milenio de 2000, no reflejó de manera adecuada los esfuerzos adicionales requeridos para fortalecer la aplicación de los derechos de la mujer y la igualdad de género, criticó la presidenta de Congo.
Aun más, muchas organizaciones no gubernamentales creen que los Objetivos de Desarrollo del Milenio, establecidos en esa cumbre de la ONU de 2000, no son lo suficientemente claros en remarcar la urgencia de resolver los problemas relacionados con el género y de su naturaleza transversal.
En consecuencia, la sociedad civil vuelve a insistir en su demanda de que se cree una institución destinada a las cuestiones de género dentro de la ONU.
Otra preocupación del sector es la proliferación de entidades que no son organizaciones no gubernamentales (ONG) independientes sino instrumentos de gobiernos nacionales y por ese motivo bautizadas como Gongo.
Las Gongo desacreditan y perjudican las actividades de las ONG independientes, dijo Bloem. Por otro lado, las acciones de la sociedad civil en el sector privado pueden ser obstruidas por las grandes empresas. Los recursos de esas compañías pueden destinarse a crear movimientos de oposición o de descrédito de las ONG, dijeron los activistas.
Bloem, una experta suiza que representa a la Federación Mundial de Mujeres Metodistas y de la Iglesia Unida, concluirá en esta asamblea su segundo mandato. El primero, de tres años, se inició en 2000, y el segundo, por decisión de la asamblea, fue extendido a cuatro años.
La nueva autoridad de Congo será elegida por la asamblea que sesionará desde este miércoles hasta el viernes. El único candidato registrado hasta ahora es el estadounidense Liberato C. Bautista, que ocupa actualmente la función de subsecretario para la ONU y asuntos internacionales de la Iglesia Metodista Unida.