Que los gobiernos y otros donantes del Norte rico comiencen a financiar a la sociedad civil del Sur pobre directamente, sin canalizar el dinero a través de organizaciones no gubernamentales de su hemisferio, podría convertirse en un atajo más frecuente.
Noruega, uno de los principales donantes de asistencia al desarrollo, considera ahora seriamente concretar ese cambio.
Jan-Petter Holtedahl, del Departamento de Sociedad Civil de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo, dijo en la séptima Asamblea Mundial de Civicus, en Glasgow, que ahora estudia volcar "apoyo directo".
Varios estudios del Departamento indican que grandes sumas destinadas a la asistencia son canalizadas a través de organizaciones no gubernamentales del Norte. El ahorro de dinero, y tal vez de tiempo, que supondría un cambio quedaría en evidencia de inmediato.
Importantes agencias como Oxfam y ActionAid habitualmente consideran necesario gastar 15 por ciento de los fondos recaudados en mantenerse a sí mismas, entre otras cosas para recaudar más dinero a destinar a las causas que defienden.
Esquivar a las organizaciones no gubernamentales del Norte reduce ese costo, pero también podría eliminar las posibilidades de recaudar dinero.
El mundo de la recolección de fondos es demasiado complejo como para saber si los donantes darán ese dinero sin una intermediación del Norte, o si la sociedad civil del Sur podrá hallar los medios para convencer a los donantes directamente.
Otros cambios en las modalidades de asistencia son evidentes.
"Queremos una mayor coordinación, con fundaciones 'multidonantes', que potencian la cooperación y la colaboración, aunque esos fondos reflejan una fracción del apoyo total en un país dado. Son, además, un mecanismo para compartir riesgos. Lo malo es que a menudo resulta demasiado lento", dijo Holtedahl.
Pero la creación de fundaciones multidonantes aumenta las posibilidades de que organizaciones de la sociedad civil del Sur puedan acercarse a ellas directamente, traspasando las ecuaciones que las organizaciones no gubernamentales del Norte forman, los gobiernos e instituciones multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial.
"La inclusión implica tener a todos en la mesa de toma de decisiones, y no sólo en Londres o Washington diseñando un proyecto sobre alguien que está en África", dijo Abiola Tilley-Gyado, directora de Desarrollo Internacional de PLAN Internacional, una agencia de promoción de la infancia.
"Alguien que haga una pasantía de un mes en Zimbabwe se vuelve un experto en África que decide qué fondos deberían ir a dónde. Necesitamos averiguar cuáles son los problemas de las personas a través de ellas mismas", explicó.
"No queremos que alguien hable de escasez alimentaria y que llame al Programa Mundial de Alimentos para que envíe trigo a personas que no saben cómo comer trigo", agregó Tilley-Gyado.
Pero todavía persiste la pregunta de quién debería dar los primeros pasos en el Norte rico: si las organizaciones no gubernamentales o los donantes. En el mundo de la sociedad civil, la respuesta a esta pregunta es clave.
"Buena parte de la asistencia financiera del gobierno de un país donante se dirige a las organizaciones no gubernamentales de ese país", señaló a IPS Aruna Rao, presidenta saliente de Civicus.
"En Noruega, el enorme presupuesto oficial dirigido a organizaciones no gubernamentales de desarrollo se dirige a organizaciones no gubernamentales noruegas, que luego trabajan en países del Sur o financian a sus pares del Sur", explicó
"Sería útil crear nuevos mecanismos para que las organizaciones no gubernamentales internacionales, regionales y del Sur accedan al financiamiento de esos gobiernos", opinó.
Pero Sylvia Borren, directora de Oxfam-Novib en Holanda, dijo que podría ser demasiado temprano para eso, porque, según ella, son las organizaciones no gubernamentales del Norte las que recaudan el dinero.
"Me gustaría que en el futuro los países del Sur tengan una elite y una clase media que desarrollen una apropiada recaudación de fondos para causas sociales en sus propios países. Aunque algo de eso está ocurriendo, más por parte de los magnates que de la clase media, aún no llega a la recaudación que hacemos en Holanda, por ejemplo", sostuvo.
"Lo que me preocupa es que los gobiernos del Norte sean capaces de controlar a la sociedad civil del Sur más de lo que pueden controlar a la suya propia", advirtió.
"A veces, esto despolitiza a los movimientos sociales y a las propias organizaciones no gubernamentales. Así que parte de la coordinación 'multifondos' significa que las organizaciones no gubernamentales del Sur están más acostumbradas a brindar servicios que a la estructura activista o a otras tareas de ese tipo", expresó Borren.
"Me preocupa que nosotros, como sociedad civil, seamos puestos, globalmente, uno contra otro, como habitantes del Norte y del Sur. He visto a algunas organizaciones no gubernamentales del Sur tomar fondos de la Unión Europea de este modo, y quedarse por el camino porque la responsabilidad era ardua, complicada y terrible. Y terminaron siendo subcontratistas de la Unión Europea, en vez de ser una sociedad civil buena, fuerte, autónoma y crítica", agregó.
Ahora hay una tendencia a la integración, como ocurre con los fondos multidonantes, dijo Borren.
"Pienso que eso tiene una parte buena, porque el socio no debe tener 17 informes diferentes para escribir. Lo malo puede ser que algunas de las organizaciones más pequeñas de la sociedad civil queden afuera, porque son las organizaciones no gubernamentales más grandes y establecidas las que pueden hacer frente a esa clase de financiamiento", destacó. (FIN/IPS/traen-js-mj/ss/raj/wd eu ip dv md cs/07)