POBREZA-PERÚ: Un plan sumido en la incógnita

El presidente de Perú, Alan García, afirma que uno de los pilares para reducir de forma radical la pobreza es un nuevo plan que, pese a encontrarse en plena ejecución, aún resulta un misterio para la mayoría de los peruanos.

Crecer es el nombre de este plan, aún intangible para los especialistas y para 44,5 por ciento de los 27,2 millones de habitantes que viven en la pobreza, de acuerdo con el último reporte del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI).

El propio García y sus ministros suelen hablar de Crecer como un programa cuando en realidad se trata del ente articulador de todos los proyectos de inversión social.

Con un nuevo enfoque, asegura el gobierno, Crecer busca mejorar la eficacia de los 26 programas sociales de lucha contra la pobreza, con una focalización más precisa del público beneficiario, disminución de los costos administrativos y una gestión por resultados concretos.

Sobre el papel, su objetivo principal es disminuir en cinco puntos porcentuales la desnutrición crónica infantil, causada por una continuada alimentación deficiente y que se diagnostica comparando la talla con la edad.
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Según el INEI, 24,2 por ciento de la población de hasta cinco años de edad sufre desnutrición crónica, mientras la Organización Mundial de Salud la estima en 31 por ciento.

Sin embargo, García señaló el 28 de julio, al cumplirse su primer año de gobierno, que la meta de reducción sería de más de ocho por ciento.

"Reducir la desnutrición infantil es nuestra bandera de gobierno porque es el factor determinante de la pobreza y porque es una apuesta a largo plazo para que exista una nueva generación de peruanos con posibilidades de insertarse al circuito económico", dijo a IPS Iván Hidalgo, secretario técnico de la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales (CIAS) y responsable de Crecer.

El plan se inició en julio con la pretensión de llegar en su primera etapa a 330 distritos de extrema pobreza, de los 811 que se piensa atender hasta el final del mandato de García, en 2011.

Para entonces se proyecta abarcar a un millón de niños menores de cinco años y a 150.000 madres gestantes.

Perú, como el resto de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas, se comprometió a reducir a la mitad la proporción de población indigente y que sufre hambre para 2015, con base en los indicadores de 1990.

Esas son las primeras dos metas de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio adoptados por la comunidad internacional en 2000.

Pero desde 1990, la reducción de la pobreza ha sido apenas de seis por ciento en este país.

Las zonas elegidas para el primer tramo del plan Crecer pertenecen a las siete regiones más pobres del país: Amazonas, en el noroeste, Huánuco, en el centro, y Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavélica y Puno, en el sur.

En esas regiones, de acuerdo con cifras del INEI, 66 por ciento de los niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica, 79 por ciento de las viviendas no tienen agua, 94 por ciento carecen de alcantarillado y 94 por ciento de las familias cocinan con leña..

Crecer permitirá satisfacer las necesidades básicas de estas poblaciones con los programas sociales ya existentes en las áreas de educación, salud, saneamiento e infraestructura, "con un enfoque articulador de la inversión social para conseguir el objetivo de reducir la desnutrición infantil", afirmó Hidalgo.

Pero los expertos se muestran desconfiados.

"No está mal articular, es necesario, pero no hay información clara de cómo este plan permitirá disminuir la desnutrición infantil, que es preocupante entre los seis meses y tres años de edad. Ahí está el grueso del problema", señaló a IPS el economista Pedro Francke, investigador del Consorcio de Investigación de Estudios Económicos y Sociales.

"Todo plan, para que funcione, tiene que basare en un sistema operativo, es decir explicar cómo se va a proveer el bien y el servicio, de lo contrario sólo se tratará de una estrategia en el papel. Cómo funcionará exactamente hasta ahora nadie sabe", dijo a IPS Enrique Vásquez, del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.

Hidalgo aseguró que la ayuda sí tiene un plan de ejecución basado en un apoyo gradual a las familias.

Mediante el Seguro Integral de Salud o el programa Juntos, que provee un aporte de 100 soles (31 dólares) mensuales a cada madre, se buscará atender a las familias que tengan niños de hasta cinco años y que se encuentren en extrema pobreza, asegura el funcionario.

Se educará a las madres para que puedan suministrar a sus hijos, desde la etapa de gestación, los nutrientes requeridos para reducir la vulnerabilidad de los recién nacidos, continúa Hidalgo.

Cuando cada niño o niña ingrese a la escuela, podrá acceder a los programas de desayunos escolares que van a ser manejados por los municipios y los gobiernos regionales.

"Y, como última etapa, se buscará insertar a las familias del programa Juntos a proyectos de desarrollo productivo para que puedan tener una oportunidad en la economía formal", insiste el responsable de Crecer.

En esa segunda fase, relacionada con el desarrollo productivo, según Hidalgo, se aspira a beneficiar a 150.000 familias de las 500.000 que prevé abarcar el plan Crecer, mediante asistencia técnica para que se inserten en iniciativas de corredores microeconómicos para exportar, por ejemplo, productos agrícolas.

En la actualidad, existen más de 1.500 proyectos en 11 "microcorredores" sociales con 17 productos de exportación, afirma el gobierno. Esos programas son financiados con recursos del Estado y de organizaciones internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El investigador Vásquez opinó que debe establecerse un sistema de vigilancia para asegurar que los programas se dediquen al público que más los necesita.

No se invertirá en un programa complejo de fiscalización para medir la eficacia de Crecer, sino que se optará por fijar y medir metas, como el incremento de la atención de los partos en los hospitales, el aumento de peso de los niños o la disminución de la deserción escolar, replicó Hidalgo.

Pero, además, el funcionario aseguró a IPS que para fines de este mes estará listo un padrón de beneficiarios de todos los programas sociales para evitar la duplicación de esfuerzos o su ausencia en ciertas zonas.

Para semejante propósito se requiere partir de cifras correctas y actualizadas sobre la pobreza, pues por errores de esa naturaleza, hay tres millones y medio de peruanos pobres que no son atendidos por ningún programa social, dijo Vázquez. "Esto propicia que se gasten mal los recursos", agregó.

Mientras el terremoto del miércoles 15 se ha ocupado de elevar de modo dramático la lista de los desposeídos, están en cuestión los cálculos del presidente García sobre su meta de reducción de la pobreza, pues parte de cifras de 2005 y no toma en cuenta el crecimiento demográfico, de 1,3 por ciento anual, hasta 2011.

Según las nuevas cifras proporcionadas por el INEI a fines de julio, en 2005 la pobreza afectaba a 48,7 por ciento de los 26,8 millones de habitantes de entonces, y en 2006 a 44,5 por ciento de una población que había crecido a 27,2 millones.

García ha dicho que llegará al fin de su mandato con una pobreza de 40 por ciento, con una reducción de 10 puntos porcentuales.

El responsable de Crecer asegura que desde noviembre del año pasado hasta los primeros meses de este año se trabajó en un diagnóstico de los programas sociales y un mapa de la pobreza para reorientar la ayuda a las zonas rurales más necesitadas.

Se concluyó que en los últimos 10 años se han invertido más de 5.000 millones de soles (1.577 millones de dólares) en programas alimentarios y apenas se ha bajado un punto la desnutrición crónica infantil, dijo Hidalgo.

Además, no existía formas de medir las carencias de las familias y 40 por ciento de los recursos se dirigían a gastos administrativos, entre otras deficiencias.

El dinero ahorrado en la fusión de 86 programas en sólo 26 se ha transferido al Fondo de la Igualdad, que financia el plan Crecer y asciende a mil millones de soles (315 millones de dólares.

Un aporte voluntario y anual de 500 millones de soles (158 millones de dólares), que el gobierno acordó con las empresas mineras, no será depositado en ese fondo como se pensaba, sino que será invertido directamente por las compañías y las autoridades locales en la construcción de centros de salud o escuelas, según los objetivos de Crecer, dijo Hidalgo.

El sociólogo y catedrático de la Universidad Católica del Perú, Sinesio López, cree que esto no basta.

Si la mejora de esos programas no se acompaña de políticas de empleo y de una reforma tributaria para que paguen más los que tienen más y se reduzca la evasión fiscal, los intentos se abatir la pobreza serán pura ilusión, sentenció.

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