SRI LANKA: Oposición y oficialismo unidos ante diálogo tamil

El gobierno y la oposición política de Sri Lanka alcanzaron un acuerdo tendiente a solucionar la cuestión tamil y que fortalece la postura oficial rumbo a las negociaciones de paz del fin de semana en Ginebra.

El gobierno del presidente Mahinda Rajapakse se prepara para dialogar con los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil desde una posición más sólida, tras el acuerdo alcanzado por su Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP) y el opositor Partido Unido Nacional (UNP).

El memorándum de entendimiento alcanzado el lunes por estos dos partidos, los principales del país, inundó Sri Lanka de optimismo. "Bravo, lo lograron", resumió el periódico Daily Mirror en su edición del martes.

El SLFP y el UNP acordaron un plan de dos años según el cual el partido opositor apoyará al gobierno en cinco áreas clave, entre ellas la negociación de una salida pacífica al histórico problema étnico y mejoramiento de la situación de los derechos humanos.

"El UNP reitera su compromiso de apoyar al gobierno en la búsqueda de un acuerdo negociado al conflicto en curso, al tiempo que manifiesta su oposición al terrorismo en todas sus manifestaciones y su defensa los derechos humanos", establece el memorándum.

"Incluso los Tigres tamiles dijeron una vez que les resulta difícil buscar una solución al asunto porque, sea quien sea que llegue al poder, cambia su agenda. Los Tigres tendrán ahora dificultades para mantenerse en guerra", dijo a IPS Itthapanne Dammaloka, un influyente monje budista.

El acuerdo no pudo haber llegado en un mejor momento para Rajapakse, cuyo SLFP lidera una coalición que incluye a partidos conservadores pro-cingaleses que presionan por una solución militar al conflicto étnico.

Luego de la investidura de Rajapakse en noviembre, Sri Lanka sufrió la peor escalada del conflicto armado en los últimos cinco años. En 2002, el gobierno de entonces y los Tigres firmaron un cese del fuego patrocinado por Noruega, que ahora sólo existe en los papeles.

Más de 550 combatientes murieron desde el 1 de octubre. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calculó que los muertos desde la llegada de Rajapakse al gobierno ascienden a 1.600.

El Ministerio de Defensa admitió la muerte de 664 civiles en ese periodo, mientras que los soldados, insurgentes y activistas a cargo de controlar el mantenimiento de la tregua elevaron la cifra a unos 2.000.

La estrategia de línea dura del gobierno de Rajapakse en el norte y este de la isla, donde se concentran los tamiles, fue respondida por los Tigres con ataques suicidas en el sur del país, zona dominada por la etnia cingalesa.

El peor de esos ataques se registró el día 16 de octubre en Habarana, 120 kilómetros al norte de Colombo, con un saldo de 100 marineros muertos.

La lucha también causó grandes penurias para la población tamil. Organizaciones locales e internacionales dedicadas a la asistencia tratan de brindar ayuda a alrededor de medio millón de personas en el este y el norte.

"Se ha vuelto cada vez más difícil auxiliar a los más vulnerables", dijo en Bruselas el martes Louis Michel, comisario europeo de Desarrollo y Asistencia Humanitaria, tras la entrega de unos 6,3 millones de dólares en ayuda a los afectadas por el conflicto y a quienes se desplazaron al meridional estado indio de Tamil Nadu.

"Pusimos al país en primer lugar. Aunar esfuerzos hará posible eliminar el terrorismo y construir un país en paz donde todos puedan vivir juntos y sin miedo", señaló Rajapakse tras firmar el acuerdo con el UNP.

Sin el apoyo del UNP, el SLFP corre peligro de quedar reducido a una minoría en caso de que se retiren del gobierno el conservador Frente de Liberación Popular (PLF) y el Jathika Hela Urumaya (JHU), partido budista representado en el parlamento por monjes.

Tanto el PLF como el JHU se oponen a la autonomía de las áreas tamiles, lo que fue acordado entre los Tigres y un gobierno anterior encabezado por el UNP. También exigen el desarme de los insurgentes antes de la reanudación del diálogo y acusan a Noruega de conceder demasiado a los Tigres, por lo que pidieron su remoción como mediadora.

Pero Rajapakse también pidió a sus socios de la coalición a mantener su apoyo al gobierno, un escenario improbable si el gobierno opta por negociaciones en torno a triunfos militares.

"Invitamos a todos los otros partidos, incluyendo el PLF y el JHU, a unirse también al gobierno para ayudar a servir mejor al país y solucionar los asuntos clave ante el país y la gente", manifestó.

El PLF rechazó el memorándum de entendimiento por considerarlo contradictorio con los compromisos asumidos por Rajapakse al postularse a la presidencia en 2005.

Según el PLF, Rajapakse, que durante su campaña electoral se presentó como el símbolo de un estado unitario, volvió ahora a la idea de una división federal del poder.

"El acuerdo consolida el camino de la negociación, ventajoso para los Tigres terroristas, y desalienta las medidas limitadas que ahora fueron lanzadas militarmente para vencerlos", dijo el PLF, que lanzó una campaña en toda la isla para protestar contra el memorándum y las conversaciones con los rebeldes.

El JHU también dijo que haría campaña contra el nuevo acuerdo político. Los dos partidos de línea dura ven al memorándum como una señal de que el gobierno está cediendo a la presión internacional.

"También existe la posibilidad de que fuerzas internacionales favorables a los Tigres, como Noruega, interfieran más en nuestros asuntos", expresó el PLF.

El acuerdo entre el SLFP y el UNP fue aplaudido por Estados Unidos, Japón, la Unión Europea, Noruega e India, países donantes que lo consideran el primer paso hacia la construcción de un consenso.

"Los noruegos jugaron un rol extraordinario y estamos haciendo todo lo que podemos como co-presidentes (de un grupo de apoyo conformado por Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Noruega) para colaborar con sus esfuerzos. Pienso que solamente a través de esos esfuerzos vamos a ver la clase de progreso en la política y en las vidas de las personas que realmente puede hacer una diferencia", dijo la semana pasada Richard Boucher, vocero del Departamento de Estado, en Colombo.

El gobierno ya afronta un aluvión de críticas internacionales en torno a sus recientes antecedentes en materia de derechos humanos.

El memorándum señala al asunto como un área donde los dos partidos cooperarán. Funcionarios de la ONU, de Human Rights Watch y de Amnistía Internacional exigieron la instauración en la isla de un organismo internacional de derechos humanos que se dedique a ejercer tareas de control. ***** +SRI LANKA: Crisis humanitaria se profundiza (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38969) (FIN/IPS/traen-js-mj/ap/rdr/ap ip hd/06)

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