Activistas de todo el mundo esperan que la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, que comenzó este miércoles en Alemania, logre avances en torno al cambio climático y al alivio de la pobreza, sobre todo para mejorar las condiciones de vida en África.
"Si no se elimina la amenaza que supone el cambio climático, éste acabará con los esfuerzos de asistencia a los pobres", alertó Ciara O'Sullivan, coordinadora de prensa del Llamado Global a la Acción contra la Pobreza (GCAP), coalición internacional que reagrupa a varias organizaciones en más de 100 países.
Los jefes de gobierno del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) están reunidos desde este miércoles y hasta el viernes en el centro turístico alemán de Heiligendamm, sobre el mar Báltico, bajo estrictas medidas de seguridad que mantienen alejados a miles de manifestantes.
El gobierno de la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel espera ciertos logros en el encuentro, como la redacción de un tratado que reemplace al Protocolo de Kyoto, de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992, que expira en 2012.
En el convenio firmado en esa ciudad japonesa en 1997, 35 países industrializados, excluyendo a Australia y Estados Unidos, se comprometieron a reducir sus emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario, al menos 5,2 por ciento para 2012 respecto de los niveles de 1990.
[related_articles]
Alemania propone que las emisiones mundiales se reduzcan aun más, a 50 por ciento para 2050 respecto de las registradas en 1990, y que la eficiencia energética se mejore 20 por ciento para 2020.
Pero parece que la iniciativa no contará con el apoyo de Estados Unidos, el mayor emisor de gases invernadero a la atmósfera.
La mayoría de los científicos sostienen que gases como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso son responsables del recalentamiento planetario que causa el cambio climático.
El presidente estadounidense George W. Bush dio a entender la semana pasada que más de 15 de los grandes países contaminantes están negociando fuera del marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una fórmula para contener sus emisiones a largo plazo, pero no planteó objetivos concretos.
El ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) firmó el Protocolo de Kyoto, pero Bush lo abandonó arguyendo que afectaría la economía de su país, impulsada por los combustibles fósiles.
Bush se ha inclinado por una reducción voluntaria de las emisiones, a pesar de los reclamos internacionales de fijar objetivos obligatorios.
"Pedimos al G-8 un drástico recorte de las emisiones lo antes posible, 30 por ciento para 2020 y 50 por ciento para 2050", dijo Annie Sugrue, coordinadora para África austral de la organización Ciudadanos Unidos por Energía Renovable y Sustentabilidad (Cures), con sede en esta ciudad sudafricana.
Si no se logra hacer frente al cambio climático, las consecuencias serán nefastas para África.
El informe publicado en abril por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), "Cambio climático 2007: Impactos, adaptación y vulnerabilidad" predice que, a causa de ese fenómeno, más de 250 millones de personas en este continente tendrán problemas para acceder al agua potable en 2020.
Además, la producción agrícola también puede reducirse a la mitad en ciertas circunstancias en el mismo periodo.
El IPCC, que funciona en la órbita de la ONU, estudia las causas y el impacto del recalentamiento planetario, así como mecanismos para mitigarlo.
Otros posibles efectos negativos incluyen la elevación del nivel del mar para fines de este siglo, un fenómeno que se cobrará una gran cantidad de víctimas en zonas costeras densamente pobladas.
El primer ministro británico Tony Blair, que deja el cargo el 27 de este mes y participa en su última cumbre del G-8, estuvo en Sudáfrica en el marco de su última gira oficial en este continente.
Blair señaló en un encuentro en la Universidad de Sudáfrica la semana pasada que el cambio climático también podría fomentar la propagación de varias enfermedades.
"Más de 110 millones de personas en África viven en regiones propensas a epidemias de paludismo. Cambios leves en las precipitaciones y en las temperaturas pueden elevar esa cifra en más de 80 millones para fines de este siglo", añadió.
"La decisión de la canciller Merkel de colocar la cuestión del cambio climático en la agenda de la cumbre del G-8 es una oportunidad de brindar un nuevo impulso a la búsqueda de una solución global", declaró Blair.
También señaló que aprovechará la cumbre para urgir a sus contrapartes a cumplir con las promesas de asistencia hechas en Gleneagles, Escocia, en 2005.
En aquella cumbre, los jefes de gobierno acordaron aliviar la deuda aumentando la asistencia a las naciones en desarrollo en 50.000 millones de dólares al año para 2010, de los cuales 25.000 millones serían exclusivamente para África, y en financiar tratamientos para combatir el VIH/sida y generalizar la educación primaria.
En su visita a Sudáfrica, Blair señaló que 15 países africanos se habían beneficiado de unos 38.000 millones de dólares en alivio de su deuda. "Zambia aprovechó para eliminar los honorarios que pagaban los pacientes y ahora decenas de miles de personas puedan atenderse en forma gratuita", señaló.
"También se realizaron avances hacia una disponibilidad universal de fármacos contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y aumentó 10 veces la cantidad de personas bajo tratamiento con antirretrovirales en la región de África subsahariana, ahora son más de un millón, 23 por ciento de los pacientes que lo necesitan. En 2005 pudieron salvarse más de 250.000 vidas", subrayó.
Sin embargo, "los últimos datos de la OCDE revelan que la asistencia a África decayó en 2006", según indicó la organización humanitaria Oxfam Internacional.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con sede en París, reagrupa a 30 países e investiga cómo mejorar la economía mundial.
Alemania anunció la semana pasada que elevaría su asistencia en unos 4.000 millones de dólares entre 2008 y 2011, en tanto que Bush prometió duplicar el gasto para combatir el VIH/sida hasta 30.000 millones de dólares en los próximos cinco años.
Oxfam aplaudió las iniciativas, pero señaló que la medida tomada por Alemania no le permitirá cumplir la promesa hecha en Gleneagles en 2005 de elevar la ayuda en 0,51 por ciento de su producto interno bruto para 2010.
"En base a cifras de la OCDE, Oxfam calculó que el gobierno alemán deberá aportar unos 2.000 millones de dólares al año entre este y 2010 para alcanzar ese objetivo, el doble de lo anunciado", reveló la agencia humanitaria.
Los intereses de las naciones en desarrollo están presentes en la cumbre gracias a la participación de los jefes de gobierno de Brasil, China, India, México y Sudáfrica, los cinco países con economías emergentes (G-5), entre otros países del Sur.