RELIGIÓN-MÉXICO: Exorcismo al Exorcista

La Iglesia Católica se propone reivindicar la figura del exorcista, despojándola del halo mítico alimentado por la cinematografía y, a la par, evitar la confusión de alteraciones conductuales con supuestas posesiones demoníacas.

"El cine ha deformado un poco al exorcismo, pues presenta el fenómeno de una manera muy hollywoodesca, con impacto visual", se quejó ante IPS el sacerdote Mario Ángel Flores, director de la Comisión de Cultura de la Arquidiócesis de México.

Flores dice que "hay personas que se dejan llevar por estas circunstancias, (ya que) una película que causa una sugestión, se imita, se mimetiza y se repiten algunos fenómenos".

El exorcista, que sólo puede ser autorizado para realizar esa práctica por un obispo, no basa su labor en conjuros y recetas mágicas, sino que también incorpora elementos provenientes de la psicología, la parapsicología, la psiquiatría y la neurología.

"El exorcismo enfrenta al mal encarnado en un demonio que se apodera de las personas y les transmuta un comportamiento. Se requiere de una preparación, no sólo de fórmulas mágicas, sino de cómo entender los cambios bruscos en el comportamiento psicológico", señaló a IPS el sociólogo Bernardo Barranco, especialista religiones.
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La demonología, la distinción entre posesiones y enfermedades mentales y la homologación de criterios de exorcismo fueron abordados, a puerta cerrada, por expertos del Vaticano, psiquiatras laicos y delegados de 60 diócesis de México en el Tercer Congreso Nacional de Exorcistas y Auxiliares de Liberación, finalizado este viernes en la sede de la Conferencia Episcopal local.

"La actual revisión se hace a partir de una valoración sobre los fenómenos sobrenaturales", explicó Flores, quien también es profesor de la Universidad Pontificia de México.

Para tratar a una persona, "debe hacerse primero un análisis para saber si no hay problemas psicológicos o psiquiátricos, pues en muchos casos podemos explicar el problema en ese nivel, de tal manera que no se confunda la anomalía con una posesión diabólica", indicó.

La realización de exorcismos objetos físicos o seres vivos parece haber caído en desuso en el mundo. Durante su papado de 1978 hasta su muerte en 2005, Juan Pablo II reconoció haber efectuado tres. En tanto, en México en los últimos 15 años sólo se practicaron dos, cuando monseñor José Luís Guerrero estaba al frente del grupo de exorcistas de la Arquidiócesis de México.

Para la Iglesia Católica, es infrecuente la invasión satánica, que puede realmente verificarse en sólo un caso por cada 10.000 personas que aseguran estar poseídas, aunque estima también que los "endemoniados", personas tomadas por "demonios menores", son mucho más comunes.

Según la Asociación Internacional de Exorcistas, un órgano autónomo del Vaticano, la posesión demoníaca se caracteriza por hablar idiomas desconocidos, demostrar gran fuerza física, manifestar repulsión hacia objetos como el crucifijo y caer en la de inconciencia.

Ante ello, el exorcismo, que puede durar días, semanas o meses, es un rito por el cual se expulsa a un ente sobrenatural que controla a un ser vivo. En opinión de Barranco, "muchos de los exorcizados en el pasado padecían de algún tipo de esquizofrenia".

La Iglesia Católica asocia los "endemoniados" a rituales como misas negras, actos de hechicería, brujería, ocultismo, espiritismo y bodas satánicas.

Pero la posesión satánica está vinculada en su apariencia moderna a un contexto social que va más allá de lo maligno, según la visión de Barranco y Flores.

"Es el mal entendido no sólo como la penetración de lo maligno en el ser humano, sino en el entorno, situaciones sobre cómo viven las familias", refirió Barranco.

"El último análisis que se ha hecho en Aparecida es de tipo sociológico, situaciones, movimientos, influencias, el impacto de los medios de comunicación, la creciente influencia de grupos cristianos no católicos, la agresividad de su proselitismo. Trasciende lo religioso y entra en un terreno más sociológico", sostuvo el sacerdote.

En el Documento de Aparecida, que reúne las conclusiones del V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe realizada en mayo en esa meridional ciudad de Brasil, los obispos manifestaron su preocupación por el debilitamiento de su institución en el continente, el estado de las democracias de la región y el flagelo de la pobreza.

Además, la Iglesia Católica se enfrenta a la escasez de exorcistas. Por ejemplo, en México hay sólo siete para atender a ocho millones fieles, sobre una población total de 105 millones de personas.

Los expertos no vinculan esa carencia a la pérdida de la fe de los creyentes católicos, pero sí a la disminución de la grey. "La fuga de fieles es un hecho real que repercute en la cantidad de exorcistas", apuntó Barranco.

"La Iglesia provoca el alejamiento de los fieles, no tiene fórmulas ni capacidad técnica para atender a una población que crece geométricamente", enfatizó el especialista.

Por su parte, el sacerdote Flores admitió que esa institución religiosa no está respondiendo con mayor preparación y presencia. "En el fondo, está la falta de evangelización, un problema al interior de la Iglesia".

En México hay 14.000 sacerdotes, un gremio que muestra un crecimiento anual de entre dos y tres por ciento.

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