CHINA-JAPÓN: Fantasmas contra la cultura

China y Japón son enemigos históricos que tratan de entibiar diplomáticamente sus vínculos sociales y culturales al influjo de las crecientes inversiones e intercambios comerciales.

Pero el acercamiento se ve muchas veces torpedeado por las diferencias de larga data entre ambos países asiáticos que se reavivan periódicamente, por ambiciones geopolíticas encontradas y una carrera por mayores recursos energéticos.

Por ejemplo, lo realmente sucedido durante la invasión japonesa a China de 1931 a 1945 sigue siendo un asunto de debate candente y las diferencias parecen multiplicarse a medida que se acerca el 70 aniversario de la masacre de Nanjing, en diciembre.

Beijing alega que el ejército imperial japonés mató e hirió a 35 millones de chinos durante la invasión, incluidos los 300.000 muertos durante la "violación de Nanjing" en 1937, pese a que algunos historiadores japoneses cuestionan esas cifras.

Nacionalistas japoneses prosiguen con su plan de realizar un documental con su propia versión de lo sucedido en esa milenaria ciudad.
[related_articles]
Los numerosos problemas de comprensión y conocimiento mutuo de la historia común, como la verdadera historia de la matanza de Nanjing, enmarcan la visita a Japón esta semana del primer ministro chino Wen Jiabao, la primera de un jefe de gobierno de este país desde 2000.

El filme documental titulado "La verdad acerca de Nanjing" insistirá en que no hubo matanza pese a las pruebas presentadas ante los tribunales de crímenes de guerra de Tokio acerca de que soldados japoneses asesinaron al menos 142.000 personas durante la invasión y ocupación de la entonces considerada capital de Taiwán.

Por su parte, las autoridades chinas pretenden contraatacar con su propia película sobre los hechos en base al libro más vendido de Iris Chang, "La violación de Nanjing".

Además, un equipo de directores británicos, canadienses y estadounidenses está trabajando en una película que recreará la masacre.

El documental chino llamado "Nanjing", estrenado en el Festival de Cine de Hong Kong la última semana de marzo, parece alinearse con los reclamos de este país respecto de la verdad histórica.

La película en la que se intercalan 22 entrevistas a sobrevivientes de la masacre relata la historia vista por chinos residentes en el extranjero que trataron de proteger a los habitantes de la ciudad creándoles una "zona de seguridad".

La creciente atención internacional que concita un hecho histórico no muy conocido fuera de Asia ha sido bien visto por académicos chinos.

Además, Beijing trata de utilizar las recientes protestas internacionales contra la negación de Japón a reconocer la coacción de que fueron víctimas miles de mujeres asiáticas, convertidas en esclavas sexuales por el ejército imperial japonés ocupante de países asiáticos en el marco de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), para magnificar sus reclamos de justicia histórica.

"El asunto de las 'mujeres de placer' no es el único aspecto espinoso en la historia de Asia oriental", señaló Zhou Yongsheng, experto en la temática de la Universidad de Relaciones Exteriores de Beijing.

"Hay otras cuestiones entorno a la actitud de Japón respecto de la guerra como el santuario de Yasukuni y, lo que es más importante aún, disputas territoriales sin resolver, nada de lo cual puede entenderse fuera del contexto histórico", añadió.

En Yasukuni, los japoneses rinden honores a sus muertos en combate, entre los que figuran militares acusados de crímenes de guerra en los países vecinos.

Las controversias territoriales pueden discutirse, pero la cuestión de poseer la verdad histórica tiene un costado moral que no puede ignorarse, arguyó Yuan Peng, un analista estadounidense del Instituto de Investigación de Relaciones Internacionales de este país.

"El asunto de las 'mujeres de placer' no es sólo una cuestión histórica sino también humanitaria, negar el hecho va contra los valores humanitarios comúnmente reconocidos".

De hecho, los últimos comentarios del primer ministro japonés Shinzo Abe negando que su país hubiera obligado a miles de mujeres a convertirse en esclavas sexuales en burdeles administrados por el ejército imperial golpearon a la opinión pública mundial.

Los reclamos para que Japón reconozca su responsabilidad en esos hechos se hicieron oír desde Holanda a Australia pasando por Estados Unidos.

La Cámara de Representantes estadounidense estudia una resolución que exige una disculpa inequívoca de Japón a las víctimas, en tanto que un comité parlamentario canadiense presentó una moción para que Tokio además las indemnice.

Beijing ha demostrado un especial interés en sumarse a la controversia entorno a las mujeres esclavas que se generó en Estados Unidos, hoy principal aliado de Japón.

"Ahora que la cuestión de las 'mujeres de placer' adquirió carácter internacional es de esperar que la historia también pase a ser un factor de la política de Washington hacia Japón", consideró Zhang Guoqing, especialista en asuntos de ese país de la Academia China de Ciencias Sociales.

Con toda la atención internacional que concitan los turbios vínculos históricos entre China y Japón, académicos y periodistas se sienten incómodos por su propia falta de comprensión mutua.

Seis décadas después de terminada la guerra, los jóvenes chinos saben muchas cosas acerca de los crímenes cometidos por el invasor japonés, pero casi nada de las relaciones históricas milenarias entre ambos países y de la asistencia económica que brindó Japón a las reformas chinas.

En un intento por achicar la brecha, el canal de televisión estatal chino produjo programas acerca de Japón que pretenden brindar una imagen más equilibrada de ese país en el marco de la visita de tres días de Wen a Tokio, que comenzó el miércoles.

El presentador del programa, Bai Yansong, conocida personalidad de la televisión local, confesó lo difícil que será cambiar la opinión de la gente.

"Creíamos que conocíamos a Japón, pero no es así. En realidad es un país muy extraño", declaró según un diario oficial.

En ese sentido, el especialista Wang Jinsi indicó que los estudios acerca de Japón realizados en China no se comparan con las excelentes investigaciones que hacen los japoneses acerca de la historia antigua y moderna de este país.

Mientras en Japón hay unos cientos de miles de investigadores estudiando cuestiones chinas, en este país hay menos de la mitad de esa cantidad.

La falta de investigadores es sólo un aspecto de la cuestión, sostuvo Wang, miembro de la Asociación de Académicos de China y Japón.

"Las investigaciones sobre China hechas en Japón son muy modernas y están enfocadas en cuestiones prácticas. En cambio las nuestras sobre su país se centras más en aspectos críticos", indicó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe