En la árida península venezolana de Paraguaná, 288 habitantes del caserío de pescadores La Sabaneta, decidieron tomar el asunto del agua potable en sus manos, organizando una cooperativa que instalará kilómetros de tuberías. Cansados de esperar irregulares entregas de agua en camiones-cisterna, «decidimos conformar, hace cuatro años, un proyecto para manejar el agua por nuestra cuenta. Ha llevado tiempo, pero ya estamos cerca de instalar las tuberías», dijo a Tierramérica Elba Martínez, de 56 años y habitante del caserío, durante una visita a Caracas.
Según datos oficiales, en el país hay 100 cooperativas, con casi 3.000 asociados, para suministrar agua potable a pequeñas comunidades rurales y suburbanas.
El Estado entrega materiales y apoyo técnico para instalaciones o reparaciones a los grupos organizados.