Las olas gigantes que mataron a más de 150 mil personas alrededor del Océano Índico llegaron a Río de Janeiro transformadas en pequeñas ondas, unas 20 horas después del terremoto que las provocó el 26 de diciembre. Apocada por un viaje de más de15 mil kilómetros e imperceptible en mar abierto, el ex tsunami alcanzó 40 centímetros al entrar a la bahía de Guanabara, perdiendo fuerza en su interior, según Paulo Cesar Rosman, profesor de Ingeniería Oceánica de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Medidores de la Marina y otros institutos oceanográficos, además de algunos poblados costeros, registraron «mareas atípicas», con crecidas rápidas por encima del nivel normal, en varios puntos del sur al noreste de Brasil. En el muelle de un club náutico cercano a Río de Janeiro hubo variación de 1,6 metros en 17 minutos. La marea anormal inundó 50 casas de pescadores vecinos.