El gobierno de Cuba intenta dar nuevo impulso a la generación de energía eléctrica a partir de la biomasa cañera para autoabastecer la industria azucarera, altamente consumidora, y aumentar paulatinamente su aporte a la red nacional de distribución.
"Cinco toneladas de bagazo equivalen aproximadamente a una tonelada de petróleo. Es una mina lo que tenemos", dijo a IPS Paulino López, jefe del programa de Desarrollo Energético del Ministerio del Azúcar.
A su vez, Bárbara Hernández, jefa del Departamento de Energía de esa rama, acotó que en la explotación de esa "mina" se utiliza actualmente la infraestructura industrial y agrícola disponible, pues los planes para producir electricidad por encima de la satisfacción de las necesidades del sector requieren inversiones aún por concretarse.
"Por ahora nos arreglamos con lo que tenemos", dijo. Los ingenios que se mantienen activos luego de la reestructuración de 2002 aceitaron y pusieron a punto sus instalaciones para la cogeneración de energía, tanto para el proceso industrial como para beneficiar incluso a comunidades aledañas.
Los planes a más largo plazo son disponer de energía sobrante y vender a la red nacional, pero los funcionarios prefirieron no cuantificar el capital necesario en ese empeño.
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Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), el potencial local de producción de electricidad mediante el bagazo y residuos agrícolas cañeros recuperables (rac) podría utilizarse en forma óptima mediante la introducción de calderas de alta presión y temperatura, conectadas a turbo-generadores de extracción-condensación.
Un estudio de Cepal sobre el tema indicó que, con esa tecnología, sería posible alcanzar en 44 centrales seleccionados una capacidad instalada de unos 2.000 megavatos.
Hernández insistió en que los planes encaminados a lograr una mayor eficiencia energética de la industria azucarera se insertan desde 2005 en el programa de desarrollo trazado para todo el país en esa esfera, basado especialmente en el ahorro de electricidad y que prevé un aumento del uso de las fuentes renovables.
Cuba sigue dependiendo fundamentalmente del petróleo para la generación eléctrica. La biomasa cañera es su principal y más antiguo portador limpio de energía, junto a la hidroeléctrica.
En 2005, la participación de la industria azucarera en la producción total de electricidad fue de 4,5 por ciento, confirmó Hernández. Ese aporte se logró con 56 centrales que molieron unos 12 millones de toneladas de caña.
Estudios académicos citados por Hernández prevén que en la actual cosecha azucarera se podría llegar a obtener 36,5 kilovatios/hora por tonelada de caña molida, de acuerdo a las posibilidades de biomasa y eficiencia industrial.
"En 2007 aspiramos a que se autoabastezcan 40 centrales de los 50 que operarán en la zafra (iniciada en enero) y entregar a la red nacional 21,5 por ciento de la energía eléctrica generada por el sector", explicó la funcionaria.
El costo de cada kilovatio es inferior unas cuatro veces al obtenido de combustible fósil, además de que no contamina. Según expertos, la biomasa es una de las fuentes de energía que no hace aumentar el dióxido de carbono en la atmósfera.
Debido al descenso de la producción azucarera en la última década, la participación de esta industria en el total de electricidad generada en el país cayó de 10 a 5,6 por ciento entre 1990 y 2002.
Ese último año, comenzó un proceso de reestructuración del sector con el cierre de 71 fábricas y la reducción de las áreas dedicadas al cultivo de caña de azúcar, bajo el fin declarado de elevar la eficiencia para enfrentar la baja constante de los precios en el mercado internacional.
Las cotizaciones comenzaron a mejorar a fines de 2005, remontaron a 17 centavos de dólar la libra en abril de 2006 y se mantienen en la actualidad sobre los 10 centavos de dólar la libra. Ante el repunte, el gobierno cubano decidió dedicar recursos a la reactivación del sector y aumentar la siembra de caña.
En ese nuevo clima, la empresa mielera Heriberto Duquesne, ubicada en Remedios, provincia de Villa Clara, y a 268 kilómetros de La Habana, echó a andar en 2006 un proyecto para producir alcohol a partir del jugo de la caña de azúcar, mediante la adaptación de tecnología brasileña.
Entre otras ventajas, este sistema, que se espera extender a otras destilerías del país, deja más bagazo para la generación de electricidad y es 40 por ciento menos contaminante que la fabricación de alcohol a partir de las mieles, explicó el ingeniero Eloy Pérez, especialista del grupo diseñador del proyecto.
Se trata de la primera experiencia que se lleva a cabo, como parte del programa cubano de modernizar unas 11 de las 17 destilerías existentes e instalar otras siete nuevas, a fin de elevar la producción alcoholera a entre 300.000 y medio millón de litros de etanol diarios.
Hasta ahora, en Cuba se fabrica alcohol sólo a partir de las mieles finales, que son un subproducto de la producción azucarera, y se usan básicamente en la fabricación de rones. Pero los planes de desarrollo apuntan a la producción de alcohol carburante.
"En esta estrategia de industrialización flexible hay tres producciones principales: azúcar de alta calidad, alcoholes, y energía eléctrica", explicaron a IPS directivos de esa empresa.
La destilería de la Duquesne tiene capacidad para producir 50.000 litros diarios de etanol. "La idea es diversificar, no depender de un solo producto", remató Pérez..
Uno de los orgullos de este complejo agroindustrial es que todo el azúcar que produce se refina en una planta cercana que se autoabastece de la energía eléctrica generada a partir del bagazo y paja de caña.
"Es la única refinería del país que actualmente se autoabastece de energía eléctrica y no consume petróleo", aseguraron sus directivos.
La capacidad de generación eléctrica de este central azucarero es de tres megavatios, que el año próximo se ampliará a 4,5 megavatios. Según los funcionarios, abastece el ingenio, la destilería, la refinería y a una 2.000 personas del batey, como llaman en Cuba al pequeño conjunto residencial de la fábrica azucarera.