Estalactitas, estalagmitas y otras formaciones de la Cueva del Guácharo, en el noreste de Venezuela y la más grande del país, con 10,2 kilómetros de longitud, están amenazadas por aguas fecales, basura que abandonan sus visitantes y ratas que destruyen los nidos de aves. «Es la única cueva venezolana adaptada a visitas turísticas y con una rica biodiversidad que se estudia permanentemente», dijo a Tierramérica el geógrafo Efraín Tapiquén, del Museo La Salle de Historia Natural. «El gobierno debería declararla en emergencia», afirmó.
Monumento Natural, Parque Nacional y candidata a Patrimonio Natural de la Humanidad desde hace 25 años, la cueva es famosa por albergar al ave guácharo (Steatornis caripensis), que anida allí aunque se alimenta de frutos que recoge de noche desde grandes distancias, y por haber sido explorada hace dos siglos por el naturalista alemán Alejandro de Humboldt.