AMBIENTE: Conservación se expande en América Latina

En los últimos 10 años, casi se duplicó la superficie de áreas protegidas en América Latina y aumentó mucho la participación de las comunidades locales en su preservación y manejo, afirma un estudio regional entregado a Tierramérica.

Área arqueológica de Yaxchilán en la Selva Lacandona, Chiapas, México. Crédito: Photo Stock (Por copia en alta resolución ver http://www.photostock.com.mx)
Área arqueológica de Yaxchilán en la Selva Lacandona, Chiapas, México. Crédito: Photo Stock (Por copia en alta resolución ver http://www.photostock.com.mx)

Pero la exploración y explotación de hidrocarburos, la expansión agrícola y el desarrollo de infraestructura a gran escala amenazan la conservación y empañan los esfuerzos de los países por avanzar hacia un desarrollo sustentable, afirma el estudio, elaborado con base en informes nacionales.

El documento se presentó en la apertura del II Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y Otras Áreas Protegidas que se celebra desde el domingo 30 de septiembre hasta el 6 de octubre en la turística ciudad de San Carlos de Bariloche, en el sur de Argentina.

Con el título "Diagnóstico y Situación Actual de las Áreas Protegidas en América Latina y el Caribe (2007)", es considerado la línea base para entender el momento actual y definir políticas futuras.

Desde el primer congreso regional celebrado en 1997 en la norteña ciudad colombiana de Santa Marta hubo un "incremento sustancial" de la superficie protegida, de 160 millones de hectáreas a más de 300 millones, según el borrador. En el IV Congreso Mundial de Parques Nacionales de 1992 el área regional sujeta a protección no llegaba a 120 millones de hectáreas.
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"Se trata de más de 10 por ciento del área total del Neotrópico en su porción continental", estimó el compilador del informe, el antropólogo colombiano Carlos Castaño Uribe, asesor de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La eco-región del Neotrópico se extiende desde el sur de México, incluye América Central, el Caribe y América del Sur y comprende los mayores bosques tropicales del mundo.

Doce países reportan aumentos de su superficie protegida. Brasil y El Salvador duplicaron esa área en la última década. Y casi todos superan hoy el estándar internacional de protección de 10 por ciento de la superficie, señala el balance.

El que preserva mayor proporción de su territorio —66 por ciento— es Venezuela. Pero también sobresalen Guatemala y Panamá, con más de 30 por ciento.

"La expansión de las áreas protegidas es uno de los mejores indicadores de la contribución de la región a la conservación global", subraya el estudio.

Mediante su Red Latinoamericana de Cooperación Técnica en Parques Nacionales, otras Áreas Protegidas, Flora y Fauna Silvestres (Redparques), la FAO organiza el encuentro junto al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD) y la oficina de América del Sur de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).

"La participación de las comunidades locales en la gestión y manejo de las áreas protegidas es cada vez más común en casi todos los países de América Latina", resume el documento.

Son ejemplos la política que desarrolla Bolivia con indígenas y campesinos, la Misión Árbol de Venezuela, los Parques con la Gente de Colombia o la participación de mujeres mexicanas en actividades de conservación.

Las reservas privadas también adquirieron "un papel muy importante", afirma el estudio. Los países reportan la existencia de 2.296 áreas privadas que abarcan casi tres millones de hectáreas. Chile lidera esta modalidad, con 1,7 millones de hectáreas.

Los corredores biológicos que conectan áreas de conservación también ganaron terreno, pero todavía están en construcción. Es mucho menor el número de corredores existentes que el de los propuestos a escala local, regional e internacional. "Es una estrategia que genera gran expectativa", según el autor.

Otro desarrollo en ciernes son los parques marino-costeros. Esas zonas protegidas ya existen en Cuba, Chile, Guatemala y República Dominicana, pero hay proyectos en marcha en otros países, como Argentina.

En el aspecto institucional también se ha avanzado desde 1997. En ocho países se crearon ministerios de ambiente o se elevó la jerarquía de las reparticiones que administran los parques. La mayoría cuentan con leyes específicas para áreas protegidas, y cinco las incluyen en sus planes nacionales de desarrollo.

Con diferentes sistemas, todos los países controlan y evalúan la efectividad de sus planes de manejo.

Pero a la hora de vigilar se revela la falta de recursos, una falencia más notoria en países cuya superficie a preservar es más extensa. Si bien el documento no pondera este dato, informa que, en promedio, en América Latina se dispone de un guardaparques para casi 30.000 hectáreas.

Esta brecha es mayor en Brasil, con un guardaparques por cada 111.000 hectáreas, y baja en El Salvador a uno cada 350 hectáreas. Pese a que la mayoría de países afirman haber aumentado el presupuesto para dotaciones, manifiestan más necesidad de personal calificado y de equipamiento.

El compilador Castaño Uribe sostiene que los programas de turismo ecológico aumentaron notablemente en las áreas protegidas en los últimos cinco a 10 años, y considera que la actividad podría convertirse en "una importante fuente de sustentabilidad e independencia financiera" para esas áreas.

En el rubro de las amenazas aparecen la exploración y explotación de hidrocarburos, la minería, la expansión agropecuaria, la infraestructura, la deforestación, los incendios forestales, el turismo y la pesca no sustentables, la sobreexplotación de la biodiversidad y del agua, la pobreza y el aumento de la población, los conflictos por la tierra, la contaminación y la erosión del suelo.

Algunos países reportan ausencia de leyes, debilidad institucional y personal insuficiente o no calificado, entre otros desafíos que esperan respuestas en Bariloche.

Asisten más de 2.000 funcionarios, académicos, conservacionistas y representantes de comunidades indígenas, afrodescendientes, pescadores, campesinos y del sector turístico.

La reunión se propone promover el intercambio de experiencias y conocimientos, evaluar la conservación de la biodiversidad a escala nacional y regional y definir estrategias y políticas para las áreas protegidas.

* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 29 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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