R.D.CONGO: Abundancia de minerales, miseria que no cesa

Elites locales y compañías transnacionales embolsan las ganancias que deja la producción de cobre y cobalto en la República Democrática del Congo, en lugar de compartirlas con las comunidades del país y tratar de reducir la pobreza, advierten activistas.

Global Witness, una organización no gubernamental con sede en Londres, realiza campañas para exponer el vínculo entre el saqueo de recursos naturales y el abuso de los derechos humanos En un informe publicado por ese grupo se señala que la provincia de Katanga, al sudeste del país, es una de las regiones más ricas del mundo que produce cobre y cobalto, sin embargo, sigue siendo extremadamente pobre y su población tiene poca o ninguna infraestructura o servicios públicos.

"Las ganancias están forrando los bolsillos de una pequeña pero poderosa elite compuesta por políticos y empresarios, quienes están explotando a la población local y minando las riquezas naturales en su propio beneficio", sostiene el documento redactado en función de investigaciones realizadas en noviembre y diciembre.

El informe de 56 páginas también analiza el papel de los reguladores locales, donantes internacionales y firmas multinacionales. Los funcionarios estatales están actuando en connivencia con las compañías de extracción para eludir las normativas y el pago de impuestos, señalan los autores.

El informe, titulado "Excavando en la Corrupción" y presentado este mes, explica que se extrae informalmente una porción significativa de cobre y cobalto para exportarlos ilegalmente desde las naciones africanas, constituyendo una importante pérdida de ingresos para la economía congoleña y una oportunidad desperdiciada de reducir la pobreza.

Una fuente citada en el documento sostuvo que a fines de 2005, por lo menos tres cuartos de las exportaciones de minerales de Katanga eran ilegales. Las ventas externas de cobre y cobalto registradas el año pasado se estimaron en 390 millones de dólares, por lo tanto, el comercio ilícito asciende a 1.100 millones de dólares.

Si además se tiene en cuenta que la mayoría de la extracción hecha a mano se exporta sin procesar, aun en los casos en que es declarada, la República Democrática del Congo está perdiendo más ingresos de los que podría obtener si los minerales fueran procesados antes de ser exportados.

Global Witness urgió a la comunidad internacional a aprovechar la oportunidad de las elecciones del 30 de este mes para presionar por reformas reales.

"En el periodo previo a las elecciones, los políticos y las compañías han estado luchando por conseguir porciones aun mayores del lucrativo comercio de minerales, con poca o ninguna consideración por el bienestar de la población congoleña", sostuvo el director de Global Witness, Patrick Alley.

"El saqueo de los recursos naturales de la República Democrática del Congo sigue socavando las posibilidades del país de alcanzar paz, estabilidad y desarrollo", añadió.

El apetito mundial por los minerales crece rápidamente.

El cobre es muy requerido por su uso en la generación y transmisión de energía, las telecomunicaciones, la fabricación de cables y, productos eléctricos.

El cobalto se utiliza en superaleaciones para fabricar partes de las turbinas a gas de los motores de los aviones y su demanda sigue creciendo pues se usa en las baterías recargables de los mundialmente populares teléfonos móviles y otros dispositivos.

También se usa para fabricar imanes, pegamento de cubiertas y catalizadores para la industria química y petrolera.

El precio del cobre se cuadriplicó desde 2001, llegando a los 7.603 dólares por tonelada en mayo de este año.

Las naciones occidentales, sedientas de dichos recursos, han visto con preocupación el interés que por esos minerales demostraron las potencias industriales en desarrollo, como China e India. Ambos gigantes asiáticos tienen escasez de dichos recursos en sus territorios.

En 2006, se espera que la producción mundial de cobre aumente seis por ciento y su uso total, cinco por ciento, con lo cual la frontera entre la República Democrática del Congo y Zambia, pasará a jugar un papel importante.

El llamado "cinturón de cobre", que abarca la provincia de Zambia que lleva precisamente ese nombre y la congoleña de Katanga, contiene 34 por ciento de las reservas de cobalto en todo el mundo y 10 por ciento de las de cobre.

Desde 2004, se ha registrado una masiva afluencia de compañías extranjeras hacia Katanga, sobre la frontera entre los dos países.

El estudio revela que las operaciones han quedado arruinadas debido a los precios fijados en las negociaciones de contratos que tuvieron lugar en Kinshasa, donde los políticos se apuraron a aprobar varios contratos gigantescos con compañías multinacionales, dejando una pequeña participación para la compañía minera del Estado, Gécamines.

Un ejemplo de ello es la mina de cobre de Kamoto, el concentrador de Dima-Kamoto y la planta hidrometalúrgica en Luilu, por las cuales Kinross-Forrest firmó un acuerdo con la compañía estatal obteniendo 75 por ciento de las acciones y dejando 25 por ciento para Gécamines.

Los principales accionistas de Kinross-Forrest son, George Forrest International, de Gran Bretaña y la compañía canadiense, Kinross Gold Corporation.

Firmas internacionales han vuelto a ese país motivadas por los altos precios del cobre y del cobalto y por la disminución gradual del conflicto en la República Democrática del Congo, en los últimos dos años.

El establecimiento de un gobierno de transición en 2003 y el advenimiento de las elecciones en 2006, contribuyeron a crear un clima más atractivo para la inversión internacional.

Dentro de esas firmas hay empresas y bancos como la canadiense compañía minera, First Quantum Minerals Ltd. el Rand Merchand Bank, de Johanesburgo, y Adastra, una empresa canadiense con sede en Gran Bretaña.

El informe también analiza los vínculos entre compañías mineras internacionales y organizaciones multilaterales de crédito como el Banco Mundial, participa en la extracción de cobre y cobalto y promueve la inversión extranjera en ese país, a pesar de que lo clasificó, en publicación propia, como el peor del mundo para hacer negocios.

La Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo de inversión del Banco Mundial, financió un estudio de viabilidad realizado por Adastra, que espera establecer un proyecto de cobre y cobalto en Kolwezi.

La CFI ahora tiene una participación de 7,5 por ciento en el proyecto de Adastra, asumido por otra compañía minera canadiense, First Quantum.

El documento pide a las compañías privadas que contribuyan a reformar el sector, declaren todas las exportaciones de minerales, paguen los impuestos correspondientes y se aseguren que se respetan las condiciones laborales de los 150.000 mineros, que se estiman trabajan en el sector, y con los estándares mínimos de seguridad y salubridad, o se nieguen a comprar productos procedentes de dichas minas.

Los mineros de Katanga ganan en promedio unos dos o tres dólares por días. La mayoría trabaja sin la vestimenta de protección adecuada, el equipamiento y la capacitación, y una veintena de trabajadores mueren por año en accidentes evitables, señala el informe.

"Sabemos que el Congo es rico. Y sin embargo, ni siquiera tenemos suficiente comida. Sólo se beneficia una categoría de personas", indicó un minero a Global Witness.

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