Italia está otra vez en medio de una intensa controversia sobre su presencia militar en Afganistán, luego de que el soldado de 31 años Giorgio Langella fue asesinado y otros cinco resultaron heridos cerca de Kabul.
Presuntos combatientes del renaciente movimiento islamista Talibán detonaron el martes una bomba a control remoto cuando un convoy militar italiano realizaba un patrullaje matutino.
Italia mantiene unos 1.700 soldados en ese país de Asia central como parte de la Fuerza de Asistencia para la Seguridad, liderada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La participación de Italia en Afganistán es motivo de constantes disputas dentro de la coalición centroizquierdista gobernante, llamada L'Unione, y la polémica por estas nuevas víctimas podría desestabilizar el delicado equilibrio interno de la administración del primer ministro Romano Prodi.
Algunos insisten en que la política exterior italiana debería dar un giro radical al rumbo marcado por el derechista ex primer ministro Silvio Berlusconi (1994-1995 y 2001-2006), uno de los principales colaboradores en la "guerra contra el terrorismo" encabezada por el presidente estadounidense George W. Bush.
Tras el atentado del martes, es muy probable que entre la opinión pública crezca el rechazo a la misión en Afganistán.
Al hablar ante la televisión italiana, Barbara Langella, la hermana del soldado asesinado, dijo esperar que las tropas italianas "sean retiradas lo antes posible para evitar nuevas tragedias".
Prodi ya marcó una diferencia con su predecesor al retirar las tropas italianas de Iraq —conflicto visto como un emblema del unilateralismo estadounidense—, pero asumió un papel clave en las operaciones que se llevan a cabo en Afganistán y Líbano bajo la dirección de la OTAN y de la Organización de las Naciones Unidas.
Al comentar el atentado del martes, el presidente Giorgio Napolitano subrayó el compromiso de Italia en la misión de paz en Afganistán, así como en la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano.
"El compromiso de nuestro país en las misiones de paz es necesario, y particularmente en Afganistán y Líbano", ya que esos esfuerzos "le dan a la Unión Europea la capacidad de establecer un orden pacífico internacional a escala global", señaló.
A pesar de los llamados a no estimular el debate en momentos de luto nacional por la muerte de Langella, la controversia crece en el gobierno, en el parlamento y en la sociedad italiana en general.
En julio, pacifistas e izquierdistas de la coalición gobernante se opusieron con tanta vehemencia a la decisión de Prodi de mantener la misión en Afganistán que el primer ministro se vio obligado a pedir un voto de confianza en el Senado. Aunque Prodi prevaleció, las heridas políticas no se curaron.
"Italia está experimentando justo lo que predecíamos, porque rápidamente nos estamos involucrando en un escenario de guerra en vez de una misión de paz en Afganistán", sostuvo entonces el ministro de Solidaridad Social, Paolo Ferrero, del Partido de la Refundación Comunista (PRC).
Estas afirmaciones, con las que coincidió Paolo Cento, miembro del Partido Verde, quien sugirió que Roma debía "rápidamente desvincularse de Afganistán", provocaron malestar en la oposición de centroderecha.
Gianni Alemanno, de la Alianza Nacional, dijo en una entrevista radial el martes que las palabras de Cento eran "un insulto" a las Fuerzas Armadas de Italia y eran políticamente "absurdas".
"Si alguien en el gobierno está convencido de que no deberíamos quedarnos en Afganistán, no hay razones para esperar por más bajas", afirmó.
Políticos y ciudadanos en general de centroderecha insisten en que el gobierno de Prodi no fue honesto al describir las misiones de paz en Líbano y Afganistán como "radicalmente diferentes a la de Iraq".
Mientras, los partidos en la coalición gobernante que apoyan las misiones de paz, como la Izquierda Democrática, parecen ignorar los llamados de repliegue. "Nuestros soldados juegan un papel vital en Afganistán", dijo el vicepresidente del Senado, Gavino Angius.
"Un retiro de las tropas de Afganistán es algo simplemente impensable", sostuvo por su parte el viceprimer ministro, Francesco Rutelli.
Pero el Partido Verde, el PRC y el Partido de Comunistas Italianos pidieron una "reconsideración" de la misión italiana.
Según recientes análisis, el Talibán ha vuelto a crecer gracias a la incapacidad del gobierno central afgano de extender su autoridad en todo el territorio. El movimiento ha llegado a realizar varias operaciones en el sur del país y cerca de Kabul.
Italia ya había sido advertida el 8 de este mes sobre el creciente peligro al que se exponían sus unidades militares, cuando cuatro soldados resultaron heridos en un ataque en la provincia de Farah, muy similar al del martes.