COOPERACIÓN: Ministro británico interpelado por sociedad civil

El secretario de Estado para Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Hillary Benn, se sometió a una suerte de interpelación en la sexta Asamblea de la Alianza Mundial por la Participación Ciudadana Civicus, este jueves en Glasgow.

La principal interpelante fue la directora ejecutiva de la organización humanitaria Oxfam Novib en Holanda, Sylvia Borren.

¿Cuánto dinero gasta Gran Bretaña en asistir a mujeres y a la infancia, y cómo se aseguran de que esos fondos lleguen a ellos? "Usted no lo sabe, ¿o sí?", preguntó Borren.

No, pero ¿cómo podría saberlo alguien?, fue la contestación de Benn. "Tenemos un problema genuino, que es cómo contabilizar eso", consideró.

Si el gobierno británico gasta dinero en la salud y la educación de Tanzania, ¿cómo debería hacer para establecer cuánto se utiliza en las mujeres y la infancia?, agregó Benn.

El secretario de Estado no tenía esas estadísticas a mano, pero, de todos modos, pocos en este foro de activistas de todo el mundo esperaban que las tuviera. "Cuando se ve que las cosas van en la dirección correcta, sabemos que el dinero va a donde debería."

Y 90 por ciento de la asistencia oficial al desarrollo británica se dirige a países con un ingreso nacional por habitante de menos de 750 dólares anuales, recordó Benn.

¿Y qué puede decit sobre los 45.000 millones de dólares que Gran Bretaña gasta en su programa armamentista nuclear Trident? ¿Es ése un dinero bien gastado?

Se trata de seguridad, replicó Benn. "Los gobiernos necesitan defenderse", sostuvo, y recordó que ese punto estaba incluido en la plataforma electoral de su Partido Laborista antes de la instauración del gobierno.

El intercambio entre Borren y Benn transcurrió en un marco de buenos modales, aunque los conceptos eran provocativos. Benn, de todos modos, se había prestado a eso, porque eligió asistir a la asamblea de Civicus.

En esta conferencia en Glasgow participan representantes de más de 700 organizaciones de la sociedad civil, asociaciones, fundaciones privadas y otros grupos de unos 90 países que integran la red Civicus.

A nadie se le escapó la importancia que asignaba Benn a la sociedad civil mundial con su mera presencia en Glasgow una mañana entera, una atención y respeto que no muchos ministros le brindan en país alguno.

Pero tal vez no le correspondía a él responder la pregunta sobre cómo se distribuía el dinero de la asistencia británica, si tomando en cuenta el género u otros factores.

Son los jefes de gobierno los responsables de asegurar cómo invertir mejor ese dinero. "No queremos tomar esa decisión por ellos", dijo Benn.

La presidenta del Fondo Femenino de Desarrollo Africano, Bisi Adeleye-Fayemi, apoyó a Benn. La activista reclamó encontrar "modos nuevos de hacer las cosas" y "cambiar el manejo de los recursos para que éstos alcancen a quienes más los necesitan".

Y esa tarea no sólo corresponde a los gobiernos.

En una reunión de Civicus denominada "Philanthropy or Foolanthropy?" —juego de palabras en inglés traducible como "¿filantropía o tontotropía?", las preguntas sobre cómo y dónde se invierte mejor el dinero y quién debe tomar esas decisiones fueron las más trascendentes.

Adeleye-Fayemi criticó, sin embargo, a los gobiernos, porque, según ella, mostraban una visión desconectada de la realidad en el terreno. Además, agregó, la inversión en potenciación de las mujeres es una fuerte necesidad.

"Las mujeres no acceden al dinero que les comprometen" los donantes, explicó. "No creo que las mujeres y las niñas obtengan suficiente, y a nadie le importa. La equidad de género sigue siendo una tarea inacabada", afirmó.

El dinero necesario debería eludir las organizaciones no gubernamentales internacionales y dirigirse a asociaciones comunitarias, para establecer un vínculo más dinámico y beneficioso, según Adeleye-Fayemi.

El "dónde" gastar el dinero nunca fue una pregunta que produjera respuestas únicas, y menos en una asamblea con participantes tan diversos, a los que se sumó un ministro de gobierno.

El presidente y jefe ejecutivo de la organización humanitaria World Vision International, dean Hirsch, sostuvo que no se invertía suficiente dinero en los niños, "el futuro del mundo".

Hubo muchas más sugerencias, preguntas, respuestas, afirmaciones y desafíos. Nadie tuvo la última palabra, y nadie quiso tenerla. (

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