El primer ministro de Portugal, José Sócrates, admitió este jueves la delicada situación interna en la Unión Europea por el debate en torno al tratado constitucional. Pero aclaró que la prioridad en su presidencia del bloque será el acercamiento con África.
Al enumerar los asuntos centrales a encarar durante el mandato portugués de la Unión Europea (UE), en esta segunda parte del año, Sócrates dijo que, además de África toda, se tratará de concretar reuniones regulares con el Magreb, el grupo formado por Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez, y de afirmar la asociación estratégica con Brasil firmada el 4 de este mes.
El gobernante lusitano volvió este jueves a su país tras reunirse el lunes en Londres con el primer ministro británico Gordon Brown y en los dos últimos dos días con dirigentes europeos en Bruselas y con representantes en el Parlamento Europeo.
Tras ese periplo regresó a Lisboa, donde utilizó su investidura de líder temporal de la EU para enviar una advertencia, entendida por los analistas como "un recado a Varsovia".
Sócrates indicó con énfasis que "los compromisos asumidos son para ser cumplidos". La alusión fue para su par de Polonia, Jaroslaw Kaczynski, quien, tras haber aceptado el tratado constitucional de la UE que debería firmarse en el correr de este semestre, luego echó pie atrás e hizo declaraciones en contrario en Varsovia.
Según Sócrates, algunos países, en especial Polonia, podrían "sentirse tentados" a exigir cambios de última hora a compromisos ya asumidos en el Consejo Europeo celebrado a fines de junio, cuando la presidencia alemana del primer semestre del año entregó el mando a Portugal.
"Nuestro mandato no es para alterar el mandato, sino para transformar el mandato en tratado", advirtió Sócrates al precisar que la nueva versión ya no es una Constitución para el conjunto de 27 países sino un documento que, por consenso, apunta sobretodo a agilizar la modernización de las economías y sociedades europeas, así como reforzar el papel de este bloque en el mundo.
La importancia dada por Sócrates y el despliegue de esfuerzos del canciller luso Luís Amado para la realización de la cumbre UE-África, el 8 y 9 de diciembre, es coherente con el aumento del esfuerzo de Portugal en la cooperación con los países en desarrollo y con su propia historia, que incluye 560 años de presencia colonial en ese continente.
Entre las varias iniciativas en el ámbito de la preparación de la cumbre, este jueves se reunieron en Lisboa delegaciones de alto nivel de las presidencias, actual portuguesa y próxima eslovena, con la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), organización del Cuerno de África.
La IGAD (por su denominación en inglés Intergovernmental Authority on Development) está compuesta por Djibouti, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda. También fue parte hasta mayo de este año Eritrea, que decidió unilateralmente suspender su integración.
En este empeño de lograr llevar a buen puerto una cumbre entre los dos continentes, Lisboa recibió de buen grado las declaraciones del canciller italiano Massimo DAlema en Maputo, donde dio un espaldarazo crucial a la iniciativa. La última reunión de gobernantes europeo-africana se remonta a 2000 en El Cairo y también fue por iniciativa portuguesa.
"En mi opinión, la cumbre debe realizarse durante la presidencia portuguesa de la EU", dijo DAlema al corresponsal de la agencia Lusa en Maputo, ampliamente reproducidas en Lisboa por las radios y estaciones de televisión.
El jefe de la diplomacia italiana comenzó este jueves una visita de dos días a Mozambique, donde desvalorizó las dificultades creadas por algunos países europeos, en especial Gran Bretaña, por la presencia del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, en la cumbre de Lisboa.
"La cumbre Europa-África no puede esperar por Zimbabwe. Estamos de acuerdo con apoyar las iniciativas del presidente (de Sudáfrica, Tabo) Mbeki, que podrá encontrar una solución", concluyó DAlema.
Brasil y África son las dos "cartas de presentación" del pequeño Portugal ante sus pares de la UE, a los que su diplomacia explica constantemente los beneficios que conllevan sus lazos históricos y culturales, unidos al esfuerzo económico en la ayuda al desarrollo en el caso de los luso-africanos.
Entre 2001 y 2006, Portugal aportó casi 3.150 millones de dólares en cooperación al progreso de los más pobres del planeta, "colocándose entre los 15 mayores donantes internacionales y haciendo parte del listado de los 10 países que consignan una mayor proporción del producto interno bruto (PIB) a la ayuda al desarrollo", dijo a IPS Augusto Manuel Correia, presidente del Instituto Portugués de Apoyo al Desarrollo (IPAD)
Correia explicó que Portugal, en relación a su PIB de 185.000 millones de dólares en 2006, otorgó en asistencia el equivalente a 0,22 por ciento entre 1995 y 1997, para subir a 0,25 por ciento en los bienios de 1998-2000 y 2001-2003, para finalmente situarse en 0,35 por ciento en 2004-2006, que le permitió acceder al selecto grupo de los 10 países que más ayudan al Sur.
El compromiso de los países del Norte es asistir al mundo el desarrollo en por lo menos 0,7 por ciento de sus PIB.
La distribución concede 87,46 por ciento de la ayuda a los cinco Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (Palop) y al asiático Timor Oriental, mientras 12,54 por ciento es destinada al resto del mundo en desarrollo, reveló el presidente del IPAD. En primer lugar surge Angola, con 58,89 por ciento de la asistencia porguesa, Cabo Verde con 9,33 por ciento, Timor Oriental con 8,36 por ciento, Mozambique con 5,34 por ciento y el dúo formado por Guinea-Bissau y Santo Tomé y Príncipe, que reciben 5,54 por ciento.
Es justamente en esta distribución donde surgen las críticas de organizaciones no gubernamentales, de las que se hizo eco el periódico Jornal de Negocios, de Lisboa, durante la presentación de la presidencia lusa de la UE a fines de junio.
En esa instancia, el columnista Manuel Caldeira Cabral, de Jornal de Negocios, defendió la idea de que es fundamental decidir los aportes de Lisboa a sus ex colonias de acuerdo a la buena gobernación de los países beneficiarios.
En un artículo de opinión, recordó que "más de 50 por ciento del apoyo directo del Estado portugués fue concedido a Angola, el más rico de todos los Palop y también uno de los países con peor desempeño en términos de gobernanza del mundo".
Angola se colocó en el puesto 22 de los países más corruptos del mundo, primado que detenta Haití, y forma parte de la lista de los 10 países africanos con más corrupción, junto a Costa de Marfil, Guinea Ecuatorial, Chad, República Democrática del Congo, Sudán, República de Guinea, Sierra Leona, Nigeria y República del Congo (www.transparency.org).
Pero aun así, Angola, con 10,5 millones de habitantes, "recibió 58 por ciento del apoyo dado por Portugal entre 2003 y 2006, mientras que Mozambique, con una población mayor (19,5 millones de personas) y con mejores indicadores de transparencia (es el 17 menos corrupto de los 44 países africanos evaluados) recibió solo cinco por ciento", deploró Caldeira Cabral.
Recogiendo críticas de las organizaciones no gubernamentales, el columnista aseveró que gran parte de este dinero "se diluye en el complejo tejido de la corrupción", en lugar de volcarse a "proyectos concretos bien definidos, que promuevan de manera efectiva el desarrollo y la mejoría de las condiciones de vida de los más desfavorecidos de los países más pobres".
Caldeira Cabral concluyó por sostener que, en la práctica, Portugal subsidia a los angoleños más ricos para consumir productos importados en lugar de "canalizar el dinero para programas de educación, vacunación, aumento del acceso al agua potable o en apoyo a proyectos de desarrollo sustentables a plazo".