FINANZAS: El Banco Mundial apunta a Medio Oriente

El norte de África y Medio Oriente se han convertido en las regiones donde más crecieron las inversiones de la Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo del Banco Mundial que se ocupa del sector privado.

El flujo de fondos de la CFI hacia esas regiones superó por primera vez los 1.000 millones de dólares el año pasado, según el Centro de Información para la Banca Multilateral, un grupo de investigación sobre las instituciones públicas que otorgan préstamos internacionales.

El estudio es uno de los pocos que examina el papel de los organismos financieros multilaterales en una región que tradicionalmente llama la atención por su volatilidad política.

Según los datos del Centro, la CFI invirtió en 2006 una suma récord de 1.200 millones de dólares en Medio Oriente y el norte de África, con lo que prácticamente duplicó el monto del año anterior.

"Esto refleja en parte las tendencias globales del financiamiento. El flujo de petrodólares en la región en los últimos años fomentó nuevas inversiones y alimentó la necesidad de los bancos locales de absorber y reciclar su exceso de liquidez", explicaron a IPS dos miembros del Centro, Nikki Reisch y Amy Ekdawi, quienes respondieron consultas a través del correo electrónico.
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La mayoría de las inversiones apuntaron al establecimiento de servicios financieros y del sector de seguros, además de rubros más tradicionales como petróleo, gas y proyectos de infraestructura.

Más de 200 millones de dólares se destinaron durante el último año al sector financiero y de seguros.

Las inversiones de la CFI suelen ser la antesala de mayores flujos de fondos provenientes del sector privado, ya que la institución trabaja para facilitar una mayor participación del mismo en la región.

Para alcanzar este objetivo, la Corporación asesora a los gobiernos en la implementación de reformas económicas "amigables" para los inversores, entre las que se encuentran la privatización de bancos estatales y empresas de servicios públicos como agua y electricidad.

El portafolio de la CFI también se expandió durante los últimos tres años, con inversiones que casi alcanzaron los 150 millones de dólares, o 17 por ciento del total para la región, en compañías de gas y petróleo, mayoritariamente en el norte de África.

En cambio, la CFI no había invertido durante 2002 y 2003 en ningún proyecto vinculado con la industria extractiva en la región.

Egipto, el país árabe más poblado, recibió la mayor parte de los préstamos, 283 millones de dólares, durante los últimos cinco años. A continuación se ubicaron Argelia, Iraq y Omán.

El estudio indica, asimismo, que la CFI está aprovechando las nuevas oportunidades de inversión creadas por una acelerada apertura comercial y el proceso de privatizaciones en la región, dos tendencias frecuentemente "atadas" a programas auspiciados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

"Por ejemplo, la privatización de varias empresas estatales, particularmente en los sectores bancario, eléctrico y de comunicaciones, le han representado a la CFI varias asignaciones de tareas de asesoramiento y proyectos de inversión", indicaron a IPS Reisch y Ekdawi.

La región del norte de África y Medio Oriente incluye, en general, a los países de lengua árabe más Irán e Israel.

"Aunque la región siempre ha recibido sólo una pequeña porción del total de préstamos internacionales, su parte en el financiamiento público global ha crecido considerablemente en los últimos años, tanto en términos relativos como absolutos", según el informe.

Sólo el Banco Mundial, la mayor institución financiera multilateral, incrementó en tres veces sus préstamos a la región durante los últimos cinco años: pasaron de menos de tres por ciento de los nuevos fondos autorizados en 2002 a más de siete por ciento en 2006.

Del total de préstamos de las instituciones financieras multilaterales, incluido el Banco Africano de Desarrollo, casi 25 por ciento fueron destinados a Egipto, que ha implementado un riguroso programa de liberalización económica auspiciado por el Banco Mundial.

También se pronostica un aumento en los fondos para Iraq en los próximos años. El Banco Mundial ya aprobó préstamos de emergencia por alrededor de 400 millones de dólares, mientras que la CFI ha comprometido más de 100 millones en operaciones del sector privado.

El estudio indica que en 2001 el Banco Mundial otorgó a los países de la región 507 millones de dólares, apenas 2,9 por ciento de los préstamos totales de ese año. Pero en 2006 otorgó 1.700 millones. Más de la mitad estuvieron destinados a proyectos en los sectores energético y financiero, tras varios años de colocaciones mínimas en los mismos.

En cambio, los fondos para proyectos en los sectores de agua y servicios sanitarios, salud y agricultura desaparecieron casi por completo, indica el informe.

En los últimos cinco años, Egipto fue el país que más se endeudó con el Banco Mundial, por un total que superó los 1.200 millones de dólares. En segundo lugar se ubicó Irán, que recibió 1.100 millones durante el mismo periodo.

A fines de 2006, Argelia, Egipto, Marruecos y Túnez aparecían como los mayores tomadores de crédito en la región.

El estudio destaca que el Banco Mundial incrementó su participación impulsando las mismas recetas que promueve en el resto de los países en desarrollo.

Esas recetas, indica el informe, están basadas en la implementación de reformas estructurales para facilitar medidas de liberalización, como la eliminación de barreras al comercio para abrir la región a los capitales privados y promover la integración económica.

El estudio cita documentos del Banco Mundial que indican que la desigualdad de ingresos está en aumento en la región a pesar del crecimiento económico y de las inversiones.

Los autores del informe señalan que todavía no se puede emitir un juicio definitivo sobre el impacto de las inversiones extranjeras en la vida de los habitantes de la región. Su efecto sobre la pobreza, la desigualdad, el desempleo y el ambiente "todavía está por verse", advirtieron.

"Las inversiones no son un bien inequívoco, como muchas veces se las presenta, ni tampoco son sinónimo de desarrollo", indicó el informe.

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