Con respaldo del Estado, una organización civil de Argentina lanzó una campaña masiva para recolectar muestras de sangre de familiares de desaparecidos por la dictadura militar (1976-1983), con el fin de identificar restos de unas 600 personas y crear un banco de datos.
"En 23 años recuperamos cerca de 900 esqueletos de los cuáles 300 fueron identificados y restituidos a sus familiares. Necesitamos avanzar con estudios genéticos en los casos restantes", explicó a IPS Luis Fondebrider, director del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Para completar esa tarea, el EAAF firmó un acuerdo con el Ministerio de Salud y la Secretaría de Derechos Humanos y este mes se comenzó a difundir la propuesta para que los familiares se acerquen a uno de los 45 hospitales dispuestos al efecto en todo el país y se sometan a la extracción de sangre.
"Una simple muestra de sangre puede ayudar a identificarlo", es el mensaje de la campaña que se verá a partir de la próxima semana en radio y televisión en Argentina. Los avisos invitan a los familiares a llamar a una línea telefónica gratuita para solicitar sus turnos para el análisis.
Con una labor de muy bajo perfil, que empezó necesariamente después del cese de la violencia política, los antropólogos forenses se constituyeron en el eslabón final de una larga cadena de reclamos y búsqueda que emprendieron en diversos países los familiares de los desaparecidos y de víctimas de las masacres perpetradas por la última dictadura argentina.
En Argentina se denunciaron unos 13.000 casos de detenidos-desaparecidos por la represión dictatorial, aunque las organizaciones defensoras de los derechos humanos denuncian que esa cifra se eleva hasta 30.000.
Junto con el desafío de exigir que se juzgue a los responsables, los familiares piden conocer el destino final de los detenidos cuyo destino aún se desconoce y recuperar sus cuerpos. Hasta el momento el trabajo de más de dos décadas del EAAF permitió hallar restos en cementerios clandestinos de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe.
Actualmente siguen trabajando en esos mismos distritos y en otros tres, como Chaco, Jujuy y Tucumán. En algunos casos, la labor está en la etapa preliminar de investigación en fuentes escritas y orales, en otros se están haciendo excavaciones, o están ya en el laboratorio. "Es un proceso continuo", resume Fondebrider.
Por su prestigio, el EAAF fue convocado por tribunales de justicia internacionales, organismos de la Organización de las Naciones Unidas, comisiones de verdad y gobiernos de 35 países. Su trabajo permitió, por ejemplo, que en 1997 se reconocieran los restos del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara, asesinado en Bolivia hace 40 años.
Para reconocer los cuerpos, el equipo apela a análisis antropológicos, médicos y odontológicos. El examen genético es la última instancia, pero es el que habrá que aplicar en los 600 casos que resta identificar en Argentina. Y debido a lo complejo y masivo del fenómeno deberán apelar a la cooperación internacional.
Los restos encontrados hasta ahora estaban en cementerios clandestinos de las localidades de Avellaneda y de Lomas de Zamora, en la oriental provincia de Buenos Aires y aledañas a la capital argentina, y en San Vicente, en la central provincia de Córdoba. "No tenemos un universo acotado de familiares posibles, por eso apuntamos a conseguir unas 3.600 muestras de sangre como para tener más opciones que puedan corresponder a cada esqueleto", explicó el antropólogo.
Las muestras serán enviadas a un laboratorio de Estados Unidos que tiene mayor capacidad que el de Argentina, para procesar gran cantidad de materiales y cotejarlos con los restos.
Los resultados se conocerán a mediados de 2008, pero, entretanto, se habrá creado un banco de muestras de sangre de familiares de desaparecidos, que servirán para reconocer los cuerpos de quienes fueron asesinados.
Este es otro de los objetivos del proyecto y busca que el Estado tenga un instituto distinto del Banco Nacional de Datos Genéticos creado a instancias de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo para identificar a hijos e hijas de desaparecidos secuestrados y entregados ilegalmente.
El proyecto forma parte de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, que incluirá, además del EAAF, al Equipo Peruano de Antropología Forense y a la Fundación Antropológica Forense de Guatemala.
Las tres entidades se proponen "aumentar significativamente la identificación de los restos de personas desaparecidas por razones políticas en América Latina". A pesar de los distintos contextos históricos, lo harán compartiendo experiencias con el fin de optimizar los recursos y no repetir errores.
"Argentina será así el primer país que lanza una campaña masiva de identificación de restos de desaparecidos motorizado por una organización no gubernamental. Los únicos dos antecedentes en el mundo fueron en la ex Yugoslavia y en Chile, y fueron iniciativas del Estado", remarcó Fondebrider.
En la ex Yugoslavia se creó un banco de muestras de sangre de familiares para reconocer los cuerpos de unos 8.000 niños y adultos asesinados en 1995 en la llamada Masacre de Srebrenica. Miembros del EAAF fueron convocados para trabajar allí por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
En Chile, hace dos meses el gobierno centroizquierdista de Michelle Bachelet creó un centro similar para recolectar muestras de familiares de desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que funciona en el Servicio Médico Legal. Hasta ahora se pudo encontrar e identificar a un centenar de las 1.200 personas apresadas en esa época en ese país.