En Argentina se expande de forma vertiginosa una industria con muchas ventajas: no contamina, requiere poca inversión, genera puestos de trabajo calificados y se puede desarrollar en las regiones más empobrecidas. Se trata de la producción de software y servicios informáticos.
La producción, las exportaciones y el empleo crecen desde 2002 en este sector —uno de los más dinámicos de la economía argentina— a grados que están por encima del promedio de crecimiento general. Además, el desarrollo no está concentrado geográficamente, sino repartido en múltiples provincias.
La informática facturaba en 2002 190 millones de dólares, y las exportaciones eran casi irrelevantes. En 2005, la facturación llegó a 1.100 millones de dólares, exportando por 170 millones.
"El gobierno está apoyando fuertemente al sector con un plan estratégico y un régimen de promoción, porque estamos convencidos de que es una industria que puede aspirar a un lugar destacado en el mercado local e internacional", dijo a IPS Fernando Grasso, coordinador de la estrategia en la Secretaría de Industria.
La Cámara Argentina de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi) informa que la actividad vive un "crecimiento multidimensional". Emplea más de 50.000 personas —el doble que las plantas automotrices— y la incorporación de nuevos trabajadores, la mayoría jóvenes, crece a un ritmo de 25 por ciento anual.
Para contribuir a bajar el desempleo, el Ministerio de Trabajo firmó un convenio con esta cámara para capacitar a 700 desempleados y subempleados en esta nueva actividad que involucra el diseño, la producción y la implementación de programas informáticos y servicios para computación en todas las áreas de la economía.
Pero la clave de la sustentabilidad de la industria a largo plazo está en el Plan Estratégico 2004-2014 para el desarrollo de software y servicios informáticos, en cuya elaboración participaron unas 280 personas entre representantes de organismos del Estado, universidades y cámaras empresariales durante nueve meses.
El documento señala que en América Latina no hay aún un país que se destaque por su capacidad en materia informática, como ocurre con Irlanda con respecto de la Unión Europea, o con India, líder en exportaciones hacia Estados Unidos.
"Argentina tiene ventajas claves para aspirar a ese lugar", como la formación de recursos humanos de alta calidad, a los que podría apelar la economía en su actual fase expansiva como una plataforma de aprendizaje para dar luego el salto al mercado regional y global.
Según Grasso, Argentina podría ocupar en la región el lugar de Escocia, que junto con Irlanda, desarrolla servicios informáticos para Europa con énfasis en la calidad, más que en la cantidad. "Es un proyecto que tiene prioridad en la Secretaría y ya pensamos en extender el plazo del plan estratégico más allá de 2014", adelantó.
Para esto se requiere un trabajo coordinado entre el Estado, las empresas del sector y la academia, a fin de generar polos de desarrollo de compañías informáticas. Además, la ley de promoción de la industria del software, que se aprobó y entró en vigor hace pocos meses, permitirá estabilidad fiscal e incentivos tributarios.
El programa también considera que se debe generar un fondo de financiamiento para formación de personal con apoyo del Estado y las empresas.
Además propone que el Estado, como mayor consumidor de software y servicios, debe tener un papel destacado como cliente de productos diseñados y producidos en Argentina.
El impulso a la actividad ya se nota en las provincias. En la capital argentina y en ciudades de la provincia de Buenos Aires, como Tandil y Mar del Plata, ya existen polos de desarrollo informático, y lo mismo ocurre en Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, San Luis y distintas urbes de Santa Fe.
Uno de los polos que despierta más expectativa es el que está surgiendo en la provincia de Jujuy, noroeste de Argentina, y no por la magnitud del proyecto sino porque situarse en plena región crítica argentina, según la calificación del Informe de Desarrollo Humano 2005 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio sostiene que hay nueve provincias en el norte del país que integran esa región crítica por sus elevados índices de pobreza, desnutrición, analfabetismo, desempleo y falta de inversión pública y privada, y aconseja fomentar allí entramados de empresas ("clusters") para encontrar una vía de desarrollo.
Jujuy, con apenas 1,7 por ciento de la población total del país, es una de esas provincias atrasadas. Sin embargo, hay allí un gran número de estudiantes de carreras informáticas para un mercado con posibilidades limitadas. Así surgió Iniciativa Jujuy, una alianza entre la universidad, el gobierno provincial y empresas del sector.
Jorge Griot, gerente de proyectos de Iniciativa Jujuy, explicó a IPS que el programa apunta al desarrollo de capacidad y vocación para los emprendimientos informáticos con miras al mercado. "Queremos producir software para el mundo", dijo Griot desde esta provincia, ubicada 1.800 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.
A través de un concurso anual creado para incentivar el diseño de productos y servicios entre estudiantes y graduados, Iniciativa Jujuy convoca a egresados y estudiantes de la Universidad Nacional de Jujuy, uno de los pilares del programa, y premia la propuesta más innovadora.
"El premio es muy modesto, apenas 3.600 pesos (1.200 dólares) para mejorar el equipamiento, pero es un estímulo", aseguró Griot. Actualmente hay 50 estudiantes trabajando en distintos proyectos y dos empresas que ya se consolidaron como proveedoras al exterior.
Una de las empresas exporta a Chile, otra a Perú y a España, además de tener mercado en Buenos Aires y en otras provincias argentinas. Desarrollan programas de control en el uso de Internet dentro de las organizaciones, de gestión de expedientes, de herramientas de comercio electrónico, de videojuegos y también de sistemas multimedia.
No obstante, los mismos empresarios advierten que no todas las ideas maduran hasta llegar a un producto para el mercado. Otras requieren tiempo para consolidarse, mientras que algunas marchan con eficiencia y emplean a los que aún no se animan a desarrollar un proyecto propio.
"Argentina tiene un potencial muy grande de desarrollo", aseguró Griot, quien también es docente de la Universidad de Jujuy. "Para los gobiernos, esta es una actividad muy propicia porque requiere bajos niveles de inversión, genera mucha mano de obra calificada y deja fuertes ingresos a las provincias", apuntó.