La fotógrafa chilena Paz Errázuriz vuelve a buscar la identidad de su país desde los retratos que expone en la capitalina Galería AFA, en la primera parte de una trilogía denominada «Los Chilenos».
Nacida en 1944 y con más de 50 exposiciones en Chile y en el exterior a cuestas, a Errázuriz le bastó sólo una pared blanca de la Galería AFA para plasmar el fruto de dos años de trabajo: 100 retratos de hombres, mujeres y niños de la aislada comuna de Calbuco, ubicada en la región de Los Lagos, a más de 1.000 kilómetros al sur de Santiago.
Definida como una instalación fotográfica, las 100 imágenes en blanco y negro que componen la muestra, registradas por Errázuriz con una cámara análoga, son proyectadas una tras otra sobre el muro.
Al costado derecho, tres pequeñas pantallas de televisión transmiten simultáneamente, como un murmullo a veces incomprensible, grabaciones donde un músico, un pescador-poeta y un ama de casa de Calbuco leen la lista de los retratados. Tanto sus nombres como oficios.
"Los Chilenos I. Calbuco", es la primera parte de la trilogía que Errázuriz pretende concluir en 2010, cuando se celebre oficialmente el bicentenario de vida independencia del país. Aunque la emancipación de España se logró en 1818, el proceso comenzó en 1810 con la creación de la Primera Junta Nacional de Gobierno.
No hubo una "razón sociológica" para escoger a Calbuco para este proyecto, comentó a IPS Errázuriz. No obstante, en cada uno de los calbucanos inmortalizados hay una parte del Chile aislado y profundo que sigue latiendo fuerte, pese al desarrollo económico y los cambios culturales de las últimas décadas.
"La viajera visual (Errázuriz) parece querer decirnos que encuentra en Calbuco lo local, lo particular, pero al mismo tiempo lo 'global chileno': isla es Calbuco, isla es de algún modo Chile en nuestros pliegues mentales", dice en el catálogo de la exposición la antropóloga Sonia Montecinos, quien califica la obra como una "etnografía visual".
Paz Errázuriz "elige un plural de chilenos que nada tiene que ver con citas al 'esplendor' económico y al blanqueamiento cultural, sino que hace emerger de las islas las complejas imbricaciones y préstamos, las incorporaciones, apropiaciones y negociaciones particulares que de los usos dominantes hace el universo popular", reflexiona.
Con más de 30.000 habitantes, descendientes de españoles e indígenas huilliches, una rama del pueblo mapuche, la comuna de Calbuco posee una gran particularidad: está conformada por un área continental y un archipiélago de 14 pequeñas islas situadas al nororiente de la Isla Grande de Chiloé.
Desde 1965, el territorio insular está unido al continente por un "piedraplén" de unos 150 metros.
Calbuco, que en lengua mapuche mapuzungun significa "Agua azul", nació hace más de 400 años como un fuerte español. Actualmente, 63 por ciento de su población se dedica a tareas rurales.
Además de la amabilidad de su gente, a Errázuriz le llamó la atención la mezcla de oficios y los nombres antiguos de sus habitantes como Tulio, Gumersindo, Celestino, Tránsito y Eduvigis. "Todos son figuras importantes y se conocen entre sí", cuenta.
"Imagínate, en 2007 hay un calbucano que se dedica a llevar recados de una oficina a otra, también hay un peluquero a domicilio, un pescador que es poeta y un bombero que es fotógrafo", dice la artista.
Asimismo, se destaca el dueño de un negocio que vende lo inimaginable y que le redacta las cartas a los vecinos que no saben escribir.
Precisamente, la ventana de ese local, atiborrada por completo con productos tan diversos como peinetas, cuchillos, tazas, tijeras, usleros y candados, aparece en la fotografía que ilustra la portada del catálogo. Esa es la ventana de Calbuco al mundo, pareciera decir Errázuriz.
Otros protagonistas de la exhibición son un cabizbajo pescador que lleva sobre sus hombres cuatro sacos de mariscos, una señora que quiso ser retratada con la fotografía enmarcada de su fallecida madre y dos ancianos amigos, ajados y andrajosos, que sonríen temerosos ante la cámara.
Errázuriz inmortaliza desde el alcalde de Calbuco hasta las dueñas de casa, pasando por los pescadores, profesores, bomberos, artesanos y agricultores. También hay imágenes del zapatero, el carpintero, el sastre y el sepulturero. A ellos se suman el conjunto musical del pueblo y las escolares reinas de belleza, entre muchos otros.
Tras estudiar educación en Chile y en el extranjero, Paz comenzó en 1972, de forma autodidacta, su exitosa carrera como fotógrafa. En 1993 se perfeccionó en el International Center of Photography de Nueva York.
Cofundadora de la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), Errázuriz ha recibido las becas Guggenheim y Fullbright. También recibió la distinción Ansel Adams en 1995, otorgada por el Instituto Chileno Norteamericano, así como diversos reconocimientos nacionales.
Ha publicado varios libros, entre ellos, "La Manzana de Adán" (1990), sobre la vida de los travestis y realizado en colaboración con la periodista Claudia Donoso, y "El infarto del alma" (1994), con bellos retratos de enfermos mentales y profundos textos de la escritora Diamela Eltit.
Asimismo, se destaca la exposición "Nómadas del Mar" (1996), protagonizada por integrantes de la austral etnia kawashkar o alacalufe.
Pese a los premios que ha recibido, se queja del esquivo apoyo que recibe de las empresas privadas nacionales. La razón, dice, es que sus retratos —a seres comunes y corrientes o marginados de la sociedad— no son del "gusto general facilista". Con esa dificultad ha debido lidiar toda su carrera.
La segunda parte de la trilogía se compondrá de tres videos con entrevistas a mujeres kawashkar y la tercera será una "mirada más general" a los chilenos, adelanta. En enero de 2008, la actual muestra recaerá en la ciudad que le dio origen.
Una pregunta que ha escuchado repetidamente es ¿qué tiene Calbuco de Chile? Pero ella prefiere que cada espectador saque sus propias conclusiones. "Yo nunca he logrado encontrar respuestas a mis búsquedas. Me acerco de repente, algunas veces más que otras, pero siempre es una búsqueda de lo mismo", sostuvo.
