Si el presidente ruso Vladimir Putin acepta el cargo de primer ministro que le ofreció el partido oficialista Rusia Unida, estaría descendiendo un escalón en el poder, pero sería sólo por un tiempo.
Arrancado de la oscuridad por el ex presidente Boris Yeltsin (1991-1999), Putin fue brevemente primer ministro antes de ser electo mandatario por dos períodos consecutivos.
Tras la conmoción causada por la caída del comunismo en 1991, la devaluación del rublo y el conflicto en la provincia separatista de Chechenia en 1998, el país necesitaba una fuerza política que consolidara la unidad nacional.
En 2001, Putin ayudó a crear Rusia Unida, que ahora cuenta con mayoría en la Duma, cámara baja del parlamento.
Rusia Unida (Yedinaya Rossiiya, en ruso) sugirió sorpresivamente en su congreso anual la semana pasada que Putin, quien debe abandonar la presidencia el año próximo, podría asumir el cargo de primer ministro si el partido gana las elecciones del 2 de diciembre.
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Putin, por su parte, le habló con dureza al partido. Rusia Unida "puede y debe convertirse en un instrumento efectivo para lograr la estabilidad social y para hacer que el futuro parlamento y todo el sistema estatal sea efectivo, sea un iniciador del desarrollo y provea apoyo para los órganos ejecutivos de gobierno al poner en práctica todos sus planes", dijo el presidente al congreso partidario en Moscú.
Putin recibió "con agradecimiento" la propuesta del cargo y la calificó de "realista", pero puso dos condiciones. Primero, que Rusia Unida gane las elecciones parlamentarias y, en segundo lugar, que el nuevo jefe de Estado sea "un hombre decente, competente y contemporáneo" con el que pueda cooperar.
La Fundación de Opinión Pública, institución privada que sigue de cerca el pensamiento de la población, señaló que la oferta a Putin es el resultado de su creciente popularidad, así como de la confianza en su autoridad política.
Más de 80 por ciento de los rusos apoyan la administración de Putin, y estarían dispuestos a votarlos nuevamente, según una encuesta realizada la semana pasada por la Fundación entre unos 1.600 adultos en los 46 distritos electorales del país.
Mientras, el estudio indicó que el líder Partido Liberal Democrático, Vladimir Zhirinovsky, y el líder del Partido Comunista, Gennady Zyuganov, cuentan con apenas tres por ciento de las intenciones de voto.
"Los rusos admiran y apoyan el actual liderazgo y les gustaría mucho que él continuara con su plan de desarrollo, sobre todo con sus proyectos especiales iniciados hace un par de años para las regiones", dijo a IPS la portavoz de la Fundación, Veronika Perevezentseva.
Ese conjunto de proyectos han pasado a ser conocidos popularmente como el Plan Putin.
Desde hace años se viene especulando cuál ha de ser el lugar que ocupará Putin en la política una vez que termine su mandato en mayo de 2008.
El analista político oficialista Gleb Pavlovsky dijo que el nombramiento de Putin como primer ministro "sería la solución más lógica desde el punto de vista político para el problema".
"Esto fue un claro indicio de una estrategia partidaria destinada a fortalecer la autoridad, y un intento de continuar con el Plan Putin. Sabemos que esto implica concretas tareas sociales y económicas a ser cumplidas en los próximos años", dijo a IPS el subdirector del Instituto de Investigación Política, con sede en Moscú, Vyacheslav Lokosov.
"Al mismo tiempo, lo que es importante para Rusia Unida es garantizar la estabilidad y asegurar un fuerte parlamento. Esto está explícitamente claro al juzgar por las decisiones adoptadas en el congreso", dijo Lokosov.
Muchos especulan que Putin podría alejarse de la política por un tiempo para volver luego a postularse a presidente, cargo que alguno de sus más cercanos colaboradores ocuparía mientras tanto. Además, como primer ministro podría influenciar la presidencia en el interín.
(FIN/IPS/traen-rp/kk/ss/eu ip/07)