Un pequeño ejemplar de la antiquísima Palma corcho (Microcycas calocoma), considerada el «fósil viviente» más antiguo del mundo, crece en un poblado de la calurosa y seca región oriental de Cuba. La planta tiene unos 10 centímetros de alto y habita en el herbario del investigador cubano Manuel Caluf, ubicado en la localidad El Caney de la provincia de Santiago de Cuba, unos 900 kilómetros al este de La Habana.
Esta especie que ya existía en el Paleozoico, hace 240 millones de años, está en peligro de extinción, y es raro hallarla fuera de su hábitat natural entre valles y montañas.
Se calcula que en Cuba existen unos mil ejemplares, algunos quizá de un millar de años.
El peculiar clima de El Caney se caracteriza por una temperatura promedio de 25 grados, humedad relativa de 70 a 90 por ciento y pluviosidad promedio anual de mil 400 milímetros.