EXIT, el mayor festival de música moderna de los Balcanes, finalizó este lunes en la fortaleza de Petrovaradin, ubicada en el septentrional pueblo serbio de Novi Sad. Pero no sólo se trató de arte.
El acontecimiento de cuatro días, celebrado en este pueblo situado 80 kilómetros al norte de Belgrado, reunió a más de 150.000 jóvenes de toda la antigua Yugoslavia, pero también de Bulgaria, Hungría, Rumania y otros países europeos.
Más de 200 bandas y solistas nacionales e internacionales actuaron desde 26 escenarios de diverso tamaño. Entre los artistas participantes estuvieron los británicos Morrissey, Billy Idol, The Cult y Pet Shop Boys.
Durante cuatro noches, el público convirtió a la fortaleza del siglo XVII y sus alrededores en una nueva ciudad de buena voluntad. La atmósfera relajada y el interés común en la música hicieron a un lado la pesada carga de traumas de guerra y sangrientos conflictos nacionalistas.
"Yo no les creía a mis amigos, que me decían que existía ese festival y ese estado de ánimo en Serbia", dijo a IPS Marijana Smolovic, de 22 años, procedente de Zagreb, la capital croata. "Era tan escéptica con respecto a cualquier cosa que pudiera juntarnosà Pero todo lo que presencié aquí hizo que cambiara de opinión".
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Como otros visitantes, a Smolovic se le dio un "pasaporte" en vez de una entrada. La idea original de los organizadores del festival fue "la creación del estado de EXIT, el único de la región que no nació de un derramamiento de sangre".
EXIT fue organizado por primera vez en el verano de 2000, cuando Serbia todavía era gobernada por el ya fallecido Slobodan Milosevic (1941-2006).
Milosevic accedió al gobierno en 1989, fue derrocado el 5 de octubre de 2000 y murió el 11 de marzo pasado en una unidad de detención del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, radicado en la ciudad holandesa de La Haya.
Los 10 años de su mandato estuvieron signados por guerras de desintegración de lo que fuera la federación de Yugoslavia, que se cobraron más de 100.000 vidas, mayormente de bosnios musulmanes, croatas y albaneses.
Milosevic dejó un legado de crímenes de guerra, odios étnicos y devastación económica.
Novi Sad, a orillas del río Danubio, fue severamente dañado por los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Serbia en 1999, lanzados para frenar la política represora del régimen de Milosevic contra los albaneses de la meridional provincia de Kosovo, autónoma y que desde 1999 es administrada por la Organización de las Naciones Unidias.
Los tres puentes de Novi Sad, conexión vital entre la septentrional provincia de Vojvodina y el resto de Serbia, fueron destruidos por los ataques de la OTAN. Y sólo últimamente fueron reconstruidos.
"Mucho cambió desde que organizamos EXIT por primera vez", dijo a IPS uno de los responsables del festival, Bojan Boskovic. Igual que sus colegas, perteneció a un grupo juvenil que hizo campaña activa contra el gobierno de Milosevic.
"Pero nuestra misión sigue siendo la misma: utilizar la música como herramienta poderosa para reunir a las personas e iniciar la buena voluntad en la región", agregó.
Un paso en esta dirección es el temporal campamento de tiendas de campaña EXIT, que fue previsto para durar el mismo tiempo que el festival, ubicado a orillas del Danubio, bajo la fortaleza.
En cientos de tiendas de campaña, dispuestas a lo largo de prolijas filas, ondean las banderas de los diferentes países de los cuales proceden los visitantes.
"Y nadie se molesta en preocuparse o discutir por eso", señaló Hajrudin Bajramovic, de 25 años, procedente de Sarajevo. "Entre nosotros no se habla de guerras; éramos niños cuando ocurrieron. Uno debería mirar hacia el futuro, y eso es lo que la mayoría de los jóvenes hacen".
EXIT también es una ocasión para que organizaciones no gubernamentales locales e internacionales movilicen a los jóvenes contra problemas comunes en la región, como el tráfico humano, el abuso de drogas y la intolerancia étnica.
Pero aunque la política no tiene un lugar directo en el festival, el propio acontecimiento tuvo una nota política. El comisario para la ampliación de la Unión Europea (UE), Olli Rehn, asistió a la apertura de EXIT y participó en un debate dedicado a la libertad para viajar, uno de los temas más dolorosos para los países de la ex Yugoslavia.
A diferencia de sus padres, ahora los jóvenes están limitados en los viajes por la introducción de un régimen de visas. Una encuesta mostró que 80 por ciento de las personas consultadas de entre 18 y 25 años nunca habían viajado al exterior. Pero eso puede cambiar pronto.
"La Comisión de la UE presentará una sugerencia para la liberalización del régimen de visas la semana próxima", dijo Rehn. Todas las naciones de creación reciente aspiran a unirse a la UE para 2012.