Asociaciones de la prensa de Afganistán e Italia reclamaron este miércoles al movimiento islamista Talibán la liberación del periodista afgano Ajmal Naqshbandi, secuestrado el 5 de marzo.
Naqshbandi fue capturado en el sur de Afganistán junto con el periodista del diario italiano La Repubblica con quien trabajaba como intérprete, Daniele Mastrogiacomo, liberado el 20 de marzo, y con su chofer, Sayed Agha, degollado el 13 de ese mes.
Los tres habían sido "arrestados por entrar en nuestro territorio sin autorización", informó Talibán, la organización que dominó Afganistán entre 1996 y 2001.
Talibán, que hoy controla la meridional provincia de Helmand, también indicó que los secuestrados eran interrogados bajo la sospecha de ser espías al servicio de las fuerzas militares británicas, empeñadas en una ofensiva contra el movimiento islamista.
Mastrogiacomo fue liberado a cambio de la liberación de cuatro dirigentes talibanes presos en Kabul, pero el comandante talibán mulá Mohammad Dadullah decidió mantener cautivo a Naqshbandi.
Dadullah reclamó luego que el gobierno del presidente Hamid Karzai trate con él la liberación de otros tres talibanes. Dos días atrás dio una semana de plazo antes de matar a su prisionero.
Desde el principio del caso, Dadullah pretende, sobre todo, la liberación del ex portavoz talibán Mohammad Hanif, quien se sospecha que después de su captura, en enero, ha colaborado con el gobierno. Según versiones no confirmadas, Hanif se niega a dejar la cárcel porque Dadullah lo mataría por traidor.
"Los periodistas no podemos ser considerados nunca prisioneros de guerra. Nuestra misión, en cambio, es informar objetivamente sobre el proceso afgano", dice la petición ítalo-afgana, difundida en una conferencia de prensa cubierta por todos los medios de comunicación afganos e internacionales.
La petición está dirigida a Talibán "y en particular al comandante Dadullah, quien retiene a nuestro joven colega" para que lo libere "inmediatamente". Nashqbandi tiene 25 años.
El texto hace suya la recomendación de que "todas las partes involucradas en el conflicto armado deben proteger y respetar la libertad de los periodistas (…) y al mismo tiempo liberar inmediatamente a aquellos en cautiverio", formulada por el reciente "Foro de los Medios de Comunicación y Sociedad Civil de Afganistán", realizado en Kabul el 28 pasado y organizado por el grupo afgano de medios The Killid Group y la agencia internacional de noticias IPS.
La guerra, librada principalmente en el sur, enfrenta a talibanes y otros insurgentes con unos 40.000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en especial de Estados Unidos, y el ejército de Afganistán.
Talibán gobernó este país hasta noviembre de 2001, cuando fue derrocado por fuerzas de Estados Unidos que invadieron en respuesta al ataque del 11 de septiembre de ese año contra Nueva York y Washington, atribuido a la red terrorista Al Qaeda cuyo líder, Osama Bin Laden, vivía en Afganistán.
En la clausura del Foro, el ministro de Relaciones Exteriores de Afganistán, Rangin Spanta, manifestó que él "jamás habría aceptado negociar con Talibán para soltar a terroristas encarcelados".
La liberación de los dirigentes talibanes fue inmediatamente criticada por políticos y parlamentarios locales, y por Estados Unidos, aunque nadie lo hizo mientras la negociación estaba en curso.
El sábado pasado, diputados criticaron al gobierno por su "indiferencia" con que afrontaban la tarea de asegurar la liberación con vida de Naqshbandi.
En lo que se interpreta como una respuesta a la acusación de parcialidad lanzada por el comandante Dadullah contra medios occidentales, la petición expresa: "Nosotros, los periodistas afganos e italianos, permanecemos abiertos y dispuestos a informar desde el terreno sobre el conflicto en curso".
El pedido fue transmitido a Dadullah a través de uno de sus portavoces y será difundido este miércoles y el jueves por todos los medios afganos, italianos e internacionales.
En la conferencia de prensa estaban presentes Lorenzo Cremonesi, del Corriere della Sera, Duilio Giammaria, de la Radio y TV de Italia (RAI), el director de Pajhwok Afghan News, Danish Karokhel, representantes de las dos asociaciones de periodistas de Afganistán, Zia Bomya y Fazel Sancharaki, y uno de los hermanos de Naqshbandi, Munir.
Giammaria exigió también que el gobierno informe sobre Rahmatullah Hanefi, responsable afgano del hospital de la organización italiana Emergency en Lashkargah, cerca de Kandahar, que intermedió en la negociación.
Hanefi fue detenido por el servicio de inteligencia de este país en la madrugada del 20 de marzo, poco después de la liberación de Mastrogiacomo, y desde entonces ni siquiera sus familiares han podido verlo.
La iniciativa se inscribe en el contexto del malestar manifestado en Afganistán por quienes creen que la negociación del gobierno italiano y afgano con Talibán había tenido como único objetivo la liberación del periodista italiano.
"¿Cómo el gobierno afgano y la comunidad internacional pudieron permitir esto?", dijo a IPS Shahir Zahine, presidente del The Killid Group, que edita dos semanarios y tiene dos radios.
"Talibán están perdiendo credibilidad, porque liberaron a un extranjero mientras que mataron a un afgano y amenazan con matar a otro", agregó.
"En los últimos cinco años, Talibán no había tocado a los periodistas. Solo había amenazas. Ahora saben que pueden cambiarnos por dinero o talibanes presos", dijo a IPS Danish Karokhel, director de Pajhwok Afghan News.
"Durante el secuestro hicimos todo lo posible: conferencias de prensa, una carta a los talibanes… Nuestra esperanza era que el gobierno italiano ayudase también al periodista afgano. No era difícil. ¿Por qué aceptaron recuperar sólo uno a cambio de cuatro?", dijo Rahimullah Samander, presidente de una asociación de periodistas.
Ahora se aguarda la reacción del comandante Dadullah a la petición afgano-italiana.