NEPAL: Niños soldados bombardean plan de paz

El maoísta Partido Comunista de Nepal, antes insurgente y hoy socio del gobierno provisorio, bloquea el proceso por el cual observadores internacionales inspeccionan sus campamentos en busca de niños soldados.

Pocos dudan de que el camino hacia la pacificación es complicado y resbaladizo. Pero últimamente el Partido Comunista extrema sus exigencias a sus siete aliados en la coalición de gobierno y a la comunidad internacional.

El último paso de los maoístas fue bloquear la segunda fase del proceso de desmovilización de sus combatientes, supervisado por observadores de todo el mundo.

Por este proceso, los miembros del maoísta Ejército de Liberación Popular permanecen en campamentos y los observadores se aprestan a revisar esas instalaciones en busca de niños soldados o insurgentes reclutados luego del inicio del proceso de paz, el año pasado.

Según lo acordado, quienes tras la evaluación resultaran menores de 18 años al 25 de mayo de 2006, y los reclutados después de esa fecha serían desalojados de los campamentos.

El bloqueo de esta fase del proceso pone en riesgo la realización de las postergadas elecciones para la asamblea constituyente —ahora fijadas para el 22 de noviembre—, que tendrá a su cargo el destino de la monarquía en este empobrecido país de 26 millones de habitantes.

Muchos temen que otra postergación de las elecciones aliente la anarquía y el descontrol.

Los maoístas pusieron a prueba la paciencia de sus socios en el gobierno, a los nepaleses en general y a la comunidad internacional al dejar que la Liga de Jóvenes Comunistas, una muy criticada rama del Partido, intimidara a la población civil y a empresarios y combatiera con organizaciones armadas y desarmadas en las planicies de Terai.

Aunque hasta ahora esas acciones fueron ignoradas o censuradas en tono bajo en nombre del proceso de paz, el Partido Comunista desató críticas airadas al impedir que los observadores internacionales verificaran el proceso de paz.

Los maoístas exigen ahora que, antes de la inspección de sus campamentos, el gobierno presente un plan para integrar a sus combatientes a las fuerzas regulares de seguridad.

El Partido formuló esta demanda luego del registro y verificación del ejército maoísta en el principal sitio de acantonamiento en la oriental localidad de Ilam, en junio, que derivó en una importante cantidad de descalificaciones de combatientes.

En esta instancia fueron registrados 30.892 combatientes y 3.428 armas.

Casi todos los partidos políticos, la sociedad civil y el ejército de Nepal expresaron su falta de confianza en el proceso de desmovilización, dado que la cantidad de armas era desproporcionadamente baja en relación con la de insurgentes.

Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mantienen reserva sobre la cantidad de combatientes desmovilizados, medios gubernamentales controlados por un ministro maoísta los estimaron en 400.

El presidente del Partido Comunista, Pushpa Kamal Dahal, más conocido como Prachanda, acusó a la Misión de la ONU en Nepal (Unmin) de pretender la descalificación de 40 por ciento del Ejército de Liberación Popular y de "conspiración" para destruirlo.

"La obstinación (de los maoístas) nos tomó a todos por sorpresa", confió a IPS un alto funcionario del ejército de Nepal, que pidió no revelar su identidad. "La verificación, que continúa de acuerdo a parámetros previamente acordados, no debe estancarse."

El presidente de la Unmin, Ian Martin, dijo a la prensa en Katmandú que las demandas de los maoístas iban "más allá de la propia verificación".

Un comité especial del gobierno provisorio recibió instrucciones de investigar la supervisión, integración y recapacitación de los combatientes maoístas.

"Pero la reforma del sector de la seguridad es relevante para el futuro de los que permanecen en los campamentos tras la verificación", dijo Martin.

La Unmin se estableció en enero. A fines del año pasado, el Partido Comunista y los otros siete sectores de la coalición urgieron a la ONU el envío de una misión a Nepal a cargo de controlar armas y combatientes y de apoyar la elección de la asamblea constituyente.

El periodista y analista político Kanak Mani Dixit consideró que los líderes maoístas quedaron en una posición incómoda al descubrirse su campaña de reclutamiento de último momento y que ahora trata de recomponer su imagen.

"Nadie cree que el número real de combatientes supere la mitad de lo que los maoístas aeguran. Lo que le preocupa al Partido Comunista es qué hacer con los recién reclutados para inflar sus números, que tienen expectativas" de integrarse en el ejército regular, dijo Dixit. internacionales, así que habrá dificultades", señaló.

Figuras de la sociedad civil y de la política, así como de la comunidad internacional —principalmente Estados Unidos— manifestaron su preocupación por el impacto negativo de las acciones maoístas en el cumplimiento de los acuerdos ya alcanzados.

El ex embajador de Estados Unidos James F. Moriarty, que abandonó su puesto el 13 de este mes, acusó a los maoístas de no ser sinceros y de representar la principal amenaza a la paz y a la celebración de elecciones para la asamblea constituyente.

El ministro de Paz y Reconstrucción, Ram Chandra Poudel, dijo a IPS que las acciones de los maoístas llegaron al límite de lo tolerable. "Espero que se den cuenta de que su comportamiento y sus actos dañarán el proceso de paz", manifestó.

El gobierno está dispuesto a proporcionar un dinero "de despedida" a quienes no sean aptos para permanecer en los campamentos, además de suministrar un salario a los combatientes en los campamentos.

Para Dixit, "que una fuerza rebelde otrora ilegal esté preocupada por su imagen pública es una señal positiva", pues "los maoístas intentan evolucionar" hacia la constitución de "un partido político".

El Partido Comunista de Nepal se embarcó el año pasado en la actividad política legal. El sector participó, aliado con los otros siete partidos, en las movilizaciones que obligaron al rey Gyanendra a renunciar al poder absoluto, el cual detentaba desde el golpe de Estado de 2005.

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