Un día, a fines de 1950, cientos de musulmanas de Bosnia-Herzegovina se quitaron al mismo tiempo el velo en las calles de Sarajevo. Con ese acto, marcaban su intención de no volver a cubrirse para salir de sus hogares. Pero todo cambió desde entonces.
El parlamento local dictó en los años 50 una ley que prohibía el uso del velo, "con la aspiración de eliminar la centenaria tradición de oprimir a la población femenina".
Pero en la Sarajevo de hoy, muchas hijas y nietas de estas mismas mujeres volvieron a cubrirse con el hijab, el término persa con que en Bosnia se denomina al velo islámico.
"El hijab es una opción", escribió en un artículo de prensa la profesora Fahira Fejzic Cengic, de la Facultad de Ciencia Política de Sarajevo. "Yo decidí usarlo, plenamente consciente de todas las consecuencias positivas y negativas."
Lucir velo no debería ser un asunto controvertido si la mujer es quien elige hacerlo, opinó Cengic, "pero es un problema en ciertos países donde se las obliga a usarlo".
La profesora universitaria optó por usar la tradicional vestimenta islámica y el velo durante la guerra de secesión de la ex Yugoslavia (1992-1995).
El conflicto entre los musulmanes que constituyen la mitad de la población de Bosnia-Herzegovina, los serbios ortodoxos y los croatas católicos se cobró más de 100.000 vidas, la mayoría de musulmanes de origen eslavo.
Las cicatrices de la guerra son profundas en un país donde los tres grupos viven segregados. Hoy el velo es visible en Sarajevo, 80 por ciento de cuya población es musulmana.
Algunas mujeres consideran que el velo un regreso a la tradición, un asunto de opciones. Quienes se oponen a esta prenda la describen como un vestigio de la guerra.
Los bosnios recibieron en esos dificilísimos tiempos apoyo de países musulmanes que, a cambio, les pidieron que adoptaran la shariá (ley islámica).
Organizaciones humanitarias de países musulmanes ayudaron a las viudas y les demandaron un estricto respeto de las leyes islámicas. La asistencia que las mujeres continúan recibiendo a menudo excede con creces el salario promedio.
Pero no todas las mujeres consideran que se trate de un asunto de opciones. "No lo fue para mí ni para mis dos hijas", dijo a IPS una mujer de 45 años de la central localidad bosnia de Tuzla y que prefirió mantener el anonimato al ser entrevistada.
"A mi esposo lo mataron en Srebrenica en 1995 y yo quedé con cuatro hijos, sin ningún ingreso. La ayuda que recibo nos permite vivir decentemente, pero tengo que respetar las leyes religiosas", manifestó.
"Mis hijas asisten a una escuela religiosa gratuitamente, y mis hijos podrán estudiar sin pagar en Sarajevo o en cualquier gran país musulmán", agregó la mujer.
Ella y sus hijos sobrevivieron a la peor masacre cometida por serbios en Bosnia durante la guerra, cuando mataron a 8.000 hombres y niños musulmanes luego de invadir la oriental localidad de Srebrenica en julio de 1995.
Allí vivían más de 40.000 personas durante la guerra. Hoy quedan menos de 10.000.
Mientras los musulmanes de Bosnia sufrieron la guerra, los habitantes de la Sandzak, un enclave bosnio y musulmán compartido por Serbia y Montenegro, han llevado un estilo de vida más pacífico.
Pero los velos y los largos sacos tradicionales son comunes también en primavera y verano en las calles de la meridional ciudad serbia de Novi Pazar, de unos 52.000 habitantes.
Las costumbres islámicas reviven. Políticos bosnios han propuesto infructuosamente presentar al parlamento leyes de carácter islámico, incluida la admisión de la poligamia. De todos modos, el clérigo musulmán Muharem Zukorlic tomó una segunda esposa.
Aquí el velo a menudo parece una cuestión de opciones. "Me siento más segura después de que decidí cubrirme para mostrar mis creencias religiosas", dijo a IPS Aisa, de 28 años, trabajadora en una empresa estatal. Su decisión sorprendió a muchos.
"Siento que ahora la gente se me acerca con más respeto", agregó.
Sin embargo, muchos en Novi Pazar ven este renacer de la tradición como fruto de la influencia de la vecina Bosnia y de los países islámicos.
"Hicieron pie en los musulmanes eslavos para ubicarse en las puertas de los Balcanes", dijo a IPS el propietario de una fábrica textil local. "Esto puede ser un trampolín para llegar a Occidente."
"Sandzak siempre fue un área conservadora, pero nosotros no éramos fanáticos religiosos. Ahora tenemos wahhabitas (secta musulmana ortodoxa procedente de Arabia Saudita) entre nosotros y muchas personas temen que con ellos vengan muchos problemas", advirtió.