COOPERACIÓN: Comunidad lusófona busca concreciones

El sentir común de los gobernantes que representan a los 220 millones de habitantes de habla portuguesa del planeta no deja lugar a dudas: esta comunidad necesita de menos retórica y de más acciones concretas para incrementar la cooperación entre los ocho países que la conforman.

El principal anuncio de la Cumbre de Bissau fue el del compromiso de los gobernantes con los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, aprobados en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que tiene como primera gran meta abatir la pobreza extrema y el hambre en el mundo para 2015.

Al cumplir este lunes sus 10 años de creación formal, la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) reunió en la capital de Guinea-Bissau, al anfitrión general João Bernardo Vieira, con los presidentes José Eduardo dos Santos, de Angola, Pedro Pires, de Cabo Verde, Armando Guebuza, de Mozambique, y Aníbal Cavaco e Silva, de Portugal.

También estuvieron presentes en Bissau los primeros ministros Tomé Vera Cruz, de Santo Tomé y Príncipe, en representación del presidente Fradique de Menezes, y José Sócrates, de Portugal.

En tanto que por Brasil estuvo el ministro de Educación, Fernando Haddad, en representación del presidente Luiz Inácio Lula de Silva, invitado especial a la Cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del planeta que se realiza en Rusia. Por Timor Oriental participó la ministra de Interior, Ana Pessoa, ya que la inestable situación interna impidió el viaje del mandatario José Alexandre Xanana Gusmão.

Para concretar los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, los gobernantes lusófonos se comprometieron a realizar esfuerzos para la movilización de recursos internos e internacionales a fin de ser aplicados en programas para la educación básica, la promoción de la igualdad entre los géneros e la capacitación de las mujeres.

El documento final hace especial hincapié en la atención esmerada a los problemas de salud reproductiva, con vistas a la reducción de la mortalidad infantil, así como al combate a enfermedades endémicas, tales como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la malaria y la tuberculosis. Todos esos aspectos hacen a las metas aprobadas por la ONU.

Los gobernantes reunidos en Bissau elogiaron la iniciativa de Brasil, que instituyó el 5 de noviembre como el Día de la Lengua Portuguesa, así como los varios programas de cooperación que este vasto país sudamericano mantiene con las naciones de idioma común de África y Asia.

En el curso de la cumbre, ingresaron a la CPLP como observadores, dos ex posesiones coloniales de tiempos remotos, las Islas Mauricio, ubicadas en el océano Índico a 1.000 kilómetros de la costa africana y dominadas por los portugueses de 1510 a 1598, y Guinea Ecuatorial, también dependiente de Lisboa entre 1445 y 1777 y luego cedida a España en los Tratados de San Ildefonso y Pardo, de 1778, a cambio de tierras hispanas en el sur de Brasil.

La aceptación de Guinea Ecuatorial, del dictador Teodoro Obiang Ngema, pese a su calidad de observador, fue duramente criticada, al ser sus características diametralmente opuestas a la declaración de principios democráticos de la CPLP, señala un artículo de opinión en la edición de este lunes del diario Público de Lisboa.

Titulando con ironía "Guinea Dictatorial", Público deplora que Obiang Ngema vaya a tener lugar de "observador en el club lusófono", recordando que ese país "es uno de los más corruptos del mundo, liderado por un general que gobierna con mano de hierro, persiguiendo y torturando opositores".

"El país del presidente Teodoro Obiang Ngema, en la costa occidental africana, fronterizo con Gabón, es uno de los pocos Estados criminales, donde la violencia estatal sirve para las estrategias de acumulación de riqueza", es la definición que consta en el Informe 2004 de la organización no gubernamental británica Global Witness.

Otras decisiones consideradas importantes fueron los nombramientos como embajadores de buena voluntad de los ex presidentes José Sarney, de Brasil, Joaquim Chissano, de Mozambique, y Jorge Sampaio, de Portugal, mientras la profesora y lingüista angoleña Amelia Mingas fue investida directora del Instituto Internacional de Lengua Portuguesa, con sede en Cabo Verde.

En sus 10 años de actividad desde su fundación el 17 de julio de 1996, por iniciativa que comenzó en 1993 el ex ministro brasileño de Cultura, José Aparecido de Oliveira y apadrinada por los entonces presidentes portugueses Mario Soares y Jorge Sampaio y el brasileño Itamar Franco, la CPLP ha sido duramente criticada, pero no se llegó a poner en causa su existencia.

"Podemos no estar satisfechos con la totalidad del desempeño de la CPLP, pero nadie está arrepentido, sino muy por el contrario", señala el primer ministro Sócrates en una entrevista divulgada este lunes por Publico.

De los tres objetivos anunciados en 1996, la mediación diplomática para la resolución de conflictos, la proyección de la lengua portuguesa y la cooperación para el desarrollo entre los países, tan sólo el primero ha sido cumplido a cabalidad, destacándose el papel de la CPLP para conseguir evitar la perpetuación de golpes de Estado en Guinea-Bissau (2003), Santo Tomé y Príncipe (2005) y Timor Oriental este año.

Sin embargo, la lengua portuguesa "no ha tenido un tratamiento adecuado en los presupuestos públicos de los Estados, pese a ser el factor de integración de los ocho países que forman la CPLP", lamentó a IPS Aparecido de Oliveira.

Por su parte, el secretario de Estado para la Cooperación (vicecanciller) de Portugal, João Gomes Cravinho, afirmó que "la CPLP va a entrar en un período de mayor madurez", ahora que es necesario que la organización profesionalice la cooperación y refuerce lo multilateral.

En lo concreto, el gobernante propone otorgar poderes reforzados a la Secretaría Ejecutiva en el campo de la cooperación, atribuyéndole "una nueva capacidad de gestión, para así abrir la posibilidad de conseguir recursos financieros de organizaciones internacionales.

Gomes Cravinho propone acabar con el financiamiento exclusivamente interno, porque eso "cierra muchas puertas" e impide convenios con organizaciones tales como la Unión Europea, el Banco Mundial y los bancos Europeo de Inversiones y Africano de Desarrollo.

A modo de balance de una década, el caboverdiano Luís Fonseca, secretario ejecutivo de la CPLP, dijo a IPS que la labor cumplida "es bastante positiva en base a los objetivos anunciados: refuerzo de los lazos humanos y la cooperación entre los Estados", que ya no son campo exclusivo de las cancillerías, "sino también en el ámbito de la justicia, educación, cultura y defensa".

Fonseca apunta que, en 10 años, la CPLP ha unido los esfuerzos de sus miembros, "cuyos resultados más visibles es que ahora tiene voz en la ONU, ha mediado con éxito en crisis, ha conseguido que el portugués fuese adoptado por varios organismos internacionales, ha reunido a las organizaciones empresariales lusófonas y, sobretodo, ha logrado una gran aproximación con la sociedad civil".

El Secretario Ejecutivo rechazó las analogías con la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), que congrega a los antiguos miembros del otrora imperio británico, "donde el liderazgo es claramente de Londres y con la Francofonía, con evidente conducción de Francia".

Al marcar la diferencia, Fonseca enfatizó que "este no es el caso de la CPLP, donde todos los Estados son tratados con igualdad y aquí no es Portugal quien determina el destino de nuestra organización, sino que somos todos los países, en una decisión colectiva". (

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