INTEGRACIÓN: Asean y Cumbre Sudamericana, principios opuestos

En los últimos dos meses, América del Sur y Asia sudoriental dieron grandes pasos en la creación de sus respectivos bloques regionales. Pero los dos procesos se rigen por principios de signo contrario.

Los diferentes principios de los programas de integración reflejan las diferencias de filosofía política y económica entre las regiones.

A principios de mes, los jefes de gobierno de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) aprobaron en Cebú, Filipinas, un programa hacia la elaboración de una carta que sentará las bases para la Comunidad del bloque, que comenzará a funcionar en 2015.

La Asean está integrada por Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.

Los principios rectores del programa de la Asean revelan un énfasis notoriamente diferente de los que subyacen a la declaración de Cochabamba, firmada el mes pasado en Bolivia para la institucionalización de la Comunidad Sudamericana de Naciones.
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La declaración fue resultado de la II Cumbre de esa Comunidad realizada en diciembre, a la que asistieron ocho presidentes, creada en la ciudad peruana de Cuzco en diciembre de 2004.

Ese bloque regional está integrado por los 12 países de América del Sur.

Lo que diferencia a ambas uniones es que "la Asean, de hecho, se plegó 100 por ciento al neoliberalismo, en tanto que en América Latina, con el crecimiento de líderes y políticas socialdemócratas, hay resistencias y hasta rechazo hacia sus excesos ", señaló el politólogo Johan Saravanamuttu.

Por ahora, esas afirmaciones de intenciones permanecen en el papel y "siempre es aconsejable cierta cautela respecto de las grandes declaraciones en las altas plataformas políticas del mundo", advirtió el politólogo John Hilley desde Glasgow.

"Las aspiraciones y el propósito conductor subyacentes en la Declaración de Cochabamba son signos del ambiente radical de reforma que ahora encuentra voces fervientes en un nuevo continente latinoamericano", añadió Hilley, experto en neoliberalismo y políticas globales.

La Declaración de Cochabamba reclama solidaridad y cooperación para promover la justicia social, la reducción de la pobreza y las desigualdades de ingresos, a la vez que fortalece el multilateralismo en las relaciones internacionales.

Además, defiende la soberanía, el respeto por la integridad territorial y la autodeterminación de los pueblos y promueve a América del Sur como zona de paz.

Democracia, pluralismo y derechos humanos parecen recibir mucho más énfasis en la integración sudamericana que en los planes de unión de la Asean.

La Declaración de Cochabamba prevé una "integración sin dictaduras y respetuosa de los derechos humanos y la dignidad", con equidad de género.

El documento reafirma que los derechos humanos deben ser "universales, interdependientes e indivisibles" a la vez que "debe hacerse un esfuerzo similar por el desarrollo de los derechos civiles y políticos, así como los económicos, sociales y culturales".

En otro orden de cosas, también exhorta a vivir en "armonía con la naturaleza" y menciona la preservación del equilibrio de los ecosistemas, la protección de la diversidad biológica y la valoración de los conocimientos tradicionales.

Por su parte, la "Declaración acerca de la aceleración del establecimiento de una Comunidad de la Asean para 2015", del 13 de enero, no hace una sola referencia a democracia ni a los derechos humanos, con excepción de los derechos de niños y niñas.

En cambio, prevé una "fuerte comunidad basada en una economía regional vibrante, dinámica y estrechamente integrada, una profunda cooperación política y en materia de seguridad y sólidos vínculos socioculturales".

Pero los líderes del bloque asiático aprobaron un informe del Grupo de Eminencias que propuso principios para la carta constitutiva de la comunidad, que recomienda un "compromiso con la democracia, el respeto a los derechos humanos, la libertades fundamentales y el imperio de la ley, incluidas las leyes humanitarias internacionales, como condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región" a incluirse en los principios de la carta propuesta.

Durante años, un grupo de trabajo en derechos humanos trabajó tras bambalinas y mucha gente presionó para que esas preocupaciones se institucionalizaran.

"Pero sigue siendo un grupo informal, porque los líderes de la Asean muestran recelo y cautela ante la inclusión de ese tipo de ideas", señaló Saravanamuttu.

El enfoque conservador de los líderes de la Asean acerca de la integración regional refleja la poca democratización de la región, según el politólogo.

Las naciones de la Asean varían desde estados con sistemas de partido único, democracias a medias, países autoritarios y regímenes militares.

"Con esa diversidad de regímenes políticos, habrá un conservadurismo político en el orden del día", indicó Saravanamuttu.

Pero asuntos transfronterizos muy importantes como la migración, la contaminación del aire y la gripe aviar pueden apresurar las medidas tendientes a una "cooperación funcional" dentro del bloque asiático.

"Eso puede fomentar una integración mayor. Los líderes de la Asean deben meterse de lleno a trabajar sobre esos aspectos", añadió.

Aún así, el foco puesto en la economía y el liberalismo son la piedra angular de los planes de integración de la Asean.

Su visión es de un mercado único con libre circulación de mercancías, ideas y personal calificado junto con esfuerzos de armonización de políticas económicas regionales y el fortalecimiento de la conectividad y los vínculos regionales.

Por su parte, la Declaración de Cochabamba busca una "alternativa para evitar que la globalización profundice las asimetrías, la marginación política, social y económica y sacar ventaja de las oportunidades de desarrollo".

"En contraste con el pragmatismo empresarial de la Asean, el bloque sudamericano es producto de un ímpetu histórico específico que ahora desafía las fallidas ortodoxias neoliberales de Wall Street, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y del Área de Libre Comercio de las América (ALCA)", señaló Hilley.

"Mientras cualquier institución o alineación política puede 'declarar' ideas nobles con intencionalidad social, las reformas bolivarianas ahora evidentes en toda la región (sudamericana) indican una mayor construcción revolucionaria en ciernes", sostuvo.

"A diferencia de la Asean, la unión sudamericana propuesta se constituye como un 'modelo que se opone al hegemónico' de desarrollo económico sustentado en principios sociales reales y estrategias centradas en la población", añadió.

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